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Diosia

La dorada hija del bosque va revoloteando, entre las cosas vivas que pueblan la montaña. Va recordando los hechos ocurridos tal día como hoy, hace de ello algunos siglos.

-

-¿Has visto? -Pregunta, Diosia.
-Es un hombre, un ser de otro mundo.
-Magnifico ejemplar -comenta, Diosia, extasiada-, ¿hay más?
-Muchos. Este es de los más peligrosos.
-¡Por?
-Caza mariposas. Mira los úriles que porta en el zurrón.
-No digas tonterías ¿para qué iba hacer tal cosa?
-No lo sé, anda arañando la corteza de los árboles; escarbando bajo sus troncos y arrancando setas, que son la sabia de la tierra. No me gusta ni un poco.
-Vamos, le observaremos de cerca.

Tanto se aproxima, Diosia, que queda para siempre impregnada del aliento del hombre. El corazón del humano, tiene un sonido distintoal mundo conocido por la hija de Herta. Observa, Diosia, no sin extrañeza, como ni un ave queda lejos de su nidos; ni un reptil del cubil; mientras el Jabalí Mayor ha cubierto de ramazones secos y espinosos la entrada a su madriguera. Hasta la Fuente del Ruiseñor que abastece la gruta de la Salamandra, ha camuflado el discurrir armonioso de sus aguas.

-¿Por qué tanto miedo..., es un hermoso ser? -Dice, la joven a quien quiere escucharla.
-Querida, amiga -le reponde Gema-, su belleza nada tiene que ver con sus bajos instintos...
-Ya será para menos..., mira se queja de sed.
-¡Que se muera!
-¡Fuente , te ordeno que hagas visible tu manantial! ¡Y, tú Gema, alegra sus apacibles ojos!
-No -susurra, Gema.
-¡Obedece!
-Está bien -contesta, la mariposa muy asustada.

El hombre, mira hacia la Fuente sorprendido, se inclinasobre el arroyo y clama la sed. Parece preguntarse: "¡Cómo no lo viera antes!". Queda estático ante la maravillosa Gema, que revolotea a su alrededor, hasta ir ha posarse sobre una rama del Gran Avellano a la altura de los ojos del hombre, que después de observarla como en distraimiento de los sentidos, de forma y manera inesperada la clava, con un afiler de cabeza negra, a la ramita.. Ella entrega su corazón al viento y antes de despojarse del polvo dorado de sus alas, suplica a herta:

-¡Madre Tierra, mis alas para Diosia!

Allí el hombre sólo halló un gusano muerto, y creyendo se tratara de una ilusión de los sentidos provocado por el cansancio, no le da mayor importancia, y durmios con ronquidos de trueno, junto a las temblorosas aguas.

Diosia, le contempla mienytras lágrimas de fuego queman sus pupilas. Una zorra color cinabrio llamada Lisa, se hacerca a Diosia con paso mensurado, con malos modos y peores modales,la dice:

-Ruda, puede facilitar un remedio, si es que lo hay, para gema.Es muy amiga de Mndrágora y esta de la Bruja Mala Sombra que vive en el Pantano de la Muerte; es sabido que Ruda hace llamar a Mandr{agora y esta a la bruja, cuando el bosque tiene problemas. Lo hago por Gema, que tu pareces una loca de la vida.
Asiente, Diosia, en pura aprehensión mental.

Una vez cerca de la frondosa Ruda, Lisa le habla a cierta distancia, porque el perfume agrio de la planta molesta el olfato de las zorras. Después de contarle la desgracia de Gema, le pide consejo.

-A las faldas de la montaña. cerca del pozo del Tío Antón, mendra Mandrágora, vez y consulta con ella -contesta la planta, muy molesta con la descortesía de la zorra.
-Señora Ruda -se disculpa muy amable, Lisa-, perdona que te hable desde tan lejos, tu fragancia es tan..., tan especial que atolondra mi olfato ¡Qué se comentaría en el bosque si perdiera la ruta a mi madriguera!
Ruda que es más sabia que la zorra, por bruja y por vieja, toma a bien las enmarañadas disculpas. Después de unos segundos empleados en contemplar a la hija de Herta, que medio se oculta tras un avellano, pregunta curiosa:
-¿Quién tuvo alas de seda y no fuera hada?
-La alas son de gema -contesta, la zorra.
-Bien Lisa, es impensable que tu joven amiguita baje al valle. Tendrás que ir tú. Toma -le entrega un ramito hecho con sus hojas, entre risas contenidas-, te harán servicio. Esperarás en el huerto del Tío Antón a que él te acompañe junto al pozo. No lo encontrarías por ti sola.

No ha mucho tardar, la zorra, llega al valle. El huerto del Tío Antón, rebosa de frutos dorados y sus corrales de sabrosas gallinas. Para distraer el tiempo, y el hambre, la zorra corre entre las aves alborotando el corrar.
Un tejón, queda tan pasmado al ver a una zorra con un ramo de ruda entre los diente y jugueteando con las gallinas, que a punto nom está de morir atropellado entre las patas de una mula. No ocurre la desgracia, porque el campesino que conduce a "Parva" le detine el trote con sabia mano. Evitado el atropello, se queda mirando con extremosa curiosidad a la zorra, y dice en voz alta:
-Hermoso color tienes para adorno de damas, y sabrosa ha de ser tu carne, ya que ni de gallinas de corra te alimentas.
-Viejo -contesta, la zorra-, mejor haría en cuidar tu vista, ¿no ves que me alimento de ruda? soy veneno en estado puro.

Tal es la sorpres de: campesino, tejón y mula, ante la zorra habladora en palabra humanba, que se quedan en pasmo de los sentidos, sin saber que hacer o decir. Lisa aprovecha el momento, para preguntar por Mandrágora.

-A las puertas de mi casa, junto al pozo, a unos kilómetros... Pero, no te dejaré con vida si antes no m cuentas tu historía de zorra medio humana, que anda entre mis gallinas como amiga de juegos. Yo querida zorra, creo en lo que veo -contesta el Tío Antón, ya pasado el asombro.

Después de relatar una part de lo sabido, porque el hombre le apunta con el cañón de su escopeta, le suplica la deje subir a la mula.
El tío Antón no muy conforme con lo escuchado, tuerce el gesto, pero, interesado en los poderos curativos de la ruda, planta muy escasa por estos lares, le pide una poca a cambio de llevarla, con bien junto a Mandrágora la planta andariega, ella te llevará junto a Mala Sombra.
-Tuya es la mitada -concede juiciosa.
-Sube a la grupa.
-Yo también voy -se apunta el tejón
-El curioso tiene la vida corta -replica la zorra-,¡tejón a tus asuntos!

El tejón mira al hombre y a la planta, más que curioso; embobado, porque el tejón es un avanzado estudioso de parapsicología, y nunca se le diera un caso igual. Piensa: "¡Todo en honor a la Ciencia, no sacrificio valdío! No pienso perderme, los acontecimientos que han de acontecer, por el hecho extraordinario que hace caminar a una planta; hablar con acebto de hombre a una zorra, y a un hombre y a una bruja intervenir en el asunto". Y les sigue a salto de mata

Junto al pozo del tío Antón:
-Mandrágora -está diciendo Lisa-, el camino al Pantano es pedregoso, te llevaré sobre mi lomo. Si nos apresuramos, quizá lleguemos antes del amanecer.

An el limen del Pantano de la Muerte les espera Diosia, en grupo se dirigen a la cabaña de la bruja. Se abrazan las dos amigas. Diosia y Lisa, esperan discretamente, a prudente distancia las observa el tejón.

-Diosia, la hija pequeña de Herta -presenta Lisa, cuando ve que las dos brujas han cumplimentado abrazos, encomienda y recuerdos-, Mala Sombra, la mujer sabia del Pantano.

Ni siquiera mira, la bruja humana a la joven. Dice a la zorra:
-Dame la ruda, y tu querida Mandrágora, unas cuantas hojas. Además necesito una gota de sangre del hombre; un pelo de su barba; un dedal de de miel de la Reina de las Abejas; tela de la Viuda Negra y resina del roble Malhumorado. ¡Ah! no olvideis el cuerpo de gema. Ahora esperareis a que prepare un brebaje, por si la Viuda Negra no quiere cooperar.

-

Un mosquito trompetero se aviene a extraer la sangre al durmiente. El pelo de la barba, tampoco es problema, Diosia, sin muchos miramientos se lo arranca de un tirón. El Roble Malhumorado está de acuerdo y la Reina de las Abejas tantién. Un pájaro ca´pintero, desclava con delicadza a la mariposa. Pero, y siempre los hay, la Viuda Negra no está dispuesta a destrozar sus redes, presisamente confeccionadas para cazar mariposas entre otrosd insectos.

-¡No! -Contesta sulfurada ante los cansinos requerimientos de Diosia.

Entendiendo que es imposible pactar con la araña, Diosia, la empapa con el potingue de la bruja. Suerte habrá si la paraliza por unos minutos. Deslía con sumo cuidado unas cuantas vueltas de la tupida malla y hace con ella un pequeño obillo que entrega junto al "Todo" a Lisa que ya va a todo corre hasta la cabaña de la bruja.

-¡Tejón! -llama, Diosia-, ven que te llevo observando todo el tiempo.
-Me llamo Quio, y no pienses que os espio, es puro acto reflejo del conocer...
-Bien, Quio, cuida a la Viudad Negra, mientras se recupera... ¡la experiencia, así en directo, es la madre de la ciencia -se rie con ganas-, no me dirás que tienes miedo.
-Terror.
Sin hacer caso a los temblores del tejón, añade:
-Procura que no se desperdifuen las crías, entendido
-¡Las arañitas...! Son tan peligrosas como su mamá.
-Cuídalas con esmero, estudiante, que a mí me encanta la sopa de tejón.

Más el Destino, caprichoso, tiene previsto otro desenlace.
Diosia, en espera del regreso de Lisa, recuesta su cabeza sobre el pecho del hombre para escuchar de nuevo el latir armonioso de su corazón. La luz del bosque, es sombra que alarga las espesas pestañas y recorta l firme metón del hombre. Sin voluntad, Diosia, pierde la libertad de los sentidos, atrapada en el placer imaginado de la carne. Enamorada sin rmisión, toma una decisión que dejs sin respiro al Mundo de la Mágia.

-¡Madre! -grita Diosia-, quiero qudarme con él.
-La decadencia, del hombre, no habla de la divina gracia... -aconseja el estudiosotejón, sin perder de vista a sus pupilas-, serás su victima.
-¡Madre! -Diosia está desesperada por el nuevo sentimiento, y no atiende a razones- ¡Quiero al hombre!
-De los profundos dominios de la tierra brota la voz de Herta, carente de ternura, con el acento de hojas secas arrastradas por la lluvia.
-Nacerás en un nuevo mundo, atada a las fatigas de su especie. Sin la belleza etérea que anima tu cuerpo.
-¡Gracias por escucharme, madre! ¡Nada me importa, sólo su amor!

La transformación es cosa de segundos, Diosia ya no tiene el rostro de azucena y su llanto no son perlas con luz de estrella.
Sobresaltado ante la inesperada compañía, el hombre la mira con la impronta de quien se despierta de una psadilla.

-¿Qué haces... desnuda... estamos en enero? ¡Valiente loca!
-Soy Diosia, la hija de la tierra...
-Y yo el rey Arturo..., ni en pleno bosque se puede estar tranquilo ¡largo!
-Mataste una mariposa... a Gema... y... yo...
-Estás como una chota, muchacha -contesta, el hombre, incorporándose de un salto-, mejor será que te largues con viento fresco. Tengo cientos de mariposas mejor que esa, además sin alas no me interesa. ¡Pudes quedartela!
-¡Te deseo! -Diosia, no comprende el furor del amado.
-¡Fuera de mis vista!
-Esá escrito... -casi solloza.

El hombre retrocede en vrdad asustado. Diosia le ve correr ladera abajo con más miedo que vergúenza.
-¡Loca! -le trae el viento las palabras del hombre.

Repite el eco:"Locaaaaaaaaa"
Lisa escondida tras una mata de tomillo no sabe que hacer con el remedio traido del Pantano de la Muerte. El olor, la forma y figura de la nueva Diosia le trastoca de tal manera, que olvidando la encomienda, se da en correr con más ganas y bríos que el hombre.

Mientras tanto la Viuda Ngra, vuelta en sí, busca primero a sus hijitas, en viendo el buen hacer del tejón le da las gracias con sentido tono y ánimos en sus estudios. pasando a reponer su telaraña. Mira de reojo a Diosia, la desatrosa visión de la joven, que más parece una urraca en tiempos de desplume, le hace pensar si aun no le durará los efectos del brebaje. Como el llanto de la joven ya está formando ríos salados, peligros para su habitas, se le hacerca conciliadora. Aunque carente de miles porque carece de todas le pregunta:
-¿Qué te ha pasado?
- Es el mío, ahora , un corazón humano y lo siento sombrío de soledad, dolorido.
-¡Y,las alas de Gema?
-Las he perdido.
-No medigs que todos los trabajo para recuperar a Gema...
-Baldios...
-¿Por? -La Viuda Negra no sale de su asombro.
-Por amor a un hombre -llora, más desconsoladamente si cabe.
-¡Por Siete Escarabajos! -Clama la Viuda, que es supersticiosa-, no sobrevirá de esa guisa en el bosque.

Después de unos segundos de intenso pensar, la Viuda Negra pregunta:
-¿Te importa mucho ese cuerpo apestoso?
-Ya para nada -contesta, Diosia, sobresaltada de su propia tristura.
- Entonces no padezcas más, puedo devolverte a tu anterior ser. Recuperarás parte de tus poderes, serás invisible al ojo de los humanos. Suplicaré a tu madre para que te dvuelcva las alas de Gema. Serás desde ahora mismo la Hada de los Bosques...
-Cómo conseguirlo.
-Con la muerte, Diosia, con la muerte

-
Este cuento continua en "Diosia en jardín del señor Vicario" seguido del "Anillo Mágico"

-
Co el permiso de buscacuentos, los insertaré en estas páginas. Gracias.
Datos del Cuento
  • Categoría: Tradicionales
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