Como sabrán, si han leído mis otros cuentos, me quedé siendo mago y otros magos me dicen que el signo tiene mucho que ver con la magia. Soy capricorniano, eso quiere decir que vengo de la magia de otros capricornianos.

Un día mi primo Alex y yo fuimos a la ya nombrada casa de mi tía, le enseñé el cementerio (pues le había contado todas mis experiencias fantasmales) y me convenció para que nos quedáramos a pasar la noche. Me levanté, y vi una sombra por las tumbas que me parecía familiar, la seguí sin despertar a Alex, la sombra fue hasta una tumba cercana y al principio me asusté porque logré reconocer a la sombra ¡Era Clow!

Me acerqué para saludarlo y preguntarle cómo le iba a su "inmortalidad"

-Hola, mortal -me saludó- ¿Cómo te va? Mejor que te vayas, mortal, hay zombis rondando y ésta es la noche en que convierten a los capricornianos en uno de los suyos.

-Gracias, Clow -dije yo- ¿Por qué nunca puedo tener un día tranquilo?

-Porque desde el cuatro de julio, el hombre lobo que se te avalanzó (sé que te acuerdas del hombre lobo pero no de lo demás) te mordió y esa mordida fue predestinada para que te deshicieras del espíritu del nintendo, para que salvaras al tiempo y el espacio, para que me liberaras de mi forma gatuna.

Desde esa noche mi vida cambió...