CAPÍTULO 4.
UN TERRIBLE DESCUBRIMIENTO

En la semana anterior, Lucía, había sentido todo el tiempo la presencia del espíritu de energía agradable; que era el que les había advertido que no se involucraran con este juego; pero esta vez, no fue el mismo Ser el que se presentó, sino otro; que además de parecer desagradable daba la impresión de ser peligroso; al menos esa fue la observación de Lucía, al sentirlo por primera vez.

Pasaron menos de 15 minutos de colocarse la palabra MORS, cuando después de eso, se apagan las luces; enseguida buscaron los fósforos y velas, pero antes que pudieran prenderlas, había vuelto la luz; así que intentaron nuevamente hacer contacto con el espíritu, pero éste no respondió al llamado, debido a eso, decidieron dejarlo para el día siguiente. Ninguno se dio cuenta que lo sucedido no había sido coincidencia, sino más bien una demostración de poder. Ahora, es cuando los hermanos, debían demostrar esa Fe, de la cual había hablado tanto Alberto.

El martes, a la hora de la siesta, Lucía fue a buscar a Daniela a su dormitorio, para contarle sobre la palabra desconocida y para que la acompañase junto a sus hermanos, a la biblioteca a investigar su significado. Una vez, los siete allá, buscaron la palabra desconocida en libros de inglés, francés, alemán y latín. Pero en este último la encontraron; Alejandra, le preguntó a Carlos, que era el que la había encontrado:
_ ¿Y qué significa?.
_ ¡Significa muerte! _ contestó, Carlos.
Al oír eso, todos alarmados preguntaron sorprendidos:
_ ¿Muerte?.
_ ¡Sí, muerte! _ afirmó, Carlos, también alarmado.
Luego de salir del asombro, Alberto se atrevió a opinar:
_ Creo que debemos seguir jugando a esto.
_ ¿ Para qué? ¿Para que nos maten? _ dijo María, como contestándose a su pregunta.
_ No. Para preguntarle al espíritu, porqué moriremos si seguimos con el juego.
_ Me parece que María tiene toda la razón. Lo único que conseguirás, es que los maten a todos con esa idea tan descabellada. Te recuerdo que el espíritu, ya les advirtió que no jugaran y no creo que lo vuelva a hacer; la próxima vez no será para avisarles, sino para matarlos_ aseguró Daniela.
_ Estoy de acuerdo con Daniela_ intervino Lucía _, la próxima vez es probable que nos maten, pues este espíritu que nos señaló aquellas letras para crear la palabra muerte, no es el mismo que en un principio nos advirtió que no nos involucráramos con el juego de la copa.
_ ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo lo sabes? _preguntó angustiada Daniela.
_ Lo sé, porque la primera vez que se movió la copa, para advertirnos de no jugar a esto, era una sensación agradable la que cubría mi mano para mover la copa. En cambio, cuando apareció la palabra “MORS”, la sensación fue otra, es decir, ésta era fría y muy desagradable, pues cuando esta energía cubría mi mano, me ponía la carne de gallina. No sé, pero a mí me parece que el espíritu que hizo aparecer esta palabra, no lo hizo por hacernos un bien a nosotros, sino para mostrarnos de lo que es capaz.

Hubo un instante de silencio, todos se encontraban confundidos y necesitaban de ese pequeño instante, para pensar a cerca de todo esto.

Finalmente Alberto, decidió romper el silencio diciendo:
_ Creo que todo lo que dijo Lucía, son cosas sin fundamentos, basadas en meras suposiciones suyas. No hay pruebas que demuestren lo que nuestra hermana dice; podría ser sólo sugestión producida por el miedo y los nervios. Pienso que sería absurdo que dejemos de jugar dejándonos llevar por sus temores.
_ ¡Yo conozco a nuestra hermana Lucía y sé que ella no diría nada de no estar completamente segura de ello! _ gritó Daniela.
_ ¡Basta, de discutir! _ intervino Carlos disgustado.
Al oír los hermanos, el regaño del hermano mayor, todos callaron y agacharon sus cabezas en señal de vergüenza. Tal actitud fue muy bien aprovechada por Carlos, que deseaba decir algo más que un simple regaño. Así comenzó a decir:
_ Pienso que Alberto tiene razón, en cuanto a que Lucía, pudiera estar sugestionada con el asunto de los espíritus. Sin embargo, creo que no tenemos que seguir jugando, si ya no quieren hacerlo.
_ Pero, creo que es necesario. ¿Acaso no desean saber la verdad de todo este asunto? ¡Y para eso tenemos que seguir con el juego!- insistió Alberto.
_ ¡Basta, Alberto! _ le dijo Carlos, posando su mano en el hombro de éste _. Podemos decidir si jugaremos o no, por votación. Levanten la mano los que quieran seguir con el juego de la copa.

Alberto no dudó ni un segundo en levantar la mano; David que siempre había sido su compañero de hazañas, lo acompañó en su decisión levantando su mano también. Alejandra hizo lo mismo que sus hermanos, pues le llamaba mucho la atención todo esto. Lucía asombrosamente la levantó también, a pesar de haber pensado que era peligroso seguir con todo esto. Al parecer las palabras de Alberto y luego las del hermano mayor, hizo que ella recapacitara, cambiando su manera de pensar; pues se había convencido que era posible que todo halla sido producto de su imaginación, causada por el miedo. Daniela que no lo podía creer, se atrevió a bajarle la mano a Lucía, diciendo:
_ ¿Qué te pasa? ¿En qué estás pensando?.
Pero Lucía sólo se limitó a decirle:
_ Pienso que exageré mucho sobre este asunto.
Daniela que había quedado perpleja con la actitud de su hermana, no supo responder a su comentario errado y sólo calló.
María al oír a Lucía, tan confiada decidió también alzar su mano y Carlos por no ser un agua fiestas, apoyó diciendo:
_ Como hermano mayor no debo abandonarlos, así que cuenten con mi voto.
Daniela nuevamente no lo podía creer, todos al parecer se habían vuelto locos.

Una vez recuperada de su asombro dijo:
_ No estoy de acuerdo con ustedes, pero les deseo mucha suerte. Avísenme si sucede algo importante.

Era obvio que Daniela mantendría su decisión de no jugar, pues era muy terca, por eso nadie la disuadiría de hacerlo.