Había una vez un pez que no quería ser pez, quería ser mariposa. Se acercaba al borde del agua esperando ver una mariposa. Un día vio una mariposa amarilla y pensó ¡Quiero ser como ella!, viajo hasta el arrecife de coral, cuando lo encontró buceó entre corales amarillos y así sus escamas se volvieron amarillas. ¡Ahora me parezco a la mariposa que ví! Otro día volvió a subir a la superficie y espero y espero pacientemente y al fin pasó volando una mariposa con lunares negros. ¡quiero ser como ella!, viajó al fondo del océano y busco al Señor Pulpo al que pidió un favor muy importante. ¡Quiero que utilices tu tinta para pintarme lunares y parecerme a la mariposa que ví! El Pulpo no entendía nada pero como le gustaba pintar, le hizo caso.Cuando se paseaba por el mar los otros peces decían: - ¡ese pez! ¿De qué va disfrazado? - No soy un pez, soy una mariposa - Eso es imposible, las mariposas no viven en mar y tú no puedes volar.El pez se entristeció porque comprendió que nunca podría ser mariposa. Su amigo el Pulpo, le dijo; no te preocupes, nunca serás mariposa pero si puedes un pez que parece mariposa, ¡yo te pintaré los lunares!Le pez mariposa se puso muy contento por tener un amigo tan fiel, y otros peces también quisieron ser amigos del pulpo para que les pintara lunares.Desde entonces hay unos peces preciosos en los ríos de agua dulce que son conocidos como Peces mariposa y viven en estos ríos porque el agua salada del mar borra sus dibujos.