Un grupo de publicistas discute intensamente en una lujosa oficina de cualquier importante ciudad. En medio de la trifulca, uno de ellos se levanta y expone su idea. Describe con entusiasmo la escena: desierto, calor…tiempos antiguos. La imagen se funde con otra en que aparecen personajes hincados implorando y mirando hacia arriba mientras lloran y gesticulan. Una desfalleciente voz en off exclama: -¡Tengo sed! Los implorantes se miran unos a otros. La voz nuevamente exclama:-¡Tengo sed! Un personaje vestido a la usanza de los centuriones romanos atiende presuroso a la petición, toma una lanza y acomoda un paño en ella. Lo embebe en agua y va a ofrecérselo al demandante. Pero cambia de idea, saca una Coca Cola de una heladera y la lanza con fuerza. Aparece la bebida despedida en el aire en cámara lenta. Se extiende una mano que es de un hombre superponiéndose luego la de un niño, después la de una mujer, de un anciano y de innumerables manos que representan a todos y a cada uno de los seres humanos. La rápida sucesión de imágenes finaliza con la mano de un hombre que atrapa la refrescante bebida. Aparecen los rostros de los que lloran y que se han quedado expectantes, se escucha el tragar anhelante y un ¡Ahhhh! de satisfacción. Luego la voz dice: -Perdónalos, mi señor porque estos si que saben lo que hacen… Los rostros de los que observan se sonríen. La imagen se funde con la de los publicistas. El que expone la idea, mira con aire de suficiencia a sus interlocutores, está radiante. Los ejecutivos se miran unos a otros. El que parece ser el jefe, se acerca al expositor y le palmotea el hombro mientras le dice: - Supongo que tienes claro que nunca podríamos ofrecerle al público algo así. El hombre se entristece y asiente con su cabeza, mientras se dice para sí: -Pero era una idea genial ¿no? Todo termina con Christina Aguilera en el desierto vestida como María Magdalena, entonando el eslogan de la Coca Coca coreada por el grupo que al principio aparecía implorando… Una Coca Cola en primer plano oscurece la escena. Aparece la siguiente leyenda: Cocke, tu tentación….
-La controversia originada por este comercial, crearía una intensa polémica y de rebote incrementaría las ventas de la famosa gaseosa. La recaudación sería cuantiosa y podría servir para ayudar a los niños desposeídos. Yo sólo pretendo ayudar, nada más que eso- dice el publicista gestor de la iniciativa, arrodillado frente al confesionario de la iglesia.