Es casi de noche y Don Panchito se esta tomando el ultimo café del día antes de acostarse a dormir, ya termino de cenar y se sentó en la silla de junto a la ventana y con la calma del mundo saco su cigarro sin filtro lo encendió y con la mirada perdida en la calle fumo lentamente con movimientos mecánicos casi sin darse cuenta y así como el humo sale de su boca así los recuerdos salen de su mente.
Recordó los difíciles días de su niñez cuando al no haber mucho trabajo en el campo los meces invernales tenia que ayudar a su padre y hermanos en el campo a cortar las ramas de los arbustos y apilarlas para hacer el carbón trabajo arduo que duraba varios días desde cortar las ramas, apilarlas en forma de volcán, prender la lumbre, cubrirlo todo con leña y estar al tanto día y noche para que la tierra no se desplome y la lumbre queme toda la leña haciendo cenizas y no carbón echando a perder todo el trabajo, luego apagar la lumbre y esperar a que se enfríe para meterlo en costales, subirlos a la carreta y llevarlos a vender a la ciudad por caminos no siempre buenos y que no llueva porque se tornan prácticamente intransitables, vender el carbón al mejor precio que puedas porque luego los compradores regatean el precio como si no costara mucho trabajo hacer el carbón, comprar los encargos y regresar a casa donde mama siempre nos esperaba con una comida caliente y sabrosa.
Don Panchito se vio haciendo esta labor desde que era un niño hasta que prácticamente fue joven y pudo hacer otros trabajos que le dejaran mas dinero con menos esfuerzo, por su mente pasaron las diferentes etapas de su vida y se fue recreando en los recuerdos alegres y amargos transcurridos a lo largo de los no pocos años vividos.
Sus labios dibujaron una sonrisa, tomo el ultimo trago del café ya frío y cigarro en la boca se dirigió a la cama para seguir soñando con esos momentos gratos de los años añorados hoy que las fuerzas y las piernas le fallan muy a menudo.....................