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Categoría: Tradicionales

Libre Albedrío

Estaba frente al televisor y acababa de traer a mi mente el recuerdo de la tarde que pasé escuchando las palabras de un sabio profesor, iluminado las almas de sus alumnos acerca del libre albedrío... Es difícil hacer dos cosas al mismo tiempo pero uno cuando está acostumbrado a que la decisión venga como añadidura, el dolor, la angustia son los fantasmas que se apoderan de nuestra alma... Normalmente, "ellos", suelen bajarnos al nivel de los deseos pecaminosos, pero siempre, y eso es lo bueno de la existencia, hasta el último segundo, es uno mismo quien levanta la mano en seleccionar el buffet servido sobre es mesa gigantesca llamada el ahora. Cierto que pareciera que la presión balancear su decisión, pero eso no es cierto. Incluso cuando uno duerme y sueña y, si aquel sueño es una pesadilla, puede romper el elástico que nos ata y, despertar...

Y bien, después de explicar un poco la naturaleza de lo explicado por mi maestro, y como repito, yo estaba sentado frente a una estúpida película y sentí entre los latidos que resonaban en mi cabeza, que debía apagar ese demoníaco aparato, y si es posible, todos los recuerdos y pensamientos que navegaban en el charco de mi conciencia, con la intención de dormir que para mí, es una especie de muerte, o un simulacro, juego...

Luego de apagar todas las luces y mudarme de ropas, miré mi cómoda cama y, cuando estaba a punto de abrir las sábanas, sentí un gemido, parecido al llorar de un bebe recién nacido que produjo en mí, una especie de miedo, temor, desconfianza ante lo desconocido...

Cuando fui a prender las luces del cuarto, no pude, y lo mismo pasó con todas las luces de la casa... Salí afuera de mi casa y vi que todo estaba normal, menos la mía que, sin luz parecía ser tétrica. "¿No habré pagado el mes de la luz?", me cuestionaba, pero recordé que sí lo había hecho en la semana que había pasado. Preocupado, busqué una vela y me dispuse a dormir en mi cuarto. De pronto, cuando estaba ya cubierto por las sábanas de mi cama escuché nuevamente los mismo gemidos, pero esta vez parecían ser mas largos y mas cerca... Una corriente de aire helado pasó como un fantasma por mi lado, apagando la vela encendida. El temor, se apoderó de mi alma...

Recordé el libre albedrío y traté de pensar que estaba en algo parecido a una pesadilla, o alucinación, cuando noté la fría presencia de seres fantásticos al borde de mí. "Son fantasmas", pensé. Cogí mi frazada y casi desnudo salte de mi cama, corriendo a través de la oscuridad de mi casa hasta llegar a la calle...

Vi que todos los vecinos de mi casa estaban con las luces de sus hogares encendidas, algunos estaban paseando a sus perros por el pequeño bosque que estaba cerca de nosotros, otros salían a mirar la hermosa noche a través de sus ventanas... El ver la vida ante mi, es algo muy agradable y indescriptible.

Aún estaba en la puerta de mi casa y sentí deseos de pasear como cualquier persona libre. Cerré la puerta y cuando estaba dando mis primeros pasos, observé que todo mi hogar volvía a iluminarse. Sonreí y aun con el deseo de pasear, pensé en que mejor sería vestirme. Cogí la llave de mi casa pero fue inútil, la puerta no se abría, pensé que quizás no era la misma llave, pero no, era la misma. El no entender lo que me ocurría empezó a ahogarme, pero quise superarlo y decidí conversar con cualquier vecino, pero, cuando volteé no vi nada mas que oscuridad, siluetas de casas, gente que parecía ocultarse de mi, como salvajes viviendo dentro de cuevas…

Pensé que enloquecía, pero recordando el libre albedrío me dije que nada era real y, dejándome arrastrar por un primer impulso comencé a aullar y a correr como un perro por todas las calles oscuras de mi vecindario. Pateé como una bestia cada casa por donde pasaba, sin recibir ninguna respuesta, tan solo percibí voces que gente que parecía agonizar en sus abandonadas casas… Decidí regresar a mi hogar y para sorpresa mía, apenas empujé la puerta, esta se abrió. Entré y parecía que todo fuera normal. Caminé hacia mi cuarto, vi el teléfono y pensé en llamar a mis amigos, pero antes quise mirar por la ventana de mi cuarto las casas de todos mis vecinos. Increíblemente todo estaba normal. Me sentí extraño y decidí coger las llaves del auto e irme a dormir a un hotel.

Durante todo el trayecto pensaba en todo lo que me había ocurrido, sonreía al pensar en la línea que separa la cordura a la locura y, decidí olvidarlo todo… De pronto, cuando llegué al semáforo de dos calles importantes, escuché el canto de la sirena de una ambulancia que se acercaba hacia mí. Me fijé en las luces del auto y vi que estaba por empotrarse sobre mí. Traté de mover el auto mío, pero no arrancaba. Traté de abrir la puerta para escapara de la inminente colisión, pero esta no se abría. Casi podía ver las luces en cámara lenta de la ambulancia acercándose sin parar… Entonces recordé nuevamente el libre albedrío, y, en aquellos microsegundos, decidí de una vez por todas dormirme, sin saber si al día siguiente volvería a despertar…





Lima, Enero del 2005.
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 13213
  • Fecha: 31-01-2005
  • Categoría: Tradicionales
  • Media: 6.07
  • Votos: 163
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1823
  • Valoración:
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