Llega el otoño, los días se van haciendo más cortos, las hojas de los árboles empiezan a caerse, las calles de Kinbowis se hacen solitarias y otro nuevo curso empieza en el colegio.
Nano llegó tarde el primer día al colegio y no sabía cual era su clase, entonces tuvo que preguntar a un conserje para saber donde estaba. Al cabo de unos minutos la encontró, llamó a la puerta y pidió permiso a la profesora para entrar. Cuando pasó se tuvo que presentar igual que hicieron sus compañeros y después se sentó en la única mesa que había en la última fila de atrás, al lado de la ventana.
Dña. Vera la tutora de este curso se presentó igualmente y dio una ligera charla sobre como iba a ser el curso y de las excursiones que se iban a realizarse durante el año.
Una vez terminada la charla, les dijo que ya podían irse, entonces Nano se fue para su casa. Cuando llegó, su madre Mari le encontró muy preocupado. Después de comer Mari fue a hablar con Nano y éste le dijo que se encontraba raro porque no conocía a nadie de la clase y Mari le dijo que era normal cuando uno es nuevo en un colegio, pero con el tiempo te iras acostumbrando y harás nuevos amigos y por eso no estés triste.
Al día siguiente empezaron las clases oficiales.
Cuando Nano llegó al colegio se fue para su clase y se sentó en le mismo sitio del pasado día.
Iban pasando las horas y cada vez Nano se aburría más porque no tenía con quien hablar y encima estaba sentado solo como si estuviera ignorado. Cuando llegó la hora del recreo todos salieron al patio menos Nano y tres compañeros más. Éstos se llamaban Jony, Tomy y Lidia.
Jony y Tomy abrieron el armario donde estaban guardados todos los juegos, entonces empezaron a rebuscar hasta que encontraron uno que estuviera bien. Mientras éstos se entretenían, Lidia se levantó de la silla y se acercó a Nano y le preguntó que de donde era y cuantos años tenía. Nano, aunque era muy tímido, y vergonzoso le dijo: como ya sabes me llamo Nano, tengo 11 años aunque muy pronto cumpliré los 12 en diciembre. Yo no soy de aquí sino de un pueblo llamado Donorsey, entonces le dijo que si lo conocía y Lidia le contestó que no porque nunca lo había oído de hablar.
Sonó la campana y volvieron otra vez a empezar la clase.
Ya iba quedando poco para terminar el día y Nano a falta de un minuto empezó a recoger sus libros, y cuando terminó la última clase se marchó para su casa. Lidia, cuando salió, dio un silbido y Nano se dio media vuelta y la esperó, para irse juntos.
Nano con el tiempo se iba adaptando al colegio, se relacionaba cada vez más con sus compañeros pero en especial con Jony, Tomy y Lidia porque era sus mejores amigos.
Todas las tardes solían quedar juntos para hacer la tarea en la biblioteca. Entre ellos se ayudaban y algunas veces Tomy se ponía a explicar las dudas que tuviesen en cualquier asignatura ya que era un empollón. Luego cuando terminaban la tarea se iban a merendar para que después se fuesen a jugar al fútbol.
Ya llegando diciembre, la época de los exámenes dejaron de verse por lo menos hasta que dieran las vacaciones de navidad.
Ellos siempre aprobaban todos los exámenes con buenas notas y los profesores siempre estaban contentos con ellos pero sin embargo sus otros compañeros tenían envidia de ellos.
Hoy, 11 de diciembre, y, quedando sólo un día para que Nano cumpliese los 12 años; Tomy, Jony y Lidia reunieron un poco de dinero para comprarle un regalo en esa misma tarde. Éstos quedaron muy temprano y se recorrieron muchas tiendas pero no encontraban nada, entonces Tomy dijo que porque no le compramos un pincel ya que Nano era un gran artista para pintar. Jony y Lidia estaban de acuerdo con esa excelente idea y se fueron corriendo hacia la tienda para comprarlo.
Llegó el día tan esperado por Nano ya que hoy 12 de diciembre cumplía los 12 años. Cuando llegó al colegio había montada una fiesta que duró muy poco, debido a que tenían que seguir las clases. Aquella mañana fue la más corta para Nano.
Ya llegando la tarde quedó con sus mejores amigos en la Plaza San Lupín. Cuando las campanas de la catedral tocaban las seis en punto de la tarde Jony, Tomy y Lidia llegaron a la dicha plaza y aún faltaba Nano que se descuidó tres minutos. Luego se fueron a dar una vuelta y más tarde Nano les invitó a unos bocadillos, y cuando se lo terminaron de comer le dieron el regalo. En esos instantes lo empezó abrir y cuando lo vio se entusiasmó mucho al ver un pincel nuevo, ya que el pincel que tenía estaba muy estropeado. Dando las diez y media cada uno se fue para su casa.
A falta de dos días antes para navidad les dieron las notas y Nano, Lidia, Tomy y Jony se llevaron una sorpresa cuando vieron que habían aprobado todas las asignaturas, mientras que algunos compañeros habían suspendido. El último viernes antes de que fuese navidad les dieron las vacaciones.
Tomy, Lidia y Jony se quedaron aquí, en Kinbowis, mientras que Nano tuvo que irse a Donorsey por que allí estaba toda su familia.
Nano los echaba mucho de menos. Cuando tenía un rato se ponía a escribir cartas para sus amigos. Tampoco se lo estaba pasando muy bien porque no tenía amigos de verdad para divertirse.
Pocas vacaciones iban quedando ya, hasta que llegó enero y volvió otra vez el curso. Nano cuando llegó al colegio se alegró de ver a Lidia, Tomy y Jony.
Estando en clase de dibujo la profesora les mando comprar un pincel para hacer un trabajo con la pintura multimágica y unos cuantos folios.
Al día siguiente cada uno se presentó con su pincel y sus folios. Nano se llevó el pincel que le regalaron. El trabajo consistía en hacer un dibujo cualquiera, entonces Dña. Susi se fue paseando por cada mesa, echando la pintura en un botecillo, mientras tanto, uno de sus compañeros como le caía muy mal Nano cogió el botecillo lleno de pintura y se lo echó por toda la cabeza, entonces Nano como se cabreó mucho en aquellos momentos, cogió se levantó de la silla y le pegó una ostia. Luego se fue corriendo al servicio para lavarse el pelo con agua pero no le salía la pintura.
Cuando salió del colegio y llegó a su casa se lavó el pelo con jabón pero seguía sin salir la pintura, entonces estaba muy preocupado y Mari su madre le dijo que se le quitaría con el tiempo. En aquella tarde tan soleada se quedó encerrado en su casa sin salir con sus amigos, hasta que no se le fuera la pintura. Pasó la tarde y toda la noche y cuando se levantó al siguiente día la pintura se le había quitado, pero se le quedó una gran mancha dorada en el pelo como si tuviera un mechón dorado.
Nano no sabia que hacer en aquellos momentos y decidió no ir al colegio ese día. Pasaron dos, tres, cuatro días, una semana, etc. Al cabo de esa semana se presentó al colegio y cuando lo vieron con ese mechón empezaron a cachondearse, a reírse, a insultarle, etc.
Ese día Nano lo pasó muy mal.
Todos los días llegaba llorando a su casa y se encerraba en su habitación. Tampoco podía salir a la calle porque la gente decía que era un extraño, lo criticaban, algunos se reían y encima le decían que se fuera de ésta ciudad porque se creían que era una persona distinta a los demás.
Su madre hacia todo lo posible para terminar con ese problema, que ha confundido a la gente pero no lo comprendían.
Los padres de Jony, Lidia y Tomy le prohibieron que se acercasen a Nano, aunque éstos no les hacían caso. Nano estaba pasando por momentos difíciles, hasta que un día estando encerrado en su habitación oyó una voz.
Su mayor sorpresa fue cuando vio al pincel de hablar.
El pincel le dijo: me llamo Pincelillo y sólo quiero ayudarte a solucionar el problema que tienes con ese mechón dorado. Nano en aquellos momentos se quedó asombrado al ver que su problema se podía solucionar, entonces Pincelillo habló de un lugar sagrado, en el cual se hallaba el Lago Mágico. Ese lugar era muy peligroso pasar porque estaba embrujado, era muy oscuro, tenía trampas, había monstruos y gente muy malvada.
En esa misma noche decidieron ir en busca del lugar sagrado. Nano cogió su mochila y empezó hacer el equipaje, echando lo necesario. Cuando terminó cogió a Pincelillo y se fue.
Apenas se veían las calles debido a la niebla que había. Cuando estaba amaneciendo Nano paró a desayunar y a descansar un poco, ya que todavía le quedaba mucho camino por recorrer. Y en esto que llegaron a las montañas oscuras. Era muy difícil atravesarlas porque estaba nevando, hacía mucho frío y había derrumbamiento de rocas. Tardaron dos días y medio para atravesarlas. Una vez que pasaron las montañas, tenían que pasar por sendas y bosques, donde los felinos estaban sueltos y hambrientos, pero lograron salir de ese sitio. Ya sólo quedaba unos dos kilómetros para llegar al destino. Cuando por fin llegaron a pesar de las consecuencias que habían pasado, durante el camino vieron que aquel sitio era grandísimo. Nano y Pincelillo se atrevieron a pasar. En aquellos momentos tuvieron mucho miedo, pero empezaron a buscar el Lago Mágico. Nano y Pincelillo se desesperaban porque no lo encontraban y, sin darse cuenta, se metieron en una cueva donde, de repente aparecieron unos monstruos horribles y sin pensarlo dos veces echaron a correr, hasta que los despistaron.
Después de estar toda una mañana buscándolo, lograron encontrarlo, entonces mientras Pincelillo decía las palabras mágicas: bidi pu dibe as di laquimé, Nano se iba metiendo en el lago hasta cubrirse la cabeza. Cuando salió del lago, este se convirtió en un gran espejo brillante, entonces se dio cuenta de que ya no tenía el mechón dorado.
Nano y Pincelillo volvieron de camino a Kinbowis. Lo primero que hizo Nano cuando llegó fue a ver a Tomy, Jony y Lidia. Estos estaban muy preocupados, pero se alegraron al verle.
Nano ese día recuperó la felicidad al ver que todo volvió a la normalidad y no olvidando nunca esa experiencia que logró superar.