Es de madrugada y Don panchito. Todavía no ha podido dormir nada él dice que es por el calor que ha estado insufrible toda la noche y no corre nadita de viento dentro de un rato va a ser hora de levantarse parece que poco a poco esta quedándose dormido, lo cierto es que al rato cuando amanezca va a visitar a su difuntita esposa que Dios la tenga en su Santa Gloria hoy es día dos de noviembre y como lo ha venido haciendo desde que falleció siempre la visita en el panteón el día de su cumpleaños, el aniversario de boda y el día de los fieles difuntitos y siempre no puede dormir la noche anterior a la visita.
Cierre los ojos y dormita un rato con un sueño tan intranquilo que despierta al poco rato exaltado, decide mejor levantarse porque ya no aguanta las ganas de miar enciende un cigarro y prepara el café, café en mano camina lentamente a la silla de la orilla de la ventana para no ver nada porque todavía no amanece.
Da una fumada al cigarro y expulsa el humo lentamente y sus ojos se cubren de llanto al recordar el velorio de su difuntita como hubo de gente todo el pueblo y sus familiares de la ciudad estuvieron no falto nadie y el padre dio un sermón tan bonito que más de uno de los presentes lloro de tan bonito que hablo y el panteón lleno de coronas que casi era imposible ver la tumba.
Los nueve rosarios fueron tan bonitos, lo bueno es que mija se quedo aquí todos los días y les dio de cenar a los asistentes; lo malo vino después cuando todos se fueron y me quede solo en la casa tan grande ahora que estoy yo solo.
Termino el café y encendió otro cigarro fumo lentamente cero los ojos para recordar a su difuntita y entre el humo y los recuerdos se quedo dormido