ALADINO Y LA LAMPARA MARAVILLOSA
Hace mucho tiempo, en un país lejano, Vivian con su madre un niño, llamado Aladino. Un día, mientras jugaba en la calle, se le acerco un señor muy raro con unas largas barbas.
-¿Eres tu Aladino?- le pregunto el hombre, que era un mago.
-Si, soy yo. ¿Por qué me lo pregunta?- contesto Aladino.
-He oído decir que eres muy valiente y quiero hacerte muy rico, si me ayudas- le dijo el mago.
Como Aladino deseaba salir de la pobreza se marcho con aquel hombre tan extraño.
Al día siguiente llegaron a un valle escondido donde el mago pronuncio unas palabras muy raras y la tierra comenzó a temblar. Se abrió la entrada muy estrecha a una gruta por la que solo podía entrar el muchacho.
-¡Busca una lámpara y sal enseguida!- le grito el mago.
Pero Aladino se dio cuenta de que lo mas importante de este mundo no son las riqueza, si no estar en compañía de su mama. Triste por lo que pasaba, froto sin querer la lámpara que ya tenia en sus manos. De repente todo se lleno de humo y apareció un geniecillo.
-¿Qué es lo que desea mi amo y señor? Todos tus deseos serán cumplidos- dijo el genio de la lámpara.
-Me gustaría estar en casa con mi mama- pidió Aladino.
No había acabado de decir estas palabras cuando ya se encontraba en su habitación.
Pasaron los años un día Aladino vio a la hija del emperador se enamoro de ella. Fue a pedir su mano a palacio.
-Si quieres casarte con mi hija, tendrás que traerme mil fuente que manen oro y diamantes. Además, quinientos caballos blancos y doscientos cincuenta elefantes ricamente adornados. A demás quiero un gran palacio- le pidió el rey, creyendo que no podía darle todo eso.
Pero aquella noche froto la lámpara maravillosa y el genio concedió a Aladino todo lo que le había pedido. Gracias a eso se caso con la princesa.
Cierto día el malvado mago paso frente a la casa cuando la princesa se encontraba mirando por la ventana.
-Perdoname, ¡oh señora! , soy un humilde chatarrero que vende objetos viejos. ¿No tenéis algo que podáis darme?- dijo el mago.
La princesa, que no sabia de las maravillas de la lámpara, se la regalo. Entonces el mago la froto y ordeno al genio que los llevara lejos a el y a la princesa.
Al enterarse de lo ocurrido, Aladino se puso su mejor armadura y fue al castillo del mago a liberar a su amada y castigar al mago.
Después regreso con su esposa a su país,
Donde ya vivieron para siempre muy felices.
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