"La paradoja de la vida es que los hombres llegan a conocer a los hombres como si los hubiesen parido".
"Hacía el amor de la misma manera con que se mordía las uñas".
"El Sexo es una escritura muy cruzada"
Ramón Gómez de la Serna
A Pedro Antonio Valdez por su nueva Caperucita.
Más arriba de la punta de mi cuerpo,(transmisor de la ortografía apocalíptica de la cultura y sociedad). Desde donde la realidad resbala sobre su propia nue de sombras. Allí, se encuentra el distriuidor de figurillas estultas con un tambor de buena voluntad en la mano y el fatuo orgullo del inventor desarmado que naufraga en su propia obra.
La obra se resiste a los asaltos del marco. Por eso brinca la tablita del caos antidiluviano. Los liliputienses aguardan la venida del Buen Pastor para que recoja en sus playas la oveja descarriada.
El Buen Pastor no pace ya ovejas, ha aprendido a devorar Caperucitas.
Las Caperucitas también ahora vagan solas por el desfiladero y el bosque.
(Fue así como Guliver entabló tremenda discusión con los mares).
En esta ocasión, la abuelita no se ha quedado en casa enferma del éter que se condensa en los espejuelos de la risa, ha tomado un atajo distinto al de la Caperusa para sembrar estrellas desnudas y toparse de algún modo con su nietecita.
Caperucita ha olvidado la cesta de las frutas medicinales en un hectómetro de incalculables metafísicas pasionales y descubre que le agrada sobremanera discutir filosofía con los animales.
La abuelita abre las compuertas de su asombrado pensamiento y tras un matorral de caricias escucha como Caperucita le narra el cuento de Las tres Cabritas, al lobo feroz:
"Sí, lobito, el viejo duende del puente se las sabía de memoria, como contar de 1-99, sé yó.
Y el lobo, enojado por la precoz sabiduría de la niña sale dispuesto a comerse la abuelita para encontrar la fuente de la juventud.
No bien ha salido de la madriguera caprichosa escogida por Caperucita, su mirada itafálica se concentra en el cazador del bosque.
---Bien sabeis, que estoy dispuesto a devorar mayores...
--- Ah...¿si? ¿Y no supones que a mí podría agradarme lo mismo?
De este modo, el lobo y el cazador se dirigieron a un claro del bosque a edificar su casita. La abuelita muere acosada por la risa.
Y Colorín Colorado, desde entonces, el hacha, la escopeta y la Caperucita han respetado algunas decisiones de los mayores.
1 de junio de 1983.
PD. Según me ha contado Valdez, el lobo en realidad se marchó a Nueva York.