CORNELIO Y PANCRACIA (Y SULTÁN)



Ella le había dicho que no volviese por allí.Después de tanto tiempo juntos él le había destrozado la vida.Pancracia entró dentro de la casa y observó por la ventena cómo se iba.Aquella joroba,aquel pelo ensortijado que no se lavaba desde la adolescencia,aquelos pantalones rotos comprados en las rebajas de la feria...aún lo seguía queriendo,pero lo que le hizo aquel día fue la gota que colmó el vaso.Había atropellado con el tractor a su San Bernardo Sultán,y el pobre animal había muerto de dolor porque Cornelio no tenía ganas de sacarlo entre las ruedas y se lo llevó enganchado nada más que treinta kilómetros hasta llegar al pueblo.Luego,cogió un palo y sacó los pocos restos del pobre Sultán a golpes;y por si fuera poco,con la poca piel que le quedó,se hizo unos cazoncillos.Qué crueldad.
Cornelio se sentía mal por lo ocurrido.No desayunaba porque pensaba en ella,no comía porque pensaba en ella,no merendaba porque pensaba en ella,no cenaba porque pensaba en ella y no dormía...porque tenía hambre.El recuerdo de su querida tortilla de patatas era inolvidable,como también era inolvidable el recuerdo de su mujer Pancracia.Aún recuerda como si fuera ayer cuando lo apaleó con la sacha porque se había comido a su loro Anacleto.Esa noche durmió con,el que antes era,Sultán;pero a perro no le pareció nada bonito tener que compartir caseta con Cornelio,así que intentó devorarle un brazo,pero Cornelio se picó y tuvieron un duro combate toda la noche,del que salió vencedor Sultán.Desde entonces,Cornelio ya nunca lo miró con buenos ojos.
Por otra parte,Pancracia no podía ya vivir sin su marido.Decidió ir a "Lo que necesitas es amor",pero Jesús Puente se negó en redondo a ir;aún no se sabe por qué.Pero ya era demasiado tarde,Cornelio había volado.Montando una avioneta que venía en uno de estos juegos de "Hazlo tú mismo",despegó con sólo un molete de pan como provisión.Planeó unas horas en el aire,y en medio de aquella calma,se volvió a acordar de Pancracia.Aún tenía la cicatriz en un lado de la cabeza del sartenazo que recibió por hacer carrerascon Anastasia,la vaca de Pancracia.Pero peor fue el sartenazo que le dio cuando hizo un enorme banquete para todo el pueblo con Anastasia.Esa noche volvió a dormir con Sultán,y,otra vez volvió a perder la batalla,junto con un trozo de oreja.Y desde aquellas,empezó a odiar a aquel San Bernardo baboso.Empezaba a anochecer cuando avistó una pequeña isla desierta.Aterrorizó como pudo y se dio cuenta cuenta de que no estaba solo.Una tribu de caníbales se encargó de hacerles compañía.
Mientras,en casa,Pancracia echaba de menos a su marido;desde que se fuera sus sartenes estaban como nuevas,y la porra parecía sin estrenar.Entonces,desesperada,cogió la balsa de Cornelio y se hizo a la mar.Pronto llegó a la isla donde se encontraba Cornelio,y vio humo.Corrió hacia él y observó que la tribu lo tenía atado cual cerdo,dándole vueltas para asarlo bien,con una manzana en la boca.Y Cornelio,en tal estado,se volvió a acordar de Pancracia y de la vez que lo quemó en la plancha de la cocina por meter el rabo de su querido gato Mauricio en un enchufe de alta tensión.Y esa noche también volvió a dormir con Sultán,y después de perder en la lucha,como siempre,planeó la manera de atropellarlo con el tractor:era Sultán o él.
Pancracia,al ver a su marido dorándose al fuego,le entró un cabreo impresionante y empezó a sartenazos con los pobres caníbales.Después de machacarlos hasta que se cansó,desató a Cornelio,el cual ya estaba en el punto exacto de asado,y se lo llevó a casa.Una vez allí,resolvieron sus pequeños problemas y fueron felices . . .bueno,hasta que a Pancracia se le metió en la cabeza comprar un fiero doverman llamado Faustino.