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EL TEMPLO

Si hubiera algo sagrado, seguro que le construiríamos un hermoso templo en donde cada uno de nosotros pudiera ir y revivir el amor que se siente hacia lo sublime. Eso es lo que pensaba aquella noche mientras descansaba en mi lecho y respiraba con gran tranquilidad, y al respirar y respirar, me dejé arrastrar como una balsa a la deriva por la fuerza que impulsa a todos los alientos; entonces, sentí una paz tan hermosa, tan grande, tan pura que entendí con total claridad que aquel templo que tanto deseaba construir era yo mismo...

No recuerdo por cuánto tiempo estuve en total comunión con aquello inmaculado, pero mientras estuve allí, estaba fuera del tiempo y del espacio. Fue tan hermoso que no tengo palabras para narrarlo... Cuando abrí los ojos, vi las mismas cosas pero de una manera singular. Me di cuenta que no importaba si eras pobre o rico; feo o lindo; manco o ojo; blanco o negro... No importaba nada, nada de esas cosas, pues todo era hermoso, perfecto como este aliento... por ello, quise contar a todos mi experiencia, mi alegría. Sin embargo, cuando les contaba mi experiencia a toda la gente, ellos, siempre respondían lo mismo: "Suena bien, pero no hay tiempo..."; luego, se alejaban...

Aquel sentimiento era tan simple y tan grande, que jamás dejaría de expresarlo; sin embargo, la gente comenzó a llamarme: el soñador, el anormal, el absurdo... Me confundía al escucharlos, pero, cómo volver a ser como antes; cómo volver a ser como un ciego... sin embargo, llegó el momento en que tuve que callar y esperar.

Mientras tanto, por las mañanas día a día cerraba los ojos y me entregaba a la deriva de ese impulso vital, y día a día fue tan hermoso... Cuando llegaban los problemas a mi existencia, respiraba profundo una y otra vez, pues entendí que esa era la escoba que barría la ilusión del mundo, arrancando sus raíces, sus ideas, sus oscuros pensamientos que yacían aferrados al barro de la oscuridad y de la ignorancia... dejándome un panorama libre y claro para seguir en este apacible camino.

Me compré una guitarra, y con ella, canté por las calles el sentimiento que afloraba en mi corazón. La gente, a esto, cerraban sus ojos y lloraban sin saber el porqué sus corazones bailaban... Me convertí en un cantante de la vida, aquel que ha tocada su aliento una y otra vez hasta hacerse uno con él... y a la vez, como un atado de flores, uno con todas las cosas...

Hasta que un día en que estaba encerrado en mi templo, sentí que mi aliento era cada vez más y más largo, como una larga cuerda en donde la vida estaba sostenida. De pronto, en uno de esos jalones, aquella cuerda invisible se rompió, y yo, salí disparado con ella... Dejando a la vida, y entrando en la esencia de todas las cosas... fue tan hermoso que no tengo palabras para contarles...

Joe 22/07/04
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 10101
  • Fecha: 22-07-2004
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.34
  • Votos: 41
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1557
  • Valoración:
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