y padeciendo de una severa contusión en el encéfalo del cráneo, principalmente en la base de cráneo, el hipotálamo a sido afectado, no se llevaba acabo la reabsorción de agua, la hormona antidiurética deja de actuar a nivel del tuvo contorneado distal y tuvo colector.
Rosario y Pedro salieron desesperados en búsqueda de un médico, fueron a la farmacia más cercana y salió el doctor Raúl Hernandez, a quien le contaron la gravedad de Juan después de haberlo horadado, silvestre dijo:
¿hay dinero?, Si no hay porque tengo que perder mi valioso tiempo, ese tiempo la puedo emplear para dormir, anoche me toco guardia y no dormí, mis ojos se cierran cuando camino, pero yo les abro cuando se trata de casos importantes, dijo aletargado.
Luego mirándoles bien se ve que Uds. No tienes un centavo.
- Por favor, replicasen Rosario y Pedro sé esta muriendo, después le alcanzamos su dinero, compadézcase esta con mucha fiebre. Por favor no sea malo.
Pero el médico después de haberlos escuchado se negó y cerró la puerta. Dándoles la espalda, he visto médicos pero no como este tan necesitado decían Rosario y Pedro, furiosos.
Rosario y Pedro corrieron a otro médico roto ya el zapato por los tropezones, la tos, y la congestión nasal les perturbaba, por el clima húmedo y frío, recorrieron todas las calles, viendo por ellas perros muertos, junto con los ratones muertos de frió.
Sucedió igual que el primero. Tienen dinero dijo, si no lo tienen es una inmensa pérdida, para que ir, dijo:
abriendo su boca con olores desagradables, tengo frío la noche en la calle es abrumadora en cambio en mi casa mi mujer es aliviadora, cerró la puerta.
Desesperados no sabían que hacer.
Ruperta estaba pereciendo lentamente en el hospital, no podía resistir los intensos dolores que ocasionaban la ruptura de los huesos cuando la movían sufría y sufría lanzando profundos quejidos que no se escuchaban, desaparecían en el aire; ya veía la muerte de cerca; ya haber extenuado todas sus energías, el doctor dice, salió del estado vegetal, se esta recuperando, era verdad, el llanto de su familia al costado la ayudo, pero ya no podrá moverse, quedara paralizada una mitad de su cuerpo, no podrá saborear, no sentirá frió, hambre, Uds. Tienen que atenderlo como yo les explicare, de acuerdo.
Por otro lado Rosario y Pedro continuaban buscando un médico, y sin poder encontrar. Corren a rematar su único tesoro que tenían una gallina vieja, la que proporcionaba todos los días huevos, no viendo otra opción. Encontrando a una persona a su paso que ofrecía dar 3 nuevos soles, sin desaprovechar la oportunidad aceptaron y fueron a buscar al médico.
Andando ciegos mirando hacia el frente en donde estará él médico, pasan pisoteando la mano de un niño amigo de Juan que inmediatamente sale del envase de basura y pregunta por Juan.
-En donde esta Juan, que no lo veo!
Pancho, limpia las lunas de los carros todos los días, él es el único sustento de su familia, Rosario contándole todo lo sucedido, él saca sus dos monedas de su bolsillo, y se lo entrega todo a Rosario para la atención del médico.
Caminando más, encuentran a un mendigo que solo tenia un nuevo sol, de todo el día - él vio la inmensa preocupación y desesperación que sufría Rosario decidió entregarle toda su propina y él quedarse de hambre.
Mientras tanto en la casa de Ruperta estuvieron alegres, por no haber perecido, de igual tristes verlo en una deplorable condición. Pablo, Miurka y algunos familiares, amigos y vecinos. Mientras que los amigos, familiares se preguntaban la causa del nefasto accidente. Pablo guiado por Miurka abandonaron a su enferma y salen en busca de Juan, encontrándolos Miurka por la calle a Pedro y a Rosario agitados desesperados buscando un médico.
- Que es lo que sucede Pedro, estas anonadado.
Estoy muy preocupado mi amigo Juan sé esta muriendo y nosotros sin poderlo llevar a un hospital por falta de dinero.
Miurka y Pablo Contestándoles dijeron:
- Porque no nos llamaron...
Pablo y Miurka con esperanza e impacientes se fueron a verlo, sin darse cuenta de las piedras y el accidentado camino, subieron hacia arriba y lo llevaron a un hospital, era demasiado tarde.
La intensa fiebre había producido internos daños irreparables, que ni siquiera Dios que esta en las alturas puede salvarlo dice el doctor moviendo la cabeza, ya no se salvará, Rosario y Pedro también habían contraído un terrible mal, actuando los dos males, unidos con la taquicardia, un paro cardiaco, abandonaron el mundo.
En la aviesa ciudad sollozaba un tumulto de sufrimiento sin atrición alguna, ruidosa y silenciosa ciudad.