Este, es un cuento muy triste, y por eso, es muy honesto. Trata de la vida de un muchacho que nunca pudo crecer, o sea de un enano, que aunque ya tenía más de treinta años, se le veía y se le trataba como a un niño de pocos años; por ello cada amigo que conocía le dejaban a medida en que ellos crecían. Sus padres, aunque le amaban, nada podían hacer para ayudarle a crecer... El pobre enano, sólo encontraba los bellos momentos cuando podía jugar con los niños más pequeños; pues ellos, al verlo con los ojos y el corazón de la inocencia, le aceptaban en su mundo. Pero una vez que sus cuerpos y sus mentes crecían, sin decirle nada, se alejaban de su compañía.
Así, con este constante y repetitivo cambio de escenario, casi al igual que ver una misma película con diferentes actores, el enano decidió escaparse y alejarse de todo aquello que le hiciera desgraciado.
Un día, escuchó que el gran circo estaba en la ciudad y entró a mirarlo. Después de ver los diferentes espectáculos y escenas, vio a un grupo de enanos que se caían y se golpeaban tontamente entre ellos, causando las burlas de todo el público concurrente. Aquello, le hizo meditar profundamente, realizando que con ellos tenía algo en común.
Al día siguiente fue donde el dueño del gran circo, y se ofreció voluntariamente para trabajar en cualquier espectáculo junto a los enanos; el dueño lo vio tan serio y decidido en que sin dudar lo contrató.
Fue así como encontró su primer trabajo y su primer contacto con una comunidad de enanos, en donde a todos, eso creía, la vida les había castigado. Para su desconcierto, todos ellos, lo único que pensaban hacer el resto de sus vidas, era mostrar la triste estupidez que veían en los que siempre crecen... Entregándoles, en cada función, sus divertidas actuaciones en aquel teatro de la vida.
Pero él pensaba y sentía diferente, por lo que diariamente conversaba, motivándoles a alejarse e irse todos juntos, lejos de todos los que crecen... Se esforzó lo más que pudo pero todo fue inútil, parecía que todos los enanos habían aceptado aquella extraña realidad.
Un día, mientras dormía, tuvo un extraño sueño, en donde un inmenso ángel se le acercaba y le decía:
- Recita... Recita... Recita
Asustado despertó, y cuando se paró un momento, grande fue su sorpresa al ver a través de su ventana a un extraño ser luminoso que se le acercaba cruzando por su ventana, diciéndole:
- Recita... Recita... Recita
- No sé leer ni escribir - respondió el enano
- Recita, recita lo que desde ahora ves y escucharas - volvió a decirle la luminosidad, para luego alejarse por donde entró hasta perderse en la inmensidad de los cielos, como si fuera una estrella mas...
A la mañana siguiente, les contó a todos los enanos su sueño y su revelación, para luego, tal como le había pedido la luminosidad, recitarles las palabras en forma de versos que comenzaron a brotarle como flores a través de sus labios, encantándoles a todos como una canción que sonaba melodiosamente sin instrumentos musicales...
Fue allí que todos los enanos se le acercaron, y le abrazaron.
- Al fin has abierto los labios para dejar salir el sonido de los dioses... – le dijeron.
Luego, cada enano dejo caer sus carnes como si fueran sus vestidos, quedándose desnudos de toda dimensión, mostrándole al enano que ellos eran, también, aquella luz... Luego, le enseñaron a escaparse de su cuerpo, y realizó que él era un ser de luz...
Tal como una bandada de palomas, todos juntos salieron volando a través de la aquel circo, y llegaron hasta tocar las estrellas, en donde encontraron a sus verdaderos hermanos... Al cabo de un tiempo sin tiempo, todos juntos regresaron, y se vistieron en los trajes virtuales de sus pequeños cuerpos, y humildemente siguieron trabajando en el circo.
El enano aprendió que toda la vida no era mas que un triste juego, en un hermoso escenario de disfraces...



Joe 30/10/03