Era el día 5 de octubre de 2006, un día que no significaba gran cosa para aquella mujer, unos días de vacaciones, de calma y sueño en su ajetreada vida. Metida en sus sueños imaginaba que el mundo era diferente y cercana ya la hora de despertarse sus fantasías volaban entre sus seres queridos, entre las personas que arropaban su vida, era un placentero sueño recogido con quietud en esperanzas.
Eran ya las nueve y veinte de la mañana. De repente un sonido intermitente le despertó, era el teléfono móvil, una llamada estaba surgiendo. Abrió los ojos y se acercó a la pantalla. En su aún soñolienta mirada pudo ver que la llamada se hacía desde un número privado. Aunque le extrañó tal llamada por las horas que eran cogió el teléfono:
- ¿sí?, ¿quien es?
Al otro lado nada se escuchó.
- ¿Sí?, volvió a repetir la mujer, ¿pero quién es?.
El silencio al otro lado comenzaba a incomodarle.
Tras unos segundos más alguien, al otro lado, colgó.
La mujer posó el teléfono, abatida, entristecida. Sabía que de nuevo era alguien dando su pequeña señal de seguir presente, diciendo nada, siendo nada, solo tratando de. nada. En realidad no importaba, ya no importaba lo que trataba de ser o no ser, si en realidad ser nada era su cometido en la vida. En realidad no importaba que buscara una voz, daba igual si era un nuevo juego, si era una nueva palabra inventada a medias para imprimir congoja, tristeza, para castigarme por haber querido, ya no importaba de qué se trataba. Tal vez sea una equivocación, se dijo la mujer sabiendo que eso no era cierto. Tal vez haya sido una equivocación de la vida, una broma, volvió a decirse con el ánimo un poco menos entristecido.
Se levantó de la cama, tomó su bata de seda azul y frunciéndosela a la cintura encendió su ordenador. Un día cualquiera, de cualquier mes, de cualquier año se sentó a escribir.
Y de sus manos salieron sin aspavientos notas de desesperanza envueltas en tristeza, salieron gritos letrados, intentos de paz, de calma, de amor, de amistad, de sueños. De sus ojos brotaron gotas de olvido, deseos de honestidad, suspiros de añoranza. Y reunido todo en torno a unas palabras escribió dos frases especiales de tristeza, dos especiales frases tan imborrables que al leerlas se le quedaron grabadas en su pupila ya para siempre:
Amigos, no puedo estar más lejos de él. de lo que me necesitáis en la distancia.
Amigo, no puedo estar más lejos de ti. de lo que tú me llevas dentro.
Luego aquella mujer suspiró muy profundo y con ánimo renovado lanzó su escrito, sabiendo que algunas personas de su vida ya se le habían quedado muy pequeñas y superficiales en su forma de quererla.
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Nota de autor a un amigo:
Siempre que te encuentres en tu camino con alguien de mi vida. te sonreirá, te tratará con afecto, confianza y cercanía.
Tal vez yo solo obtenga por cercanía y confianza una silenciosa llamada anónima de teléfono que no dice nada pero tú siempre tendrás de frente cercanía, calidez y respeto de mis seres queridos. Soy una de las pocas personas de tu vida que siempre te dará con hechos lo que digo en mis palabras.
Y eso, siendo tan poquita cosa, a mi me hace sentirme feliz y bien.
y si ayer me emocionó, hoy me causa gran conmoción, pues no quiero verte triste tú que eres todo corazón. Te felicito Lágrima Azul y te mando mi abrazo de cariño Angel