Adorada madre:
¿Porqué me recriminas?, ¡adorada madre! ¿Cuál es mi pecado? ¿Qué fomento te alienta la idea de mi desaparición?
Inseminado en el óvulo por la violencia de un depravado, recibo, no obstante, el soplo divino del alma.
Soy un ser viviente anidado en tus entrañas. Vivo a tus expensas. Formo parte de ti y mi carne se crea con el alimento de tu propia carne.
Pero estoy en ti contra tu voluntad, a tal extremo que no te arredra vulnerar o mutilar tu cuerpo por extirparme como un tumor maligno.
Deseas vengarte del agresor. ¡Violencia contra violencia! No eres capaz de aniquilar el recuerdo del alevoso atropello. Por eso luchas denodadamente contra el "denigrante" embrión que se enquistó en tu ovario.
¡Madre, no lo hagas, tengo alma!
¡Tengo alma! ¡No me condenes al limbo eterno por causa de tu asesinato!
¡Tú sabes de mi! ¡Me sientes! ¡Percibes mi amor!
¡Madre, no me mates!
Es muy interesante cómo intentas, a partir del nonato, hacer ver que un embrión no es un simple bicho sino un ser humano con un alma inmortal. Se puede defender lo que se cree sin tener que insultar a quién piensa distinto. Cuando se recurre al insulto como hace Vane es porque no se tienen argumentos serios. El relato además está muy bien construido, consigues que se ponga el vello de punta. Gracias por tu testimonio.