Porque no solo estoy rodeada de abandono y de olvido,
también de brillantes fragmentos
donde se refugió el sol y creció la ternura.
Estos son los que hacen mas daño, vienen y van en avalanchas.
Naves azules donde besé la boca que me curaba.
Peces voladores, gaviotas, veranos inolvidables;
siestas bajo una manta muy fina
junto al cuerpo que me acariciaba,
junto al cuerpo que era mi única patria entonces.
Los viajes alegres en los que el amor
fue el vehículo y la carretera y la llegada; los
amaneceres verdes que no se concluían...
las promesas ensalivadas que nunca se cumplieron
pero que nos colmaban de felices sonrisas.
El amor va terminando desde el momento en que empieza.
Una desesperanza, una falta de puntualidad instantánea,
una mirada no correspondida por descuido.
todo hace la guerra a nuestro amor,
nosotros mas que nada. Pero quien podría darse cuenta
de esa ruina invasora que nos asalta y nos vence..... de repente, o eso creemos, pues decimos “de repente” porque estamos mirando hacia otro lado,
hacia los verdes amaneceres que en el recuerdo
nunca terminaron.
Otro texto, ahora poesía, de gran romanticismo. Ojalá le imprimieras mayor claridad a lo que quieres expresar. Saludos míos.