Paula ya no sabía que hacer para contactar con las hadas, las llamaba cada día, les mandaba mensajes metidos en globos de colores que lanzada al espacio, en pequeñas botellitas que tiraba al río desde el puente,pero no obtenía contestación. Un día soltó al pequeño gorrión que tenía en una jaula atándole a una patita un papel pidiéndoles ayuda.
Los globos estallaban a cierta altura y el mensaje se perdia, las botellitas las encontraban los pescadores de truchas y las tiraban a la basura. Pero por suerte para Paula el gorrión voló alto, alto, tan alto que llegó al reino de las hadas y leyeron su mensaje.
Las hadas tenían mucho trabajo porque se acercaba la Navidad y tenían que ayudar a Papá Noel que tenía tantas peticiones, así que mandarón a Din Don.
Paula estaba desayunando en el jardín cuando llegó Din Don que se puso en el borde de la taza de leche que se estaba tomando.
-¡Eres un duende!- exclamó Paula al verlo - ¿Te mandan las hadas para ayudarme, han recibido mi mensaje?-.
En aquel momento salia la mamá de Paula al jardín y acercándose a ella le dijo:
- Otra vez hablando con tu amigo invisible. Creo que estás mucho tiempo sola, será mejor llevarte a un internado, allí estarás más acompañada-.
Cuando la mamá entró en la casa Paula le dijo a Din Don:
- Llévame contigo al país de las hadas, mis padres no me echarán de menos están siempre muy ocupados y viajan mucho-.
- Claro que te echarán de menos- dijo Din Don- Ningún papá quiere perder a sus niños. Además por poco tiempo que los veas es mejor que no verlos nunca. Si te llevo conmigo no podrás volver.
- ¿Puedes hablar con mi mamá?-
- Depende, si tu mamá cree en las hadas y los duendes me verá y me oirá -
- Si te oye podrias decirle, que me gustaría estar más tiempo con ellos, que no quiero que trabajen tanto, y que no quiero ir a un internado.
Hasta la puerta de la cocina donde estaban sus padres llegarón las palabras de Paula.
- No habla con su amigo invisible- dijo el papá-. Habla con nosotros, pero no la oíamos.
Las hadas devolvieron el gorrión a Paula que a partir de entonces tenía la puerta de la jaula abierta y revoloteaba por el jardín.
Y...colorín colorado este cuento se ha acabado y el próximo no ha empezado.
A veces las hadas están muy ocupadas. Es importante escuchar esa voz de nuestros hijos y darnos cuenta que necesitan compartir nuestro tiempo. Lo importante no es la cantiad de tiempo, sino la calidad de éste. Un gran mensaje a los padres para reflexionar.