Este cuento, os lo he escrito para que lo leáis y aprendáis una cosa que ya os la diré al final.

Va de un niño que le llamaban Álvaro, su abuela era como una bruja que hacia pociones con plantas…

Aquel día Álvaro llegó a casa muy preocupado. ¡Tenía examen de lengua! Pero no un examen cualquiera, sino...¡un examen final! Así que entro corriendo en casa y grito:

-Abuela, abuela.
-¡¿Qué te pasa?! ¡Por entrar tan corriendo has roto el jarrón de la sala!
-Lo sienta mucho ¿me perdonas?
-¿Qué es tanto ruido?- preguntó el padre de Álvaro, que estaba durmiendo en el sofá.
-Pues, que tu hijo ha entrado tan a lo loco que ha roto el jarrón de la sala.
-¿Cómo que has roto el jarrón?- él no le contestó, hizo una cara triste y su padre...- ya nos las veremos después, con tu madre- y continuó su siesta.
-Álvaro, ¿qué querías?
-Que, dentro de tres días, tendremos un examen final de lengua, ¡súper difícil! que si lo aprobamos, aprobamos la asignatura y... si lo suspendemos, suspendemos la asignatura.
-¿Y, qué sale?- preguntó.
-Pues... clases de palabras, diptongos, reglas de ortografía, palabras llanas, agudas, esdrújulas...
-¿Y ese examen, es de todo el libro?- le preguntó, antes de que acabara.
-Si, tu lo has dicho, abuela.
-Pues, tengo una poción hecha de plantas que te ayudará a pensar, tu mientras tanto, ves leyéndote los resúmenes que habéis copiado de cada tema, tres o cuatro veces.
-Tantas veces- protestaba Álvaro.
-O te los lees, o no te doy esa poción para que te la tomes.
-De acuerdo... abuela mala- dijo flojito.

Álvaro, se fue a su habitación, a leerse los resúmenes, mientras que su abuela iba haciendo la medicina cantando:

-Pétalos de rosa, polen de margarita y raíces de ortiga, un poco de agua y a dejar cocer un ratito.

Cuando la abuela de Álvaro, acabó de hacer la poción, se puso a ver el fútbol por la tele; con el padre de Álvaro. Dentro de un rato, Álvaro, acabó de leerse los resúmenes, de su libreta y le preguntó a su abuela:

-¿Qué ya has terminado de hacer la poción?
-Sí, ya he terminado- le dijo.
-¿Qué poción?, ¿de qué estáis hablando?- preguntó el padre de Álvaro extrañado.
-Pues... pues...es...
-Es una poción secreta que he hecho para que Álvaro, apruebe el examen de lengua- le explicó la abuela de Álvaro, guiñándole e ojo.
-Ha, vale- respondió el padre de Álvaro, guiñándole el ojo a su abuela.

Entonces, se fueron Álvaro y su abuela a la cocina, y Álvaro le preguntó:

-¿Abuela es esto?
-Si, es eso, pero antes de bebértela, quiero que me prometas que te los leerás tres o cuatro veces todos los días,¿de acuerdo?

Álvaro estaba pensando que respuesta le diría, a final se decidió y le contestó:

-Vale, me la voy a tomar, pero como suspenda te vas a enterar quien soy yo- y se la tomó dijo- que asco, sabe fatal.

Su abuela se rió, dentro de un rato vino su madre y le dijo a Álvaro:

-¡¡Álvaro, que me han dicho, que has roto el jarrón del salón!!- dijo súper enfadada.

Ni el padre de Álvaro y ni la abuela, no se pensaban que reaccionaría así, tan enfadada, así que el padre de Álvaro le dijo:

-Vamos, chica no pasa nada, ya compraremos otro.
-Si, hija ya lo pagaré yo. Además no te tienes que enfadarte tanto , sólo es un jarrón.

La madre de Álvaro…

EL EXAMEN DE ÁLVARO ES DEMASIADO LARGO ASÍ QUE LO PODREIS LEER DENTRO DE UNOS DÍAS.