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EL JUEGO DE LA COPA-8

CAPÍTULO 8
VALOR VS MIEDO

Como a las 6:00pm, todos acompañaron a su madre a misa, porque querían hablar con el sacerdote después que finalizara la misa, con el fin de convencerlo para que viniese a la casa a bendecirla. Tenían el discurso listo y sólo tenían que esperar para poder platicar con él. Cuando ésta por fin finalizó, Daniela, Lucía y Aurora, se acercaron al sacerdote para pedirle tal favor y los demás sólo se fueron a casa con su madre, para que ésta no sospeche.

No le contaron toda la verdad, sólo le dijeron que les parecía que en su casa había un espíritu que les molestaba y querían deshacerse de él. Pero el Padre, lamentablemente les dijo que no podía ayudarlos en éstos momentos, porque estaba ocupado con los preparativos de una comunión, que se realizaría dentro de muy poco tiempo. Sin embargo, el Padre les dijo que podía ayudarlos enviándoles al padre Sebastián, que era el padre que recientemente había tomado los hábitos, pero que aún así, según el Padre José, tenía la capacidad de poder bendecir una casa.

Acodaron para que viniese a la casa, al día siguiente a las 4:00pm. En esa hora, tenían que ingeniárselas para que su madre no estuviese en casa, ya que ella sería la única que podría echarles a perder el plan, debido a que su padre, a esa hora no sería un inconveniente por estar en el trabajo.

Al otro día, Alejandra junto con María, aprovechando que se acercaba el día de la confirmación de ésta última; pidieron a su madre que las acompañaran a elegir los zapatos que luciría ese día. De esa forma, se la llevaron antes de la hora acordada de la cita con el padre. Los demás, sólo tuvieron que esperar a que llegase el sacerdote.

Cuando éste por fin llegó, lo invitaron a pasar y enseguida le ofrecieron un jugo y que tomara asiento. Nunca lo habían visto antes, por eso cuando lo vieron, quedaron muy sorprendidos al darse cuenta de lo joven y atractivo que era. Éste era un hombre muy apuesto de piel trigueña y ojos verdes, de gran porte y muy simpático; no tendría más de veintisiete años, por tal razón, Daniela se animó a contarle toda la verdad al padrecito, (así fue como lo llamó, una vez que se sintió en confianza con él).

El padre, escuchó muy atento todo lo que Daniela le dijo y éste aparentemente pareció creerle, por la cara de sorpresa que puso cuando ésta le mostró la herida de su brazo y la del cuello de Lucía.

Cuando el Padre Sebastián, Daniela y Aurora; que eran los que no correrían peligro si acudían al lugar del siniestro; bajaron al sótano, éste pudo comprobar que todo lo que le habían contado, era cierto. Pues allí vio justamente lo que le había contado Daniela, o sea, los vidrios regados por el suelo, pertenecientes a la copa; la Biblia incinerada y el famoso tablero junto con su libro de conjuros.

Al ver que todo parecía obra del mismísimo demonio, se persignó, en el mismo instante en que tragó saliva.

Luego de haberse acercado a la mesa y de haber visto ahí el libro de conjuros, Sebastián sintió una repentina curiosidad de saber lo que se contenía allí escrito y por eso decidió echarle un vistazo. En ese momento se dio cuenta que lo que se hallaba allí escrito estaba en latín, cosa que no sería de gran impedimento para él de traducir, pues los curas saben acerca de esa lengua muerta.
Un párrafo al comienzo de éste libro, fue el que más le llamó la atención, así que lo tradujo en voz alta, para que escucharan los presentes. Éste traducido decía:
“ Estos conjuros no se deben usar a la ligera. Se recomienda ser usados por gente con experiencia, pues muchos de éstos son utilizados, para trabajar con espíritus o para hacer pactos con ellos. El tablero servirá como medio de comunicación, entre los seres vivos y los seres del otro mundo”.

Luego de leer este párrafo, una fuerza sobrenatural, hizo que el libro se cerrara de golpe; esto provocó que el polvo que tenía el pequeño libro, saliera salpicándoles los ojos, encegueciéndolo momentáneamente. Daniela y Aurora al ver lo sucedido con el Padre, rociaron un poco del agua bendita traída de la iglesia en el sótano; al mismo tiempo en que rezaban en voz alta el padre nuestro.

Cuando el padre Sebastián se recuperó de los ojos, siguió lo que ya habían comenzando hacer Daniela y Aurora, es decir, bendecir el lugar. En su mano derecha, llevaba el agua bendita con la cual había comenzado a bendecir el sitio y en la izquierda, una cruz de tamaño mediana, que daba gran impresión e infundía a todos mucho respeto. Sin embargo, al padre Sebastián le parecía no darle la protección necesaria como para enfrentarse al espíritu, pues se sentía inseguro de ella.

Debido a que era joven e inexperto, no pudo disimular con el espíritu su temor, al escucharse su voz tartamuda e insegura y al verse como un animalito, todo temeroso e inquieto, sin mencionar que también se delataba, al no poder evitar dejar de sudar. Todo esto por supuesto, sería aprovechado muy bien por el fantasma, que al parecer, tenía la experiencia que en estos casos hace falta y que por desgracia, al Padre Sebastián le faltaba.

En ese momento en que el padre desconfiaba de la protección que le daría la cruz, las luces del sótano comenzaron a parpadear insistentemente, como para que Sebastián atemorizado, perdiera totalmente la fe en la cruz y por supuesto en Dios. Daniela que sospechaba de cuales eran las intenciones del fantasma; se acercó rápidamente al Padre y sujetándole la mano que sostenía la cruz, le dijo:
_¡Padrecito, no temas! ¡ Lucha contra él, en el nombre Dios!. ¡No le tengas miedo, porque él no nos puede matar, debido a que nosotros no participamos en aquel juego!.

Pero cuando lo estaba convenciendo, un viento fuerte la levantó por los aires y luego la azotó contra la pared dejándola inconsciente. Debido a tal impresión el inexperto padre dejó caer al suelo la cruz y el agua bendita; sólo para agarrarse la cabeza, en señal de horror.

Mientras tanto, Aurora que había observado todo, no hallaba que hacer, se encontraba acurrucada en un rincón y sólo lloraba, repitiéndose para sí misma una y otra vez; “que todo era su culpa”.

De repente la cruz que ya reposaba en el suelo, comenzó a levitar y frente a los ojos de Sebastián, ésta se le dio vuelta, como diciendo: “ MIRA, SOY EL ANTICRISTO”.

Un grito del Padre, hizo que Daniela despertara, pues no había estado muerta sino desmayada. Luego de recuperarse del golpe en la cabeza y de darse cuenta de lo que sucedía en ese momento, nació en ella una gran fuerza proveniente de su espíritu, capaz de desafiar a cualquiera que no estuviese de su lado; y como consecuencia de ese sentimiento de valor, le dijo a Sebastián, mostrando gran energía en su voz, lo siguiente:
_ ¡Ese no es ningún Anticristo, sólo es un pobre espíritu, tratando de intimidarte para que no cumplas con tu misión de bendecir el lugar, para así echarlo!

Tales palabras, dichas con tanta seguridad, le devolvieron el alma al cuerpo al Padre, que parecía habérsele ido al ver que la cruz se daba vuelta por sí sola. Sebastián, al parecer, se había contagiado de ese valor que Daniela había demostrado en esa frase y debido a eso, empezó a rezar el credo en voz alta mientras luchaba contra el espíritu, para debilitarlo con el rezo y quitarle de una vez por todas la cruz.

Finalmente el espíritu, dejó de hacer fuerza y éste aprovechó ese momento para tomarla y voltearla a la posición correcta. Una vez dada vuelta y en su posesión, Sebastián continuó con el rezo con la ayuda de Daniela y Aurora, que eran las encargadas de esparcir el resto de agua bendita que les quedaba. El resto que había quedado del agua bendita, era el que Aurora había conservado y que gracias a Dios no le había sucedido nada.

Rezaron varias oraciones, mientras el espíritu se encontraba debilitado. Esto lo hacían porque pensaban que mientras más oraciones le rezaran, éste más perdería sus fuerzas. ¿Pero daría resultado ese plan?. Lo cierto, es que luego de pasar como unos quince minutos de lo sucedido, el espíritu reaccionó haciendo temblar el suelo bruscamente. El temblor duró menos de un minuto, pues al parecer aún estaba débil.

Luego del temblor se escucharon rugidos y gemidos e inmediatamente de eso se sintió en la piel como una escurridiza brisa que apenas sí se percató de rápido que se desvaneció en el aire. En ese mismo instante el libro de conjuros se cerró de un golpe y eso levantó sospechas. ¿Se habría ocultado allí para evitar el agua y los rezos? Daniela corrió a coger el libro, quiso abrirlo, pero era imposible. ¿Sería que se cerró para proteger al fantasma? Entonces Daniela pidió el agua de Aurora y se lo roció por encima, fue cuando éste se abrió. Revisando cada página y de vez en cuando sacudiendo el libro, Daniela se encontraba en plan de persecución.
_ ¡Sé que se metió aquí!- afirmaba segura.
Pero el padre que se encontraba ya a su lado, notó algo que le llamó mucho la atención y le pidió a Daniela que lo dejase leer.
_ Mira Daniela escucha... aquí habla de un acuerdo entre el libro de conjuros y los espíritus...

Todo se encontraba en latín, pero eso no lo detuvo. En ese momento se enteraron que aquel convenio consistía en que el libro serviría de portal a los espíritus, sería algo así como la ruta de escape entre el mundo de los muertos y el nuestro; con la condición de que parte de la energía de éstos le fuese entregada para así alimentar su poder y perdurar intacto por los siglos de los siglos. Claro está que para conseguir más energía, ya que la de los espíritus no era suficiente, estos debían asesinar a los “no creyentes”, así llamaban a los que por falta de fe, permitieron que la copa se rompiera.

Siguió leyendo y más abajo descubrió algo sumamente importante, se trataba de un conjuro. Mientras tanto Aurora había pasado del credo a rezar un rosario para debilitar al fantasma mientras ellos investigaban.

Era realmente asombroso que del mismo libro se encontrara la manera de deshacerse de los espíritus; siendo éstos sus ciervos. Al parecer el libro no era capaz de borrar lo que con pluma y tinta había escrito su creador. Es decir, el libro se había podido seguir auto-escribiendo; de hecho lo del convenio fue su propia obra, pero era incapaz, no podía deshacerse de aquellos párrafos que lo podían destruir.

PD. AHORA SÍ ES EN SERIO... EL PRÓXIMO CAPÍTULO ES EL DEFINITIVO.
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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