Este era Fernando, un adolescente que nunca se imaginó la aventura y el tesoro que estaba a punto de encontrar, pues era un joven muy callado y apartado del grupo, no tenía amigos, se sentía muy solo, lo apartaban del grupo, pues según sus compañeros era muy chocoso y aburrido. Hasta que un día en el salón de clases se asignaron equipos para investigar sobre las reservas ecológicas. A Fernando le tocó como equipo a los jóvenes mas populares del salón, los cuales tenían por nombre Samanta y Samuel su única virtud era de ser populares, pero aún no conocían el verdadero valor de la amistad ni lo importante que es la naturaleza.
A Fernando le encantaba la naturaleza, tanto que el mismo construyó un invernadero que pronto se convirtió en un gran y hermoso jardín, pero como no tenía amigos, no tenía con quien compartir su gran tesoro. Como a Fernando y compañeros les había tocado investigar sobre reservas ecológicas, decidió llevar a sus compañeros a su hermoso jardín. Ya en el salón Fernando comentó a sus compañeros sobre la idea de ir a su jardín.
_Samanta, Samuel me permiten un momento, quisiera que para la investigación fuéramos a mi casa ahí tengo un gran jardín.
-Si ,claro –contestaron Fernando y Samanta-
-¿Qué día irémos .Preguntó Samuel-.
-Les parece bien el sábado.
-Sí, esta bien.
Ya llegado el día, Fernando se daría cuenta de que sus amigos no les interesaba la naturaleza, pues tenían actitudes antiecológicas, a Fernando no le gustó esa actitud, asi que decidió darles una lección que nunca olvidarían.
-Samanta, Samuel pasen.
-Si gracias
-Nada más les advierto algo, el jardín es muy grande y espeso, no se vayan a perder. Tengan mucho cuidado.
-Si, lo tendré- contesto Samanta –
De inmediato abrió la puerta que guardaba su gran tesoro, se introdujeron dentro del jardín, tan pronto se metieron Fernando cerró la puerta, pero su gran problema aún no comenzaba, pues ninguno de ellos se imaginaba la gran lección que estaban a punto de experimentar los jóvenes. Sin darse cuenta Fernando extravió las llaves del portón, ya preocupado preguntó:
-¡Samanta, Samuel! ¿No han encontrado unas llaves tiradas?.
-¡No! ¿las perdiste? – preguntó Samanta-
-Creo que si, no las encuentro.
-Nno hay otra salida.
-No, no hay ninguna otra salida mas que el portón, el jardín es muy grande no hay que separarnos.
-Si, claro-contestaron los dos-.
Entre los grandes árboles y arbustos oyeron ruidos, se asustaron mucho. Todos los jóvenes estaban admirados de la hermosura del jardín. Pero llegó lo peor de todo, no llevaron alimentos, y el hambre y la sed empezó a invadir el momento.
-Tengo hambre y sed-comento samanta-
-No te preocupes aquí dentro hay árboles frutales y un arroyo.- comento Fernando-.
-¡Que alivio!, porque yo también me estaba empezando a preocupar.
-Nos dividirémos el trabajo. No quisiera alarmarlos, pero creo que la noche empezó a caer y aquí es muy peligroso.
-Sigamos caminando tal vez encontraremos un lugar más seguro donde pasar la noche.
-Samanta tiene razón, creo que si trabajamos en equipo todo saldrá mejor.
-Si, tienen razón.
Caminando entre los arbustos volvieron a escuchar ruidos, siguieron caminado cuando de pronto fueron atacados por piedras.
Asustados se echaron a correr, pero Fernando dijo:
-Ahora que me acuerdo ¿por qué corremos?, ¡si aquí no vive nadie!.
-Entonces ¿quién nos arrojo piedras?-preguntó samanta-.
-Tenemos que regresar para ver quien es – respondió Fernando-.
-Tiene razón Fernando, es la única manera de averiguar quien nos esta atacando.
Los jóvenes asustados regresaron al lugar donde los agredieron, se pusieron de acuerdo para atrapar al regresar.
-Tenemos que trabajar en equipo- comento Fernando-
-Si tienes razón –comentó Samuel-
Así lo hicieron trabajaron juntos, pero su gran sorpresa fue que el agresor era una joven un poco mal vestida, pero muy hábil.
-¿Quien eres tú y que haces aquí? –preguntó Frnando-.
-Me llamo Graciela y entré por un hoyo.
-¿Por qué entraste sin permiso?- preguntó Samanta.-
-Aquí es muy bonito y además esta abandonado, y casi nunca vienen a arreglar las plantas y cuando viene solo vienen a admirar el hermoso paisaje que nunca cultivaron ni cuidaron.
-No es cierto yo he sido el que ha cuidado este jardín, desde que era un invernadero, mi mamá y yo lo cuidamos mucho.-argumentó fernando-.
-No entiendo nada, como es que Graciela cuida este jardín y ahora tú y tú mamá lo cuidaban.
-Es que desde que mamá murió no he entrado aquí, porque me trae muchos recuerdos tristes.
-¿Por qué dices que todos los recuerdos son tristes?
-Porque mama murió aquí dentro.
-Ella falleció por un piquete de víbora, ese día habíamos llegado de viaje, y a ella le gustaba pasar toda la tarde aquí dentro, admirando la hermosa naturaleza, arreglando sus rosales, pues ella decía que no hay mejor tesoro que este. Bueno ella decía que hay dos tesoros en la vida, los cuales valen mas que todo el oro del mundo.
-¿cuáles son esos dos tesoros ¿? – Preguntó Samanta -.
-¿En verdad quieren saber ¿-Preguntó Fernando -.
-Si, contestó Graciela -.
-El primero es el gran amor a nuestra naturaleza, pues ella nos da sustento, salud y alimento, pues ella es un ¡Gan tesoro! Que todos podemos compartir mutuamente, y que desgraciadamente no lo valoramos. El otro es el sentimiento más hermoso y sincero que una persona puede sentir por otra, el cual es la amistad. Mamá decía que es un sentimiento inexplicable, pues cuando existe amistad el amor es sincero. La extraño tanto; ella me daba muchos consejos, y ahora me he quedado sólo, pues mi papá viene cuando sueña. Casi no me visita, anda de viaje y yo solo.
-¿No eres feliz verdad?
-No Samanta.
Pero lo tienes todo, dinero, una hermosa casa, lujos ¡todo! .
Estas equivocada, Samanta el dinero no lo es todo, que no me vez como estoy, solo sin amigos. Mi papá no quiere estar con migo no soy feliz, creo que ustedes son muy afortunados por tener a sus padres, por tener amigos. Conservenlos y quiéranlos mucho.
FIN
BEATRIZ ROCIO SIERRA HIDALGO EDAD. 14 AÑOS
IGUALA, GRO., MEXICO.