14 febrero 2004
Amado:
Dentro de mi corazón está la verdad como el agua viva en las entrañas de la roca. Y, tú no ves las dulces adelfas que crecen entre los ardientes riscos. ¡Dichoso quien recibió de la vida la gracia de amar y ser correspondido! ¡Feliz tú que al rendirte el sueño sierras los párpados con la visión de la amada!
Dices que los celos que siento son fríos y estériles. como la muerte, que envenena las herídas y corrompe la sabia del cuerpo, roe las entrañas y pepetua las injusticias. Para mi los celos se destestan así mismos al reconocer su locura, pero, es semilla que germina junto a la traición y perdura el tiempo de ella.
Aseguras que hermano hermano embrionario del odio son los celos, y yo te digo: que hace falta caridad todo un torrente de caridad, un río caudaloso de ternura para rescatar de mi ser esta pena de amor.
Afirmas, también, que el dolor es una enfermedad de la razón, un puro fenómeno de los sentidos. ¡Yo bendigo al dolor mil veces, porque si el dolor no fatigase y conmoviere mi alma, desaparecerían para siempre los recuerdos que se mantienen erguidos frente al mundo de lo "no" sensible. Así como la conciencia nos relaciona con el contorno, la tristeza y profunda pena me acercan a ti. De no existir el dolor habría que inventarlo... para no morir en el olvido, porque cuando estoy atribulada, la misma aflicción y pesadumbre que padezco, me esfuerzan a penetrar en la morada del Amor, allí donde están las consolaciones del espíritu; donde ningún sentimiento permanece escondido; donde habitan como alas de mariposa, las almasabrazadas de amore4s eternos...
Aseguras que amar, así, es una injusticia absoluta que corrompe tu felicidad; que no le da tregua a tus sentidos; que esta situación debe ser resuelta de forma que nos favorezca a los dos; que amar de esta manera, es un descabello de la voluntad. Cierto, y te digo, lo malo no es poner el corzón en todas las cosas que componen a un determinado ser, sino hacerlo esclavo de una sola..., tan pequeña, por ejemplo: como la belleza de tu cuerpo...
Hasta siempre, amor.
Un inùtil fanal il-luminava aquell odi brutal de mans i plagues blanquinoses dels ulls sense mirada.