~~Hace mucho pero mucho tiempo Durante el gobierno en Colombia de un señor muy viejo pero muy viejo, con larga barba y muy bravo llamado Señor César Gaviria surge mi primer relato -el dijo “que se tenía que adelantar la hora porque si” y eso era lo más grandioso que me podía pasar por que en esos años acababa de entrar a la escuela y en ese lugar me la pasaba jugando, riendo y lo mejor había conocido a la niña más linda de toda la ciudad, de todo el país, que digo, del mundo y sentía que en ese lugar era feliz.

 Mis papás trabajaban todo el día y casi no los veía, me gustaba leer y disfrutaba estando solo, ya me había acostumbrado; claro que ahora ya no estaba tan solo ella me acompañaba, se llama Adriana González era mi nueva compañera de salón y mi compañía desde el primer día de clase; una tarde descubrí que éramos vecinos, por eso pasábamos mucho más tiempo juntos, a los dos nos gustaba leer, comer papas y ver películas.
 Pero pienso que lo que más nos gustaba era estar juntos, sin nadie más alrededor.
 Paso mucho tiempo, en esa época quitaban la luz, porque se estaba acabando, yo creo que era ese mismo hombre bravo que mandaba a todos, eso era genial porque en esos momentos ella le daba miedo y se ceñía a mí.

 Yo no quería que se fuera de mi lado; ahora que tengo dos años más, desde ese entonces, creo que la amaba como a nadie en el mundo porque ella nunca permitió que volviera a sentirme solo y si lo estaba podía pensar en ella y pasaba las horas de lectura sin sobresaltos.

 Quiero contarles lo que un día paso y marco ese momento de mi vida: el lunes 23 de marzo a las 6:05 de la mañana llegue a la puerta del colegio decidido a dar el paso que me haría un campeón o el peor de los perdedores, decirle lo que sentía.
 Allí estaba, hermosa, siempre muy sonriente y con un olor muy rico, me senté a su lado, sentía como si se me quisiera salir el desayuno, o el ataque en mi pecho de uno de los animales que siempre dijo mi abuela que vivía en el estomago. Me dispuse -Adriana quieres ser mi novi…a…- No sé qué paso pero todo el mundo callo en ese momento, mis compañeros con un rítmico movimiento, me miraron y empezaron a burlarse y a gritar en un coro eclesiástico que Adriana y yo éramos novios, sus mejillas pálidas adornadas por pequitas puestas por un poeta, se hicieron del rojo mas fundido que se puede avivar en la naturaleza me beso la mejilla y llorando se fue del salón.

 La profe llego y sin vacilar empezó la clase y creo que viví las dos horas más largas de mi vida, no sabía que había pasado con ella, hasta creo que mis compañeros se olvidaron de la ocasión más limpia más perfecta que les había dado para burlarse de mi, claro que yo no pensaba en eso solo en ella, después de no sé cuánto tiempo, se acabo la tortura, Salí corriendo a la puerta como viendo la luz al final del túnel primero vi la mitad de la cancha luego la puerta principal luego mi vista recorrió todo el patio pero no había nadie; claro que el dolor no tardaría mucho en llegar, de la puerta de coordinación salía ella sentí el deseo de lanzarme, pero me detuvo la silueta de su padre saliendo justo detrás de ella.
 Recorrieron todo el patio central, Adriana caminaba con su cara agachada pero empapada de llanto su papá me envió un saludo y un adiós a la vez, la puerta se cerró atrás de ellos.
 Ay. Quede sin saber que decir, que hacer, con las manos llenas de palabras que solo había construido para ella.

 De regreso a mi casa, evidencie el último golpe, la estaca en el corazón; Adriana y su familia se habían mudado para otra ciudad, se marcho del colegio y de mi vida, su mamá trabajaba con el señor Gaviria, el cual había sido amenazado de muerte, por eso se fueron. O bueno eso dijo doña rosa la dueña de la casa deshabitada.

 No, se que pensar, ¿quién tendrá la culpa? ¿Por qué no tuve la oportunidad? aun que a veces pienso que ella me quería como yo a ella y que todavía piensa en mí, solo que ya el tiempo no era el mismo.
 Nunca la voy a olvidar.