La española cuando besa... ¡Ooooleee!
Capítulo – 6
“Al despertar”
Me despierto alrededor de las 10:00 a.m. ... ella todavía duerme.
La observo... se durmió desnuda.
Su carita es hermosa (aunque tenga ojeras hoy), sus cabellos rubios desordenados sobre la almohada parecen un bordado de oro, sus labios rojos como una cereza invitan a besarla, sus senos (no muy grandes) son hermosos y de miel, sus piernas. Toda ella es en conjunto lo más bello que haya visto jamás.
Voy a la ducha.
Al regresar ya está despierta... llorando.
Me acuesto a su lado, me apresuro a abrazarla y consolarla. No sé que le pasa.
Entre mis brazos continúa su llanto y no para.
Rubén - ¿Qué pasa?... ¿Por qué?
La aprieto contra mi pecho, beso su cabecita, acaricio sus cabellos. Se aferra de mí con fuerza.
Julieta – ¡Hoy te iras!
Levanto su carita suavemente y le dejo un beso en sus labios.
Rubén – ¡Ya veo! ¿Pero quién le a dicho a usted que me voy hoy?
Julieta con sorpresa – Pe... pe... pero si dijiste que en tres días te irías. Lo decías en el e-mail que me enviaste.
Rubén – ¡Ya va! Aquí hay un pequeño error. Yo dije que te esperaría tres días y luego me iría . Eso en el caso que no hubieras aparecido. Asumiría que no querías verme y me habría marchado.
Pero yo tengo varios días más para estar aquí.
Julieta con la carita iluminada - ¡Ayyyyy... Dios mío! No lo puedo creer.
Me besa el rostro aquí y allá.
Intercepto su boca al pasar y me adueño de sus labios para besarla y besarla y besarla...
De repente, otra vez seria - ¿Cuándo te irás?
Su mirada expectante se mueve de un lado al otro viendo a mis ojos esperando una respuesta.
Rubén – No pienses en eso ahora... ¿OK?
Me levanto y voy por el Menú para solicitar el desayuno.
Rubén - ¿Tienes hambre?
No responde... está pensativa.
Se lo pongo en las manos y me acuesto a su lado otra vez.
Rubén - ¿Qué hay en esa cabecita ahora?
Julieta – Que tú eres casado.
Rubén – ¡Pero que karma!
Cuantas veces voy a explicarte que tengo que esperar un tiempo para divorciarme.
Mira, hay cosas que las mujeres le perdonan a los hombres pero los hombres jamás le perdonamos a las mujeres. Lo de mi esposa no tiene vuelta atrás.
Además tú tampoco te has divorciado.
Julieta – Pero es diferente. Yo estoy separada. No convivo con mi esposo, tú si.
Rubén queriendo aliviar la tensión del momento - ¿Perdón?... yo no convivo con tu esposo.
Julieta sonriendo y dándome una palmada en el brazo – No te hagas el tonto.
Rubén otra vez serio – Yo estoy en el banquillo de los acusados. Así me siento.
Sé que mi condición de casado me pone en una posición precaria frente a las expectativas de una mujer.
Lo ideal sería que nos hubiéramos conocido antes pero no sucedió así.
Tú tienes tus dos hijos, el niño rubiecito y la niña y yo quedé con una mujercita.
Te voy a explicar algo.
Como padre pienso en mi hija antes que en mí así que cuando llegue el momento de las explicaciones (el por qué del divorcio) fíjate que prefiero quedar como el villano a que ella sepa la verdad.
Julieta – Pero no es justo que tú aparezcas como culpable cuando eres la víctima.
Rubén - Es más fácil de asimilar la culpabilidad del padre que de la madre y a mí no me importaría quedar como “el malo de la película” aunque sea injusto. Solo me interesa que mi hija sufra menos.
Julieta – Deberías decirle la verdad.
Rubén – No me interesa “la verdad” si eso hace sufrir a mi beba. ¿Es que no me entiendes?
Julieta – ¿Y cuáles son tus planes?
Ya fui tuya, ahora que viene... ¿el adiós?
Rubén – Pero... por Dios. ¿Tú piensas que yo tengo meses y meses en una relación intensa contigo solo para “coronar” una noche?
¿Tú piensas que crucé el océano solo por el capricho de tenerte?
¡Yo te amo!
Presta atención... T-E A-M-O.
¿Ya lo entendiste?
Allá, de donde vengo, podría tener más de una mujer para cada día de la semana... ¿qué necesidad de venir hasta aquí tendría yo?
Mujeres es lo que me sobraría si fuese un Don Juan.
Julieta – Muchos dicen que eres un Don Juan.
Rubén – No es mi culpa lo que otros dicen.
Mi propia hermana pregona eso. Pero es porque cada tanto aparece “una” que se auto nombra mi novia.
Julieta - ¿Y eso por qué será?
Rubén - ¡Por favor mi amor! Mi corazón ... si late es por ti, si respiro es por ti.
Cada vez que nos peleamos... agonizo.
Yo te necesito para poder “vivir”. Todo se vuelve gris cuando no nos hablamos.
Julieta - ¡De acuerdo... digamos que te creo! ¿Cuáles son tus planes respecto a nosotros?
Rubén sonriendo - ¿”Inmediatos” o “a largo plazo”?
Julieta – Tú sabes a qué me refiero.
Rubén simulando seriedad – Pero bueno... esto ya es un interrogatorio policial. Exijo la presencia de mi abogado.
Julieta sonríe pero con un gesto de su rostro inquiere la respuesta y me mira como diciendo... ¡responde bribón!
-Mis planes son casarme contigo, tener una luna de miel “andariega”, tener más hijos...
De repente me acuerdo de algo – Perdón por girar la conversación pero me estoy acordando que tengo un asunto pendiente en Estados Unidos.
Tú sabes... aquello que nunca me creíste (gracias a Dios).
Dentro de dos semanas es “aquello”. No se que va a pasar con eso.
Julieta - ¡Ay! ¿Otra vez con eso? Anda déjalo... ¿si?
Rubén – Si, es mejor olvidarlo.
La observo... ella desnuda con sus trenzas sobre los senos. Cuando voltea la cabeza una de las trenzas de engancha en su pezón.
¡Por todos los Santos! tanta carne y yo famélico.
Advierte mi mirada cargada de deseos. Se levanta, va hasta las almohadas y sacando la pijama se la pone rapidito.
Me mira con una sonrisa traviesa - ¡Ni sueñes!... ya me duelen los ovarios.
Tomo el menú - ¡Toma! Elige el desayuno...
Julieta – Dime... dime... dime... ¿qué es eso de la luna de miel “andariega”?
(Continuará)
Rubén descubriendo el amor y poniéndolo en palabras...Hermosa cuota de ternura para esta historia...que me atrapó. Al leer,cada uno va encontrando rinconcitos propios en donde reflejarse...Gracias...por tener el don de poder manifestarlo... Pau