- ¡Doctor, doctor, venga rápido por favor, mi sociedad está sumamente grave! -dice el Hombre al Creador- No sé que le pasa, hace varios siglos que le entró una pequeña tos que atribuí a una revolución neolítica que le llegó por el invierno, pero luego fue a peor, le empezó a surgir un herpes y la llevé a su médico pero éste me dijo que no había que preocuparse, que las clases sociales eran un simple producto de su pubertad y que les pasaba a todas las demás sociedades cuando llegaban a una cierta edad de su desarrollo. Eso me tranquilizó bastante, pero solo fue durante un breve periodo de tiempo por que, aunque el herpes persistió, le volvió a entrar de nuevo la tos, pero esta vez acompañada de una fiebre tremenda que solo se trasmite a través de la picadura el mosquito de la política. Lo llevé al doctor una vez más y este tomó cartas en el asunto por que veía que la situación se estaba complicando y me dijo que había estado investigando en una vacuna de nueva generación que se inyectaba en vena, pero que todavía no estaba 100% demostrada su eficacia, pero yo, ante la gravedad de la situación, decidí probarla. Al principio solo hizo efecto en las partes más dañadas del herpes y éste pareció retroceder. La vacuna poco a poco se fue extendiendo por todo el cuerpo y, aparentemente, con buenos resultados. Todo parecía que iba bien, mi pequeña sociedad (por mucho que madure, siempre será para mí mi hijita) ya parecía que estaba mucho mejor, pero en un chequeo médico que me mandaron hacerle por simple prevención me dijeron que estaba muy mal, que la vacuna inyectada simplemente había hecho desaparecer los síntomas visibles, pero que los problemas seguían ahí, tanto la sociedad, como la política, además de esa nueva vacuna que dificultaba cualquier tipo de tratamiento pues ocultaba muy bien los problemas. Me aconsejaron que tuviese mucho cuidado pues estaba tan grave que una simple brisa podría hacer que se cayese muerta en mitad de la calle. Me la llevé a casa muy enferma, pero todavía en ella quedaban fuerzas para luchar. Recuerdo una noche que mientras dormía, murmuraba en una jerga totalmente desconocida para mí y que, tras consultas posteriores, supe que no es de ningún tipo de lenguaje de este sector de la Existencia. Decía algo así como Liberté, Egalité et Fraternité y a la mañana siguiente, preocupado por este echo, la llevé al doctor y me dijo que era una respuesta muy común en sociedades convalecientes, y que consistía en un intento de los anticuerpos por expulsar los gérmenes extraños al sistema social natural, pero que en su caso solo había servido para mitigar mínimamente la situación. Al poco tiempo me recomendaron una clínica muy buena que se llamaba Primero de Mayo, de la que se decía que tenía un equipo médico especializado en socialismos que era puntero en la investigación contra la política y las clases sociales. En ella la ingresé pensando que lo hacía en una de las mejores de toda la Existencia. En un primer diagnóstico me dijeron que no me preocupase, que la cosa tenía solución, muy difícil de lograr, pero que la tenía. Tras unos análisis sanguíneos posteriores detectaron el fluido de la vacuna que inyectó su primer médico circulando por sus venas. Dijeron que había que eliminarlo como fuese, que era sumamente dañino y que eso complicaba aún más la situación. Había que operar de urgencia. Yo acepté. Tras una primera operación que efectuaron los más virtuosos doctores socialistas en una de las zonas más dañadas de su frágil cuerpo, esta pareció ir mucho mejor, y poco a poco se fue curando de tal manera que ayudó a que las zonas de su alrededor mejorasen. Parecía que había esperanza. Tuvimos que esperar hasta que se le pudiese volver a operar por que había quedado muy debilitada. Cuando la volvieron a llevar al quirófano yo estaba muy ilusionado. Todo apuntaba a una definitiva recuperación. Pero el resultado no fue el mismo, no se logró una mejora sustanciosa. Los doctores socialistas atribuyeron el fracaso a una hormona que se había desarrollado en sus ganglios a consecuencia de coexistencia con la política, las clases sociales y la codicia (fruto de la unión de la otras dos). Me dijeron que se llamaba Caputalismo o algo así, ruego me disculpe pero no logro recordar el nombre exacto. Afortunadamente la zona que quedó saneada en la primera aparición parecía que se iba fortaleciendo aunque ya no arrastró consigo más zonas. Tras unos días tuvo una crisis que afectó a todo su cuerpo, vomitó sangre, dolor, y muerte, y no dejaba de sudar imperialismo. Afectó incluso a la zona curada pero ésta afortunadamente logró mantenerse sana. Los doctores me dijeron que seguramente no soportaría otra operación pero que intentarían aplicar pomadas por todo el cuerpo que ya estaba demacrado por la política, las clases sociales y el capitalismo, a lo que había que sumar que todavía quedaban restos de la primera vacuna que le inyectaron dificultando cualquier terapia que se le pudiese aplicar. Pasaron unos días de calma donde estuvo tranquila, incluso sonrió alguna vez, pero de nuevo vino otra crisis aún más dañina que la anterior. Esta vez no solo volvieron los vómitos ni el sudor, sino que por sus mejillas empezaron a correr lágrimas racismo (que en análisis posteriores se demostraría que era una de las primeras causas de su estado). Ahora lleva meses en coma, y la parte que estaba sana poco a poco fue degenerando y ahora es una de las más dañadas y no hay perspectivas de que vuelva a ser la que era cuando vivíamos juntos manteniéndonos de lo que nos proporcionaban nuestras manos. Pero hace unas semanas, siguiendo en coma, empezó a sudar un poco y a llorar. Pero todavía no es nada serio, y creo que no pueda salir de esta. Ahora dígame la verdad doctor, con franqueza ¿Hay alguna posibilidad de cura?
Amigo Aureliano, tu trabajo bien enfocado, a mi juicio, sólo adolece de que el mismo no fue separado en párrafos que hagan mas digerible y menos cansada la tarea de leerlo. Sin duda manejas términos sociológicos a lo largo del relato, que hace que el cuento al final se convierta en una clase. Buen intento amigo, trabajos de éste tipo, de vez en cuándo nos fortalece y nos confirma el estado de deterioro generalizado de nuestra sociedad, que tanto nos preocupa y lamentablemente como especie hacemos muy poco para sanarla. Cordial y afectuoso saludo, y bienvenido por aquí. Alejandro