Hoy dia fue uno de aquellos en que en verdad, no quisieras salir a la calle; no es que sea la flojera, no, es algo que lo sientes como el sumbido de un moscón y que no te deja en paz. Por mí, dormía, o soñaba forzadamente algunos de mis deseos truncados. En fin, salí de la cama, y fuí a trabajar; no es que tuviera que trabajar, eso no, podía haber encargado que alguien valla en vez mía; pero...aquel bicho!. Como decía salí a la calle, había un buen dia de Sol, poca gente (el aburrido domingo). Abrí el taller y me puse a escuchar música de Sibelius; y después de limpiar el taller, me puse a esperar a que alguien entrara y..comprara alguna de mis cositas.
Perdón, no les he dicho que soy fotografo semi-profesional, y que tengo un pequeño estudio en una sencilla calle del centro de la ciudad, perdonenme : Soy un artista de vocación; pues si hubiese querido, sería un soberano y firme policía de ciudad, pero, como les dije, soy fotógrafo.
Y bien, ya que saben mi oficio, esperaba al compás del violín de Sibelius a algún casero que desée comprar algunas de mis obras fotográficas; ya sean de paisajes naturales, playas solitarias, perros arrabaleros, viejos miserables, niños sonrientes; en fin toda una gama para escoger, y claro, todos debidamente enmarcados. Un buen marco, es prestancia y elegancia, eso si … Un buen marco!
Siempre he sido muy sensible, pues cuando entraba algún casero a comprar, y si le gustaba alguna fotito, me acercaba y trataba de hacer amistad, explicarle el fondo que tenía la foto que yo había hecho; hacerle sentir lo que yo sentí en el momento en que tomé la foto. Casi siempre me decian: Ah que lindo!; y yo les agradecía con una sonrisa de total satisfacción; después de esto siempre sentía algo raro, pues, ya no tenía ganas de venderle mi foto; el tipo me preguntaba el precio y yo me ponía blanco de miedo, y amarillo de angustia, y respondía: Perdón?..Ah!..Este.. Disculpe, ya lo vendí!; el casero se desinflaba delante mio, cogía su gorra y se la ponía, se daba vueltas, y se iba sin despedirse de mi; y yo quedaba con sentimientos tan raros, como el de un idiota, o el de un niño travieso. Miraba mi obra y me decía a mi mismo: En verdad es hermosa la foto, mañana puede que la venda!. LLegaba la tarde, y despues de vender algunos marquitos y lunas; pues claro, de algo hay que vivir, vendía también marcos y lunas a medidas; y de vez en cuando vendía mis obras, las fotos.
Cuando vendía una, sentía como que algo de mi se había ido, un sentimiento de pena y melancolía, me apretaban la garganta; lo que originaba que dejase encargado el taller, y saliera con mi camara en busca de un paisaje; algo que llamase mi atención, y así, poder guardarla en mi memoria y en mi camara.
Contemplar, y recordar aquel momento una y otra vez, me daba una sensación de plenitud, como si hubiera robado una joya preciosa, y lo miraba como lo que era...una Joya !. Al dia siguiente la enmarcaba y luego la llevaba oculta bajo mi maleta, y la colocaba detrás del mostrador de mi taller; tenía temor de que alguien pudiese llevarsela...pues hay mucha gente mala en estos dias; y uno tiene que cuidarse mucho, sino, quien lo va a cuidar...Nadie!
Y bueno despues de comer algo, regresé a mi taller, prendí la radio y escuche la musica de Bach; Oh! me sentía como en los tiempos del siglo 16 y 17. Esperaba que lleguen mis caseros ; conversabamos de música, luego de mis fotos; y eso si, siempre y siempre!, llegaba algún inpiadoso, y aunque le diera un precio inapagable...se llevaba una de mis fotos. Hay que desdicha la mia! ; pero asi es el mundo, nada es para siempre!.
Llegaba a mi cuarto, pues vivía solo . Para que una casa ?, mejor todo pequeño, a mi medida; encendía la luz, recordaba mi foto (la vendida) e inconsolablemente me tiraba en mi cama, tumbado y sin ganas de levantar ni mis pensamientos ; me sentía tan desdichado que me ponía a llorar, mudamente, pues, no quería que nadie me escuchara (pudor miserable!). Y sin darme cuenta, dormía, nunca recordaba lo que soñaba ; dicen que eso es de buenas personas, no lo se, pero yo nunca recuerdo lo que sueño.
Abría los ojos...y otra vez!...No quería salir a la calle...el bicho!
Me parece una muy buena alegoría a la monotonería del diario vivir. Felicitaciones.