Judas me había dicho que el momento de luchar se acercaba, había estado robando dinero del maestro para financiar la causa, él esperaba que el futuro rey de los judíos se levantara en armas de un momento a otro, pero aquel hombre al que Judas seguía manejaba un lenguaje incomprensible, hablaba de amor y de volver la mejilla al que le golpeaba, de bendecir al amigo y doblemente al enemigo, de un reino de otro mundo y otras ideas extrañas como esas, definitivamente un hombre de ideas revolucionarias, pero no lo que nosotros necesitábamos, queríamos un líder aguerrido, un hombre capaz de quitar una vida a favor de la causa si esto fuera necesario, al fin y al cabo eso significaba para nosotros el Mesías, y aquel hombre de aspecto desaliñado pero de cara muy limpia y de brillante personalidad se alejaba mucho de nuestro líder ideal. Judas tenía una extraña idea, pensaba vender al maestro con la idea de obtener algunos fondos para la causa, claro, sin que este lo supiera, Jesús era un hombre correcto, Judas una vez había propuesto vender un perfume con que una de las discípulas del maestro le frotaba los pies y fue duramente reprendido por este; la idea de Iscariote consistía en vender al maestro, una vez preso seguramente iba a ser condenado a muerte, según Judas esto enardecería a los seguidores del maestro que inmediatamente harían armas contra el imperio y en ese momento sería justamente cuando se pagaría a algunos mercenarios con el dinero de la traición para fortalecer la revuelta. Pero no todo salió como él lo esperaba, recibió treinta monedas de plata por vender al maestro, este fue apresado y en un rápido intercambio de responsabilidades entre los señores representantes del gobierno imperial el maestro terminó condenado a muerte, solo que los discípulos del maestro no se levantaron en armas, todos menos uno huyeron despavoridos, y hasta uno de sus favoritos le negó tajantemente, por su parte Judas, viendo fracasado su intento enloqueció acosado por la culpa al haber vendido sangre inocente y devolviendo el dinero a los victimarios del maestro se suicidó. Tremendo líder nos resultó Judas, yo impulsado por las circunstancias me vi precisado a huir también, así que habiendo hecho los preparativos necesarios esperé la benevolencia de la noche para emprender un largo viaje; ese día habían colgado al maestro de una cruz, y precisamente desde nuestro camino se veía el alto monte donde habían sido crucificados él y dos maleantes a los que injustamente hizo compañía, no pude evitar una mirada hacia el calvario, donde asombrosamente el cuerpo del maestro ya no estaba, pero si una extraña luz que surgía desde el suelo extendiéndose al infinito, de repente sentí una voz que me decía en el interior de mi atormentada cabeza – regresa hijo, en solo días veras la gloria del nuevo reino levantarse ante ti – No había bebido, estaba sobrio y conciente de mis actos, pero una nueva mirada hacia el calvario donde la luz al cielo ya no estaba me hizo comprender que debía volver, a riesgo de mi propia vida.
- El vive, él vive – gritaba una voz de mujer mientras veloces pasos se sentían pasar frente a la habitación donde me ocultaba, - el maestro vive, ya no está muerto, vive – alcancé a oír, un tumulto humano se movía como río incontenible hacia el centro de la ciudad, poco a poco rostros hasta ahora desaparecidos resurgían de sus escondrijos con una nueva luz de esperanza reflejándose en sus ojos, volví mi mirada al centro de la habitación buscando un manto con que cubrirme la cabeza para no ser reconocido y así poder unirme al tumulto, entonces le vi, su rostro radiante estaba coronado por finas gotas de sangre que corrían desde profundos surcos en su frente y de su abundante cabellera hacia sus cejas, sus manos extendidas hacia mi mostraban dos profundas heridas que ya no sangraban, al igual que sus pies descalzos que por cierto no tocaban el suelo, y desde esas heridas una luz color de oro puro surgía disipando la oscuridad del pequeño cuartucho, una sonrisa perfecta y llena de amor me dijo tantas cosas sin proferir una palabra que no pude evitar sentir un grueso nudo en mi garganta, caí de rodillas ante la espléndida visión que inundaba mi campo visual mientras gruesas lagrimas de emoción lavaban mi sucia barba, oí entonces una voz dulce pero sonora que me indicaba – “Busca a mis discípulos, ellos te indicarán que hacer” – “Señor” – dije dentro de mi corazón, - “mis manos están llenas de sangre inocente” – los ojos del maestro me miraron con una ternura indescriptible haciéndome comprender el significado verdadero del perdón absoluto, del perdón redentor, y de inmediato comprendí el significado de la frase “mi reino no es de este mundo”, sentí en mi corazón que yo era un miembro de esa gente que corría de un lado a otro, que yo estaba llamado a luchar por la consecución de ese reino que el maestro pregonaba, de repente comprendí el significado de la luz en el calvario, de repente comprendí el tremendo error de Judas, y la tremenda oportunidad que había perdido corriendo tras tesoros que el tiempo destruiría, y dejando perder las perlas de gran precio que se obtenían de la voz de aquel maestro que había iniciado su reino eterno en este perdido rincón del universo, la visión se disipó, y yo convertido en un nuevo hombre, sin necesidad de manto con que ocultar mi rostro, salí caminando por las polvorientas calles de Jerusalén, en pos de los discípulos del divino maestro, los guardianes eternos de las palabras de la salvación, las palabras del Verbo de Dios.
Eddy, Jesús vive en ti, es la única forma en que uno puede sentir y vivir la palabra con la emoción de la primera vez de la conversión. Que Dios te abrigue y proteja en la palma de su mano.