Segundo personaje: PEPE PACO SVENSON BUNDOLO.
Este hombre fundamentalmente odiaba. Y por encima de todo, las banderas.
Él se consideraba un ser natural, exáctamente natural.
No aceptaba convenciones, ni reglamentos, ni artificio moral alguno. Por eso iba completamente desnudo, haciendo sus necesidades donde le encartaba, como los palomos.
Cierto es también, que con esa personalidad no se granjeaba millares de amigos, pero suplía dicha carencia con abundancia de moscas.
Y odiaba las banderas, cómo llegaba a odiar las banderas.
Decía, por ejemplo, que el hombre no era sino un ser planetario, con lo cual, sentir o asumir una nacionalidad, era propio de cretinos, de estériles cerebrales, de tontolabas y en muchos casos de hijoputas que utilizaban este artificio como mero pretexto para enemistarlo todo.
Él concluia con un dicho brasileño: A Rio revuelto, ganancia de especuladores.
Pero que conste que eso lo decía Pepe Paco, y nadie en su sano juicio lo secundaba.
Cómo sería, que llegó a decir en una ocasión ( seguro que estaba borracho), que él se pasaba los escudos, las banderas y todos los signos de identidades nacionales por el forro de los cojones y además de alante a atrás para limpiarse el culo de paso.
Así como suena, eso se atrevió a pronunciar, y ninguna persona con un mínimo de decencia podría compartir tales extremos.
Esto no puede ser normal.
Yo sostengo que Pepe Paco Svenson Bundolo se sentía siempre así, resentido e iracundo, opinando que las naciones, las fronteras y las distinciones estatales eran producto de la estupidez total de quienes las defendían, porque él mismo no era ubicable en raza ni patria alguna.
Pepe Paco se comenzó a engendrar en el vientre de una señora lesbiana de un pais centroamericano, de la Patagonia creo, o de Andalucía tal vez, que en una mala experiencia con el L S D, decidió ser madre sin contacto con varón. Así que ella solita se inseminó.
Recurrió para ello a un excompañero con el que había estudiado en Sudáfrica y con el que había estado conviviendo una temporada en el seno de una comunidad gay.
De este modo, el padre biológico de Pepe Paco, resultó ser un batusi bujarrón.
Mas, al poco de quedarse encinta, a su tortillera madre le cambió la luna, dejó las drogas y se preguntó qué iba a hacer con el criajo que llegaría y al que habría de sustentar.
Estaba casi decidida al aborto, pero en un momento lúcido, recordó que era católica apostolica y antes de llegar a tan drástica solución, se propuso hacer lo posible e imposible por evitarla, hasta que consiguió la ayuda de un curandero sueco.
Éste le extrajo el embrión, que ya tenía muy feo aspecto y se lo implantó, previo pago, a una gitana de sesenta años, hija de madre húngara y padres napolitano, egipcio y maltés, y cuyos numerosos hijos, nacidos la mayoría en Nueva Zelanda, se habían encargado de sembrarle el mundo entero de nietos.
Nada extraño, por otra parte, si tenemos en cuenta la inquietud de los zíngaros.
Además de su mala leche, eso explica también que Pepe Paco Svenson Bundolo, adoptase el primer apellido del curandero sueco y el segundo del sarasa de su padre, por el procedimiento de introducir en una gorra un montón de papeletas que contuvieran los apellidos de todos aquellos que hubieran contribuido en su venida al mundo, extrayendo una al azar.
Y de igual modo ahora se puede comprender que afirmase que las patrias eran algo donde cagarse, y que dijera que él no conocía perro fornicante al que le preocupase el colorido de su partener, ni de qué tierras viniese.
Lo decía Pepe Paco, pero nadie más , nadie más...
(continuará)
EL SIGUIENTE PERSONAJE SERA JOE MOLONDRO