Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Infantiles

La fruta solitaria

Esto ocurrió hace mucho, pero muchísimos años, tantos que ni siquiera me acuerdo cuantos son, sólo sé que ocurrió y eso ya es bastante. Todo pasó en un pequeño campo, el cual era cultivado por un señor a quién llamaban BASTÓN, nadie sabe porqué, nunca nadie se lo preguntó, ni nunca nadie supo cual era su nombre verdadero, sólo le decían de esa manera y a él parecía no importarle.
El señor al que llamaban bastón, era una persona muy dedicada al cuidado y siembra de árboles frutales en el pequeño campo donde vivía, para posteriormente cosechar los frutos maduros y salir a venderlos al mercado y en algunos casos, comérselos junto a su familia como postre en alguna de sus comidas, y en otras ocasiones hasta preparaba jugos de fruta, que eran la delicia de su hijo menor. El señor bastón siempre conversaba con las frutas en la medida en que iban madurando, - “si siguen así, el sábado iremos al mercado” – le decía a las naranjas; mientras que a las guayabas las ponía en alerta, - “No se descuiden porque los pájaros pronto querrán hacerles picaduras”, y así pacientemente a cada tipo de frutas le daba conversación de acuerdo a su estado de madurez. Sólo había una fruta que nunca recibía comentarios, porque se mantenía de color verde, y crecía a ras del suelo, esta fruta, era la patilla ó sandía, que aún cuándo maduraba conservaba el verde color de su cascara.
Esa situación particular hizo que el señor bastón se llevara todas las frutas del campo, dejando solitaria a la sandía ya que él creía que aún estaba verde, razón por la cual ella comenzó a sentir miedo en las noches, al no sentir la compañía de sus amigas, y no poder conversar con nadie. A veces se quedaba pensando y se preguntaba a ella misma, “¿Cómo haré para llamar la atención del señor bastón?”, “¿Cómo podré demostrarle que ya estoy lista para salir de aquí??”, así pasaba las noches pensando y pensando como dejar aquel lugar como lo dejaron sus amigas.
Una mañana le contó su pena a una mariposa que sobrevolaba entre sus hojas, y la mariposa le aconsejó: - “Haz como yo, transfórmate y llamaras la atención de inmediato”. Fue de esta manera como la sandía pensó cambiar su forma, y comenzó a crecer y crecer sin detenerse hasta hacerse inmensamente grande, verde aún, pero inmensa y pesada. Tan grande fue su tamaño que el señor bastón una mañana de las tantas que recorría el campo, la observó minuciosamente, y comentó: - “hoy me llevaré esta sandía, luce esplendorosa y podré comerla como postre en el almuerzo”, inmediatamente la tomó con mucho cuidado y la cargo hasta llegar sudoroso a su casa. La sandía iba muy feliz de que el campesino la consideró una fruta madura, a pesar de su verde color; y mientras se alejaba por el camino, le fue contando a todas las sandías cual había sido su truco para salir del campo, el cual fue aprendido y repetido desde entonces por cada sandía que nace y crece en cada rincón del mundo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
  • Media: 5.32
  • Votos: 60
  • Envios: 16
  • Lecturas: 3639
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.138.170.81

1 comentarios. Página 1 de 1
grupoc
invitado-grupoc 21-03-2003 00:00:00

bellisimooooooooooooooo. tan simple como encantador. ya es osa dificil escribir para los niños, mas dificultoso es hacerlo muy bien.

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033