Era el verano de 1997 el cielo se había abierto en la víspera de las lluvias, las nubes se encontraban grandes y blancas presagiando la tormenta que se avecinaba sobre la ciudad y el hada de las lluvias jugueteaba con las gotas que estaban a punto de bajar.

Se preguntaba que pasaría si bajara con ellas; esa tarde se encontraba demasiado susceptible, tenia ansiedad, queria sentir esas gotas de las cuales era dueña y nunca podía gozarlas; asi que en un momento de locura decidió bajar a mojar su tibio rostro, lanzo una mirada hacia el mundo y en un rincón alejado de toda civilización se encontró a aquel chico de mirada transparente jugando pelota, era un buen momento pensó el hada.

En la calle el partido se desarrollaba tranquilamente cuando se escucho una débil voz de mujer pidiendo participación en el juego, Sahir acepto inmediatamente reflejándose en aquella magia que despedía la agradable aparición, -Mi nombre es Remy- murmuro ella integrándose al equipó.

Fue una de las tardes mas divertidas para ambos, pero sobre todo reflejarse en la clara mirada mutua en la cual se visualizaban las gotas de lluvias que caían; la amistad crecio asi como las lluvias, los partidos de pelota se duplicaban alegremente todas las tardes de tormentas.

Una noche cuando la luna brillaba, con las gotas de lluvia cuajadas por el frió Sahir tomo la mano de Remy dándole aquel beso suave que había de quedar grabado para siempre en el corazón de la bella hada. A partir de aquella noche el amor fue fructífero, aprovechando cualquier lugar y cualquier hora para tomarse de las manos, para brindarse una mirada, una mágica caricia que mantenía en la cima su amor.

Sahir era un chico normal, su vida transcurría entre escuela, amigos y preocupaciones, su coqueta mirada atraía poderosamente a sus compañeras de colegio, motivo por el cual continuamente Remy sentia punzadas en su corazón, fue por eso que una tarde decidió terminar la relación que tanto amor y recelo le causaran, pero sobre todo porque el verano terminaba y ella tendría que marcharse.

De alguna manera la humanidad es tan compleja pensaba el hada recordando la actitud rara de los últimos días de Sahir, su mirada se había vuelto esquiva, aquellos juegos de pelota habían escaseado y las tardes las pasaba sola esperando encontrarse entre la gente que la rodeaba la mirada transparente de Sahir.

Esa tarde Sahir escuchaba a Remy atentamente, la decisión estaba tomada, el no se explicaba porque le pasaba una punzada en el corazón, sin embargo no le preocupaba, ya pasaría, el tenia una vida completa por delante. Después de todo pensaba él; Remy era rara, y esa magia que irradiaba en ocasiones lo deslumbraba,

Acordaron seguir siendo amigos, Remy lo ayudaba en todo, sus tareas, cosas de chicas, de amores, cuando se enojaba su familia con él, ella intercedía, se había ganado él titulo a pulso de su mejor amiga, título dolorosamente aceptado por su corazón, era mejor ser su amiga a ya no ser más nada, sin embargo el verano concluyó... aquella noche ella fue a verlo a su casa, platicaron hasta el amanecer, no hubo adiós, ella prefirió reservarse aquella ultima vez con sonrisas, le hizo saber lo mucho que lo queria y que la amistad había lastimado severamente su corazón pero que era feliz porque después de todo siempre serian amigos; Sahir conmovido la abrazo, beso su mano confirmándole su amistad eterna a tan especial amiga.

A la tarde siguiente Sahir corrió hasta el campo, le extraño no ver a Remy mas sin embargo pensó que más tarde llegaría; de esa tarde se suscitaron otras mas hasta que comprendió que aquella noche había sido la despedida.

Elevo sus ojos al cielo y parecía que en sus ojos se marcaban las gotas de una lluvia que no existía, llego hasta su cuarto y lloro, inexplicablemente en pleno invierno la lluvia comenzó a brotar, se asomo a su ventana y vio aquellas nubes blancas y redondas que tantas veces junto a Remy había contemplado.

De una o de otra manera parecía que la presencia de Remy se había quedado cerca del cielo que lo cubría, su corazón encontró en aquellas gotas de lluvia el alivio y consuelo que Remy misma le hubiera brindado.

A partir de entonces la lluvia parece azotar esa unidad habitacional cuando Sahir se encuentra triste o desolado, cuando su corazón no encuentra el camino, la lluvia parece brotar en la nada del cielo cuidando y dando paz.

En ocasiones Sahir mira las gotas que se cuelan por la ventana que da a su cuarto y parece ver la imagen borrosa de Remy, pero se contiene pensando que es su imaginación y el deseo inmenso de volver a verla.

Remy sonríe desde el cielo, después de todo el amor es libre piensa, el amor es aquel marcado sin condiciones, sin premuras, sin tiempos, sin presiones, es aquel que a pesar que se deja, continua germinando por siempre.