En el bosque existía una linda oruga,
qué le gustaba cantar todo lo qué hacía.
En busca de su comida cantaba su recorrido siempre igual:
subía hacia el árbol, bajaba del árbol, pasaba por un hueco y contaba 1... 2... 3...
subía hacia el árbol, bajaba del árbol, pasaba por un hueco y contaba 1... 2... 3...
No falto aquella hormiguita qué le gustaba curiosear,
para ver por donde andaba la señora oruga por buscar,
y con tan lindas canciones,
muchos otros insectos venían a observar,
quien modulaba el bosque con tan lindo parlotear.
La oruga empezó con su caminata particular:
subía hacia el árbol, bajaba del árbol, pasaba por un hueco y contaba 1... 2... 3...
subía hacia el árbol, bajaba del árbol, pasaba por un hueco y contaba 1... 2... 3...
la hormiga asomaba sus antenas,
para ver qué es lo qué hacía nuestra amiga,
y se dio cuenta qué después de qué la oruga dio varios viajes,
no volvió a bajar,
porque de pupa se iba a quedar.
La hormiguita no sabia como volver a su hormiguero,
siempre qué la oruga cantaba,
ella sin vacilar lo encontraba.
Como iba a hacer ahora si su amiga no bajaba,
esperó un día y no la escuchaba,
espero dos días a ver si cantaba,
pero no fue así,
entonces recordó,
la canción de su lindo caminar:
subía hacia el árbol, bajaba del árbol, pasaba por un hueco y contaba 1... 2... 3...
subía hacia el árbol, bajaba del árbol, pasaba por un hueco y contaba 1... 2... 3...
La hormiguita decide volver por su cuenta,
siguiendo lo que dice la letra,
y se sorprende, al ver de repente,
qué cantando lo qué cuenta,
llego de nuevo a su casa.
Pero la hormiga se quedo muy triste,
al saber qué la oruga no volvía,
entonces decide tiempo después,
ir en busca de ella.
Con su hermosa canción,
llega al árbol en cuestión,
subió hacia el árbol, bajó del árbol, pasó por el hueco y contó 1... 2... 3...
subió hacia el árbol, bajó del árbol, pasó por el hueco y contó 1... 2... 3...
pero se da cuenta qué ya,
su amiga oruga no está.
Solo ve un lindo casco,
con un hueco de un lado,
como si alguien hubiera salido,
de su interior arrugado.
La hormiga mira por todos lados,
buscando a alguien qué le dijera,
donde estaba su amiga la oruga,
responde el coquito:
a lo mejor cantando música ligera.
Entre ramas, hojas y flores,
surge una hermosa doncella,
que entre sus diferentes dones,
tenía dos alas de colores.
La mariposa saluda,
al saber que era la hormiga,
que después de tanto curiosear,
siempre la vino a buscar.
La pequeña oruga creció,
de pupa a mariposa se convirtió,
cuantos quisiéramos soñar,
con un cambio singular,
que de tanto arrastrarnos,
llegar algún día a volar.
Excelente cuento, que navega entre lo curioso lo y didáctico asi como entre lo real y los sueños. Por cierto muy buena moraleja que nos invita a luchar por cada detalle de la vida. FELICITACIONES... Alejandro J. Diaz Valero