Por la mañana desperté abruptamente, las venas de mi cabeza palpitaban como la batería de una banda de rock; en mi respirar agitado, aun escuchaba el sonido brumoso de mi sueño, en donde un rey me pedía que le construya un castillo. Aquella voz me volvía loco «Hazlo como para nuestro Dios », se repetía en mi mente una y otra vez, pensé que mi cabeza iba a reventar.
Salí a la calle y antes de llegar al trabajo entré a un Bar, pedí dos cervezas y luego de beberlas con ansiedad me sentí mas relajado.
Cuando llegué al trabajo, mi jefe me llamó a su oficina, me senté y me dijo:
- Percy. Está usted despedido.
- Pero Señor... - le dije casi llorando -¿Porqué?...
- ¿Porque?, - me respondió sin mirarme la cara - Porque usted siempre llega tarde, y hoy, además de su acostumbrada manía, ha roto la norma más importante de la empresa. Usted está borracho. Pase la próxima semana a recoger por caja su liquidación - diciéndome esto, caminó hacia la puerta y fríamente me la abrió invitándome a salir, siempre sin mirarme y cogido de un papel que aparentemente lo leía.
Me sentí tan miserable que sino fuera porque un viento me empujo a salir me ponía a llorar y dar pataletas de impotencia, rogándole a mi maldito jefe que me perdone.
Apenas salí a la calle, un sentimiento de liviandad me puso tranquilo, como si mi cuerpo fuese una botella llena de realidades cotidianas y ahora estaba vacía. Sentí que mi alma flotaba, limpia y dispuesta a hacer lo que sea... Era libre, dueño de mi vida y de mi tiempo.
Llegué a mi cuarto y me tiré sobre mi desordenada cama, cogí un libro y me puse a leer. No supe en que momento me quedé totalmente dormido; de pronto me hallé en la época de Medieval, yo era el arquitecto real, y el Rey, que tenía la misma maldita cara de mi jefe, me decía:
- Deseo que mi última morada sea para la eternidad, con columnas de mármol, con paredes ataviadas de gibelinos persas, y el piso oscuro como la piedra lisa, y que todo esté alumbrado como las estrellas del cielo, tanto de día como de noche...
Escuchaba absorto las estúpidas palabras del... ¿Rey?... ¿el jefe?, y le traté de decir que yo no sabía nada de construcción, que estaba en un maldito sueño y que en cualquier instante me iba a despertar.
El Rey me miró sorprendido y comenzó a carcajearse como si ya supiera de lo que yo le hablaba.
- Oye estúpido - me dijo burlonamente - Tu crees que yo soy el Rey o el jefe. Yo sólo soy un pedazo de tí; asi que, no nos jodas con tus realidades cotidianas y sigamos soñando.
Me quedé atontado por sus palabras, de pronto me sentí capaz de todo, y me dije: “Si es un sueño, entonces habrá que terminarlo”. Me puse el traje dorado de arquitecto real y llamé a los miles de albañiles, indicándoles las tareas a seguir en la construcción del castillo real, luego me reuní con todos los artistas poniéndonos de acuerdo en la decoración de los interiores del castillo; por último llamé a un esclavo, que para mi sorpresa tenía mi propia cara, y le dije:
- Voy a descansar en mi alcoba real, cuando todos terminen me despiertas - el esclavo agachó la cabeza en forma sumisa y se retiró, cerré los ojos y me dormí.
Un sonido frenético: toc, toc, toc, me despertó; abrí los ojos y alguien estaba que quería romper la puerta de mi cuarto. Me levanté pesadamente y abrí la puerta; me asusté mucho al ver en la entrada de mi cuarto a mi ex-jefe.
- Hola Percy - me dijo el jefe, siempre sin mirarme la cara - Esta mañana lo traté duramente, le pido que regrese a su labor el día de mañana, y, por favor, que sea la última vez que se repite - esta vez me miró de una manera compasiva.
- Dispenseme jefe - le dije, sorprendido por el milagro - Se que no es mi incumbencia, pero, como así ha cambiado de parecer... Yo pregunto, nada mas...
Me miró como si fuera su igual y me dijo casi sin entenderse a sí mismo :
- No lo sé, tuve un sueño...