Son las cinco de la mañana y don Panchito esta despierto desde hace buen rato, absorto en sus pensamientos, contempla en la penumbra de su recamara algo en una de las vigas del techo.
De pronto se exalta regresa de ese lugar donde no sé esta en ninguna parte y sé esta en todas a la ves, baja de la cama e empieza a quejarse de sus dolidos huesos, camina a la cocina con lentitud como que su cuerpo no quiere responder a sus deseos de avanzar va a la cocina donde lo espera al fogón en la chimenea para atizar la lumbre preparar su café y prender su cigarro sin filtro la cocina poco a poco se llena de olor a leña y se sienta en la silla de junto a la ventana.
Empieza a pensar que la casa casi no ha cambiado desde aquel lejano día que su difunta esposa que en paz descanse se fue en ese viaje del cual nunca se regresa, el jardín tan bonito que tenia casi desapareció solo aquellas plantas que resisten mucho se han negado a morir, la casa perdió su limpieza de antaño ahora todo esta cubierto por el polvo y huele a olvido y el cada día mas encorvado y cansado por tanto llevar a cuestas su monótona existencia.
Se levanta sirve un poco mas de café enciende otro cigarro tose varias veces y vuelve a su silla sin dejar de toser, el Doctor le ha dicho que deje el cigarro y el café porque le hacen daño pero él dice que para los pocos días que le quedan.
Don Panchito nuevamente esta inmerso en sus pensamientos trata de recordar cuantos colores lleva de pintada la casa en eso esta cuando de pronto cierra los ojos, se quedo dormido