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Difícil pregunta

Estaba sentado frente a mis dos sobrinitas de cinco y seis años, y a mi hermana y su esposo. Ya era la hora de la cena y la empleada de la casa se demoraba en servir... Como no había nada que hacer pensé en algo muy vago y les dije a mis dos sobrinitas:

- Tuti, Belen (así es como se llaman)... Si tu papá y tu mamá se están ahogando ¿a quién salvarías, si tan solo pudieras a uno salvar?

Las dos se miraron entre sí, luego, miraron a sus padres que en media de una sonrisa ocultaban la misma angustia que vivían sus dos hijas. Volteé mi atención hacia los esposos y les pregunté si sus dos hijitas se estuvieran salvando y sólo pudieran salvar a una de ellas... ¿a quién salvarían? Ambos se miraron, y luego, comenzaron a bromear diciendo que mejor no hacían nada y se ponían a verles ahogarse. Mientras las niñas pensaban y pensaban acerca de lo que debían de decir. Logré susurrar a una de ella diciendo: "mi mamá me ayuda en las tareas; mi papá me compra regalitos y me hace reír..."; y la otra: "si le pido a Dios que me ayude, y me pongo a rezar, luego vendrá mi angelito y me ayudará a salvar a los dos, ¡ay, no sé!..."

Llegó la empleada y con la cena servida nos dispusimos a saciar nuestra hambre. No volvimos a tocar el tema y después de conversar de cosas diferentes me despedí de todos y me fui a mi casa. Mientras manejaba pensaba en mi decisión acerca de si estoy frente a la muerte y tan solo podría escoger entre dos seres que amo... En verdad, me sentí egoísta, quizás demasiado pues tan solo pensaba en los peligros que yo podría pasar y en los sentimientos que tendría si salvara a uno de los seres que yo mas amaba. Entonces, me di cuenta que siendo sincero, tan solo haría una cosa... Cerraría los ojos y esperaría que algo dentro de mí me dijera lo que habría que hacer. Posiblemente cuando los abriera los dos seres habrían fallecido, o, salvado, no lo sé, pero al menos frente a la ignorancia habría acudido al lugar en donde se hallan todas las respuestas, y seguro que la sabiduría y la verdad se hubiesen revelado ante a mí...

Llegué a mi casa. Abrí la puerta, prendí las luces y, en medio del silencio, escuché que el teléfono sonaba. Lo dejé sonar y sonar hasta que dejó de sonar... Quién sabe si se tratara de una terrible pregunta...




San Isidro, julio del 2005
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 15345
  • Fecha: 18-07-2005
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 6.18
  • Votos: 45
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3332
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