"Es triste que el amor te quite tanto". Es cierto, el amor te quita demasiado, amas a la otra persona incluso más que a tí mismo, la deseas como si no hubieras deseado nunca nada, como si fuera la primera vez.
A veces tú ya no eres tú, eres el otro; te sabes amante y quieres ser amado, no uno más sino único. El amor que profesas es como una bendición, "te quiero, porque eres tú, sino no podría querer"; es casi dar las gracias porque esté junto a tí.
Como la predisposición de estrellas en el cielo deseas que esté a tu lado, siempre, aunque no le veas saber que puedes sentirle, sus pasos detrás de tí, su aliento sobre tu piel humedeciendo cada una de tus sensaciones... Es bonito.
No siempre es todo igual. Alguna vez leí que "el amor es eterno pero las personas no lo son". Es verdad, su fuego es inmarcescente pero las personas se apagan, mueren aún en vida, dejan de sentir lo que antes sentían y entonces abandona al otro, al amante, que sigue amando aún sabiendo que no está, intenta seguir sus pasos como una doble sombra en la oscuridad...
La esperanza es lo último que se pierde -que me lo digan a mí-
Y a mi me parece muy sano que dejes tu testimonio en estas páginas. Ojalá se resuelvan las cosas. Saludos mios.