Simón dice barullo y todos nos alborotamos por jugar.
Simón dice silencio y, por un momento, solamente nos oímos callar.
Dice que dice y, callemos lo que callemos, bien sabemos lo que sigue a continuación; solo esperar las instrucciones de su dedo, indicando lo que será siempre nuestra dirección.
Dice que dice y, pensemos lo que pensemos, seguiremos jugando al juego en que todos jugamos a que sabemos lo que nadie sabe en realidad, para que de esta manera la improvisación sea una regla y también una tranquilidad; que yendo donde a cada momento nos deje ese dedo, obedecerá siempre a la estrategia de un fantástico plan.

´´ Te prometo tanto bien como el mal que puedo hacerte si no sabes encontrar en la obediencia el sentido de jugar.
Te prometo encontrar la dulzura en la línea que no intentes traspasar.
Te prometo nuevos vientos para tu sonrisa y una lagrima remota en el espeso río de la soledad cuando, curioso, intentes saber lo que no fue hecho para averiguar.´´

Cada movimiento será la experiencia y el riesgo de divertirse a medida que se avanzan casilleros en el tablero del nunca acabar. Disculparse con una sonrisa los errores de estrategia y prepararse para la tormenta que ese dedo puede enviarnos para enseñarnos que no todos los juegos son divertidos de jugar.

´´ Curiosa sombra de mi sombra eres; de la oscuridad vienes y hacia la claridad vas.
Almirante emperador de tu mas sagrado sueño, eres del tamaño de tus ilusiones y a la vez tan pequeño como el resumen de toda la verdad.
Apenas un pedigüeño arlequín, apenas un barro camino a la transparencia, una mancha de luz... curiosa sombra de mi sombra eres.´´

En este juego de correr, todos tenemos un papel y elegimos un disfraz, para ocultarnos ante los ojos de quien en una mirada pueda descifrarnos y en su silencio nos pueda hacer callar.
En un juego tan complejamente simple, hay quien por sus logros mide lo que es perder y lo que es ganar, ignorando por completo que quien pierde es solamente aquel que no ha aprendido a ganar.
Porque en el juego de correr y adivinar, lo que nadie sabe es lo que a todos nos gusta imaginar; que al final de todos los casilleros simón nos reserva un maravilloso lugar.
Así, mientras el tablero se renueva constantemente y algunos recién llegan y otros se van, hay quienes, derrotados, abandonan el tablero, para dejarnos a solas y en silencio preguntándonos donde van los que ya no están.

Siguiendo las bases y requisitos de todo juego, al final del tablero debería esperarnos una recompensa o un castigo de acuerdo al desempeño, pero, sin cuestionar las reglas del juego que solamente debemos jugar, es posible que no exista mas trofeo que el de mirar al final del camino y sentir que se ha ganado el derecho de llegar.
Un paso hacia delante, un paso hacia atrás. En plena tormenta habrá que llenarse de paciencia y mirar cada cosa desde la calma, para ver que todas las ventanas dan a un jardín de flores encantadas y al menos un motivo para no dejar de reír.
Un paso hacia el costado y, si es necesario, detenerse también; porque no primero llegan quienes van mas rápido sino quienes aun perdiendo no han dejado nunca de ganar.

´´ Siempre hablando y hablando por temor a que el silencio te pudiera cuestionar, es preciso que aprendas a escuchar a tiempo y resumir en un silencio lo que no sabrías explicar.
Temeroso no preguntes lo que no quisieras oír o no estuvieras preparado para saber.
No recojas el tesoro que no quepa en tus bolsillos, ni cuestiones un orden al que solo perteneces como tantos otros mas. ´´

Sin prisas, hay que andar a toda velocidad por los casilleros del tablero del nunca acabar. Cambiarse cuantas mascaras sean necesarias, si al final de la fiesta y los disfraces unos ojos estarán descifrándonos.
A veces ganando, otras perdiendo sin perder del todo y haciendo de cada pequeño triunfo un imprescindible logro, el asunto es llegar. Para cuando al final, al principio o a mediados del juego, una duda nos deje a solas y en silencio preguntándonos que viene detrás de ese dedo, o si simón es tan solo su dedo apuntando nuestra dirección.