CAPÍTULO 6.
UNA NUEVA ADVERTENCIA

Al otro día, los hermanos se veían más optimistas, debido a que habían sobrevivido toda la noche; además pensaban que si en esa misma noche el espíritu no arremetió en contra de ellos, entonces, no lo haría nunca. Sin embargo, cuando Daniela les dijo que deberían bajar al sótano, para limpiar el desastre que habían ocasionado; ellos se hicieron los desentendidos, es decir, como si con ellos no fuese la cosa.

Antes de sentarse a la mesa para almorzar, Daniela llamó a sus hermanos a su dormitorio y les dijo:
_ No quería volverles a repetir lo mismo que les dije en el desayuno, pero creo que deberían después del almuerzo; bajar al sótano y dejar todo como estaba antes, sino mamá se enfadará con ustedes y me echaran a mí también la culpa.
_ ¡Nadie está tan loco como para ir a ese lugar! _ exclamó María.
_ De todas formas tendrán que hacerlo o mamá será quien los matará, en vez del espíritu_ añadió Daniela.

El silencio, hizo entender a Daniela que nadie se atrevía a bajar después de lo sucedido. Por esa razón, decidió ser ella, quien después del almuerzo bajase a dar una limpieza al lugar.

Luego se dirigieron al comedor para almorzar. Los hermanos, que deseaban que sus padres no se enteraran de lo ocurrido, le recomendaron a Lucía, que llevara un pañuelo en el cuello, para cubrir la herida; y ella así lo hizo. Una vez en la mesa todos trataron de esconder sus nervios, pues temían que le descubrieran a Lucía su corte.

Después del almuerzo, Daniela se dirigió al sótano, para así limpiarlo. Una vez en el sitio, Daniela se dedicó a acomodar las sillas que habían quedado desarregladas y después a colocarle el palo de la escoba que había sacado Alberto, para así poder barrer los vidrios pertenecientes a la copa que se encontraban regados en el suelo. En ese momento, aquellos vidrios comenzaron a reunirse solos inexplicablemente. Los fragmentos reunidos empezaron a juntarse y a pegarse, como si les hubiesen puesto pegamento, formando nuevamente la copa. Luego ésta, ya reconstruida, comenzó a moverse para señalar las letras y los números del tablero. Al parecer el espíritu deseaba comunicarse con ella, Daniela se apuró a tomar el papel y lápiz que había dejado en la mesa María, para anotar las letras que salían señaladas. Finalmente cuando éste se detuvo, ella decidió ponerse a leer la frase construida con las letras y números del tablero. Y esta decía:
“ Tienes 9 días para despedirte de ellos”.

Después que Daniela terminó de leer la frase, los pedazos de vidrios se separaron cayendo otra vez al suelo, deshaciéndose la copa nuevamente. Luego uno de esos fragmentos de vidrios, que habían caído al suelo, se elevó del piso y se dirigió lentamente a donde se encontraba ella. Una vez cerca de Daniela, éste comenzó a grabarle en el brazo bruscamente y a gran velocidad, la palabra MORS. Ella no podía hacer nada para evitar que el pedazo de vidrio la lastimase, pues una fuerza sobrenatural hizo que no pudiera moverse; y cuando finalizó de rayarle el brazo, éste se alejó de él y al frente de sus ojos, se convirtió en polvo. Luego de suceder eso, Daniela no perdió más tiempo y abandonó el sótano corriendo para contarles lo sucedido a sus hermanos y para después curarse la herida que le dolía bastante.

PD. ¿DIJE QUE ESTE ERA EL FINAL...? ME RETRACTO, NECESITO DESARROLLAR UN POQUITO MÁS LA HISTORIA PARA CULMINARLA... TENGAN PACIENCIA, FALTA POCO.JIJI.