AMOR ETERNO
Cuentan las antañonas crónicas medievales que un musulmán amaba a una muchacha cristiana hasta el punto de perder la razón por ella.
Se vio obligado a hacer un viaje por un país extranjero con un amigo que estaba en el secreto de su locura de amor.
Habiéndose prolongado el viaje por culpa de sus negocios en aquel país fue atacado de una enfermedad mortal y viéndose morir dijo a su amigo:
--He aquí que mi fin se acerca, no volveré ya a encontrar en este mundo a la que amo, y temo, si muero musulmán, no encontrarla tampoco en la otra vida.
Se hizo cristiano y murió.
Su amigo, triste y desconsolado, se dirigió adonde se encontraba la joven cristiana a la que encontró enferma, enfermedad que los médicos consideraban incurable. Después de conocer la noticia que le traía el mensajero de la muerte del musulmán, ella le dijo:
--Ya no veré a mi amigo en este mundo; pero quiero volver a encontrarlo en el otro: así, pues, hago testimonio de que no hay otro Dios que Alá y que Mahoma es su profeta.
Dicho esto, murió; y que la misericordia de Dios sea con ella porque éste amor si que fue eterno.
Es de suponer que Dios y Alá no anden a la greña por culpa de estos dos amantes.