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La reina de las nieves

CAPITULO 1: KAY Y GERDA

EN UNA CIUDAD MUY GRANDE, VIVÍAN UN NIÑO Y UNA NIÑA QUE SE LLAMABAN KAY Y GERDA Y ERAN VECINOS. COMO NO TENÍAN JARDÍN, HABÍAN COLOCADO UN CAJÓN DE MADERA EN LA VENTANA CON UN ROSAL Y, CUANDO QUERÍAN JUGAR, SE ASOMABAN CADA UNO A SU VENTANA, QUE CASI SE TOCABAN.

UN DÍA DE INVIERNO QUE NEVABA MUCHO EN LA CALLE, LA ABUELA DIJO:

-LOS COPOS DE NIEVE SON ABEJAS BLANCAS, Y LA REINA ES EL COPO MÁS GRANDE. CUANDO RECORRE LAS CALLES EN LAS NOCHES DE INVIERNO, SE POSA EN LAS VENTANAS Y LLENA LOS CRISTALES DE FLORES DE HIELO.

-¿PODRÍA ENTRAR AQUÍ LA REINA DE LAS NIEVES? -PREGUNTO GERDA.

-¡QUE VENGA, SI SE ATREVE! -EXCLAMO KAY-. LA PONDRÉ EN LA ESTUFA Y SE DERRETIRÁ, ¡JA!

 

AQUELLA NOCHE, KAY CALENTÓ UNA MONEDA DE COBRE, LA PUSO EN EL CRISTAL DE LA VENTANA, QUE ESTABA LLENO DE HIELO, Y MIRÓ POR EL AGUJERITO QUE LA MONEDA HABÍA DEJADO. NEVABA SUAVEMENTE; EL COPO MÁS GRANDE FUA A POSARSE EN EL BORDE DEL CAJÓN DE FLORES Y EMPEZÓ A CRECER HASTA CONVERTIRSE EN UNA MUCHACHA MAYOR QUE GERDA.

ERA MUY BELLA, CON LOS OJOS BRILLANTES COMO LAS ESTRELLAS EN INVIERNO, NO PARABA QUIETA UN MOMENTO Y LLEVABA UN HERMOSO VESTIDO DE TUL CON COPOS DE NIEVE BORDADOS. LA MUCHACHA MIRÓ A KAY Y LE HIZO UNA SEÑA CON LA MANO, PERO EL NIÑO SE ASUSTÓ Y SE RETIRÓ ENSEGUIDA DE LA VENTANA.

UNA TARDE , CUANDO YA HABÍA LLEGADO LA PRIMAVERA, KAY Y GERDA ESTABAN MIRANDO LOS DIBUJOS DE UN LIBRO DE CUENTOS Y, AL DAR LAS CINCO, A KAY LE ENTRÓ UNA MOTA EN UN OJO. GERDA LE MIRÓ LOS DOS OJOS, PERO NO ENCONTRÓ NADA, Y PENSARON QUE LA MOTA HABRÍA SALIDO SOLA.

 

PERO NO ERA ASÍ. A KAY LE HABÍA ENTRADO UN FRAGMENTO DEL ESPEJO DEL DIABLO EN UN OJO, Y OTRO EN EL CORAZÓN. A PARTIR DE AQUEL DÍA, KAY CAMBIÓ MUCHO, NO LE GUSTABAN LOS CUENTOS NI TAMPOCO LAS ROSAS DE LA VENTANA, Y HASTA SE BURLABA DE SU AMIGA GERDA, QUE TANTO LO QUERÍA. Y TODO POR CULPA DEL TROCITO DE ESPEJO QUE LE ESTABA HELANDO EL CORAZÓN.

UN DÍA, KAY ESTABA EN LA PLAZA CON SU TRINEO CUANDO APARECIÓ OTRO MUY GRANDE Y BLANCO; ENTONCES SE LE OCURRIÓ ATAR EL SUYO AL BLANCO PARA DARSE UN PASEO GRATIS, PERO EL TRINEO BLANCO EMPEZÓ A CORRER CADA VEZ MAS DEPRISA HASTA QUE SALIÓ DE LA CIUDAD. KAY SINTIÓ MIEDO Y CORTÓ LA CUERDA, PERO SIGUIÓ DESLIZANDOSE VELOZMENTE DETRÁS DEL OTRO COMO SI AÚN ESTUVIERA ATADO.

 

DE PRONTO, EL TRINEO BLANCO SE DETUVO Y LA PERSONA QUE LOS CONDUCÍA DIJO:

-SOY LA REINA DE LAS NIEVES. PERO VEN, ABRÍGATE CON MI PIEL DE OSO PORQUE TE ESTÁS HELANDO.

PERO  NO ERA UN ABRIGO DE OSO SINO DE PURA NIEVE, Y KAY SIGUIÓ TIRITANDO. ENTONCES, LA REINA LO BESÓ DOS VECES; SUS GÉLIDOS LABIOS TERMINARON DE HELARLE EL CORAZÓN Y LE HICIERON OLVIDAR EL FRÍO, A GERDA, A LA ABUELA Y A TODO EL MUNDO. KAY CREYÓ QUE IBA A MORIR, AUNQUE ESA SENSACIÓN LE DURÓ SÓLO UN INSTANTE, PORQUE ENSEGUIDA SE SINTIÓ RECONFORTADO. LUEGO EL TRINEO SEGUIÓ VELOZ EN MEDIO DEL VESTISQUERO VOLANDO SOBRE BOSQUES, LAGOS, MARES Y CONTINENTES.

 

 

CAPÍTULO 2

GERDA SE QUEDÓ MUY TRISTE Y LLORABA PENSANDO QUE KAY SE HABÍA AHOGADO EN EL RÍO.

-KAY SE HA MUERTO -SE LAMENTABA-.

NO VOLVERÁ NUNCA MÁS.

-A MÍ NO ME LO PARECE -LE DECÍA SIEMPRE UN RAYO DE SOL, HASTA QUE SE LO REPITIÓ TANTAS VECES QUE GERDA TERMINÓ POR CREERLO.

ENTONCES, FUE AL RÍO CON SUS ZAPATOS ROJOS NUEVOS A PREGUNTARLE SI SABÍA ALGO DE SU AMIGO.

-¿ES VERDAD QUE ME ROBASTE A MI AMIGO KAY? DEVUÉLVEMELO Y TE DARÉ MIS ZAPATOS ROJOS -DIJO DESDE LA ORILLA.

COMO EL RÍO NO CONTESTABA, SE SUBIÓ A UNA BARCA Y ARROJÓ LOS ZAPATOS EN EL CENTRO DE LA CORRIENTE, PERO LAS AGUAS SE LOS DEVOLVIERON PORQUE NO PODÍAN OFRECERLE NADA A CAMBIO. LA BARCA SIGUIÓ DESLIZANDOSE HASTA LLEGAR A UNA CASA RODEADA DE CEREZOS, DONDE HABÍA UNA ANCIANA.

-¡POBRE NIÑA! ¿CÓMO TE HAS ATREVIDO A IR TÚ SOLA EN LA BARCA? -LE PREGUNTÓ LA ANCIANA AMABLEMENTE, Y ENSEGUIDA ACERCÓ LA BARCA A LA ORILLA CON SU BASTÓN. GERDA BAJÓ A TIERRA, LE CONTÓ LO SUCEDIDO Y LE PREGUNTÓ SI HABÍA VISTO A KAY.

-POR AQUÍ NO HA PASADO -CONTESTÓ LA ANCIANA-, PERO NO TARDARÁ EN LLEGAR. ¿TE GUSTAN LAS CEREZAS? TOMA, COMO CUANTAS QUIERAS MIENTRAS ESPERAS.

 

 

GERDA EMPEZÓ A COMER CEREZAS Y OLVIDÓ A KAY Y A SU FAMILIA, Y LA ANCIANA, QUE ERA UNA BRUJA, HIZO DESAPARECER TODAS LAS ROSAS DE SU JARDÍN PARA QUE LA NIÑA NO VOLVIERA A ACORDARSE DE NADIE Y SE QUEDARA CON ELLA. PERO UNA MAÑANA, JUGANDO ENTRE LAS DEMÁS FLORES, GERDA SE DIO CUENTA DE QUE NO HABÍA ROSAS. SE PUSO A LLORAR Y DE SUS LÁGRIMAS BROTÓ UN ROBUSTO ROSAS CUAJADO DE FLORES.

GERDA LAS BESÓ Y VOLVIÓ A ACORDARSE DE KAY Y DE SU CASA.

-¡AY, AY, AY! ¡CUÁNTO ME HE ENTRETENIDO AQUÍ! ROSAS , ¿VOSOTRAS HABÉIS VISTO A KAY? ¿HA MUERTO?

- NO, NO HA MUERTO -CONTESTARON LAS ROSA-.

NOSOTRAS TENEMOS LAS RAÍCES HUNDIDAS EN LA TIERRA, DONDE VIVEN LOS MUERTOS, Y NO LO HEMOS VISTO.

ENTONCES, GERDA SE MARCHÓ PARA SEGUIR BUSCANDO A KAY.

 

CAPÍTULO 3: EL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA

DESPUÉS DE CAMINAR MUCHO, GERDA SE SENTÓ A DESCANSAR Y VIO A UN AVE SALTANDO POR ALLÍ; LE CONTÓ LA HISTORIA DE KAY Y LE PRENGUNTÓ SI LO HABÍA VISTO. EL AVE LE DIJO QUE EN ESE PAÍS VIVÍA UNA PRINCESA ENCANTADORA Y MUY LISTA, QUE HABÍA LEÍDO TODOS LOS LIBROS DEL MUNDO Y, SABIAMENTE, LO HABÍA OLVIDADO TODO DESPUÉS. LUEGO PENSÓ EN ESCOGER UN MARIDO QUE SUPIERA RESPONDER A SUS PREGUNTAS, PERO TODOS LOS PRETENDIENTES SE QUEDABAN SIN HABLA EN CUANTO LA VEÍAN.

POR FÍN UN DÍA, APARECIÓ UN ALEGRE MUCHACHO DE LARGOS CABELLOS, AUNQUE VESTIDO HUMILDEMENTE.

¡ESE ERA KAY! -INTERRUMPIÓ GERDA MUY CONTENTA.

-PUEDE SER, PERO YO NO LO VÍ DE CERCA. EL CASO ES QUE RESPONDIÓ TAN BIEN A TODAS LAS PREGUNTAS QUE LA PRINCESA SE CASÓ CON ÉL.

¡SEGURO QUE ERA KAY! -DIJO GERDA-.

EL AVE LA LLEVÓ HASTA UN HERMOSO PALACIO, PERO CUANDO ENCONTRARON AL PRÍNCIPE, GERDA VIO QUE NO ERA KAY. SIN EMBARGO, EL PRÍNCIPE Y LA PRINCESA ESCUCHARON SU LARGA HISTORIA Y, AL DÍA SIGUIENTE, LE REGALARON ROPA DE SEDA Y TERCIOPELO Y UNA HERMOSA CARROZA PARA QUE PROSIGUIERA EL VIAJE EN BUSCA DE KAY.

 

CAPÍTULO 4: LA HIJA DE LOS BANDOLEROS

CUANDO CRUZABA UN BOSQUE SOMBRÍO, UNOS BANDOLEROS ASALTARON LA HERMOSA CARROZA Y OBLIGARON A GERDA A BAJAR. ERAN TAN BRUTOS QUE PENSABAN COMÉRSELA, PERO POR SUERTE, LA HIJA MENOR DEL JEFE DIJO QUE QUERÍA JUGAR CON ELLA.

-TÚ ERES UNA PRINCESA, ¿VERDAD? -PREGUNTÓ LA NIÑA.

-NO -DIJO GERDA, Y LE CONTÓ POR QUÉ TENÍA AQUELLA CARROZA Y AQUELLA ROPA Y CÓMO HABÍA LLEGADO HASTA ALLÍ.

SE FUERON LAS DOS AL REFUGIO DE LOS BANDOLEROS Y LA NIÑA PIDIÓ QUE LE CONTARA OTRA VEZ LA HISTORIA DE KAY, PERO SE QUEDÓ DORMIDA ENSEGUIDA. GERDA NO LOGRABA PEGAR OJO. ENTONCES, LAS PALOMAS QUE DESCANSABAN ENTRE LAS VIGAS DEL TECHO Y LO HABÍAN OÍDO TODO LE DIJERON QUE HABÍAN VISTO A KAY EN LA CARROZA DE LA REINA DE LAS NIEVES.

-¿Y DONDE SE HA IDO? -LES PREGUNTÓ GERDA.

-PUES, A LAPONIA -CONTESTARON LAS PALOMAS.

POR LA MAÑANA, GERDA LE CONTÓ A LA NIÑA BANDOLERA LO QUE LE HABÍAN DICHO LAS PALOMAS.

LA NIÑA SE PUSO MUY SERIA Y PIDIÓ A SU RENO QUE LLEVARA A GERDA A LAPONIA.

 

CAPÍTULO 5: LA LAPONA Y LA FINESA

EL RENO SE DETUVO ANTE UNA CHOZA DONDE UNA VIEJA LAPONA COCÍA PESCADO, LE CONTÓ LA HISTORIA DE GERDA Y KAY Y LA MUJER SE PUSO ENSEGUIDA A ESCRIBIR UN MENSAJE EN UN BACALAO SECO, PORQUE NO TENÍA PAPEL. SE LO ENTREGÓ A GERDA Y LE DIJO QUE TENÍAN QUE IR A FINLANDIA Y DÁRSELO A UNA FINESA QUE VIVÍA BAJO TIERRA, Y QUE ELLA LA AYUDARÍA.

DESPUÉS DE COMER CON LA AMABLE LAPONA, GERDA Y EL RENO VOLVIERON A PONERSE EN CAMINO Y NO PARARON HASTA LLEGAR A FINLANDIA. BUSCARON ENTONCES LA CASA DE LA FINESA Y LLAMARON. ERA UNA MUJER PEQUEÑA Y MUY MORENA Y, TRAS LEER TRES VECES EL MENSAJE ESCRITO EN EL BACALAO PARA APRENDÉRSELO DE MEMORIA, ECHÓ EL PESCADO AL PUCHERO, PORQUE ERA MUY POBRE Y NO PODÍA DESPERDICIAR NADA. LUEGO, EL RENO LE CONTÓ LA HISTORIA DE KAY PERO ELLA NO DIJO NADA.

ENTONCES GERDA SE PUSO A LLORAR Y LA FINESA, CONMOVIDA POR LAS LAGRIMAS, CONSULTÓ UN VIEJO PERGAMINO QUE TENÍA. LUEGO, SE LLEVÓ EL RENO A UN RINCÓN Y LE DIJO QUE KAY ESTABA EN PORDER DE LA REINA DE LAS NIEVES POR CULPA DE DOS TROCITOS DE CRISTAL QUE SE LE HABÍAN CLAVADO, Y QUE SÓLO LA INOCENCIA Y LA BONDAD DE GERDA LO SALVARÍAN. DESPUÉS LE INDICÓ DÓNDE ESTABA EL PALACIO DE LA REINA DE LAS NIEVES Y EL RENO SE LLEVÓ A GERDA.

CUANDO LLEGARON CERCA DEL PALACIO, EL RENO SE DESPIDIÓ DE GERDA CON GRUESOS LAGRIMONES Y LA NIÑA ECHÓ A CORRER ENTRE LA NIEVE, QUE NO CAÍA DEL CIELO SINO QUE SE LEVANTABA DE LA TIERRA COMO UN EJÉRCITO DE SOLDADOS BLANCOS ENVOLVIÉNDOLA POR TODOS LOS LADOS.

 

CAPÍTULO 6: LO QUE OCURRIÓ EN EL PALACIO DE LA REINA DE LAS NIEVES

EL PALACIO ENTERO ERA DE HIELO, CON PUERTAS Y VENTANAS TALLADAS POR EL VIENTO Y CIENTOS DE SALAS GRANDIOSAS ILUMINADAS POR LA AURORA BOREAL. EN UNA DE ELLAS GERDA ENCONTRÓ A KAY, QUE ESTABA CASI NEGRO DE FRÍO, AUNQUE NO LO NOTARA.

¡MI QUERIDO KAY! ¡POR FIN TE HE ENCONTRADO! -EXCLAMÓ GERDA AL VERLO Y CORRIÓ A ABRAZARLO.

KAY NI SIQUIERA SE MOVIÓ Y GERDA SE ECHÓ A LLORAR. SUS LÁGRIMAS ARDIENTES EMPAPARON EL PECHO DE KAY, ENTRARON HASTA SU CORAZÓN Y FUNDIERON EL HIELO. EL HIELO, AL CONVERTIRSE EN AGUA, ARRASTRÓ EL FRAGMENTO DE ESPEJO CAUSANTE DE TODO EL MAL, Y GERDA CANTÓ UNA CANCIÓN QUE HABLABA DE ROSAS Y DEL NIÑO JESÚS.

KAY, AL OÍRLA, ROMPIÓ A LLORAR Y, CON LÁGRIMAS, SALIÓ EL TROCITO DE ESPEJO QUE TENÍA EN EL OJO. EN ESE MOMENTO, RECONOCIÓ A GERDA.

¡GERDA! ¡MI QUERIDA GERDA! -. ¿DÓNDE HAS ESTADO TANTO TIEMPO? ¿Y YO, DÓNDE HE ESTADO? ¡QUE FRÍO TAN ESPANTOSO HACE AQUÍ! ¡QUÉ VACÍO ESTÁ TODO!

GERDA LO VOLVIÓ A ABRAZAR CON TODAS SUS FUERZAS Y KAY RECOBRÓ LA ALEGRÍA Y LA SALUD. DESPUÉS SE DIERON LA MANO Y SALIERON DEL PALACIO HABLANDO DE LA ABUELA Y DE LAS ROSAS DE SUS JARDINCILLOS DE LA VENTANA.

EL RENO LOS ESPERABA A LA PUERTA DEL PALACIO Y LOS LLEVÓ DE VUELTA MUY CONTENTO. POR EL CAMINO, PASARON POR CASA DE LA FINESA, DE LA LAPONA Y DE LA NIÑA BANDOLERA. DIERON GRACIAS A CADA UNA DE ELLAS Y PROSIGUIERON EL VIAJE SOLOS, SIN SOLTARSE DE LA MANO.

POR FIN, UN DÍA DE PRIMAVERA DIVISARON LAS TORRES DE SUS CIUDAD Y CORRIERON A CASA A VER A LA ABUELA. TODO SEGUÍA IGUAL QUE ANTES, PERO ELLOS HABÍAN CRECIDO MUCHO Y LO NOTARON AL ENTRAR POR LA PUERTA.

ENCONTRARON A LA ABUELA LEYENDO LA BIBLIA AL SOL.

-SI NO SOIS COMO NIÑOS, NO ENTRARÉIS EN EL REINO DE LOS CIELOS -LEYÓ EN VOZ ALTA-. GERDA, KAY, OS HABÉIS HECHO MAYORES PERO CONSERVÁIS LA INOCENCIA DE VUESTRO CORAZÓN.

FIN

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