Imagina una tarde soleada.
Imagina un viaje a la costa.
Imagina un ambiente relajado, pacífico.

Imagina que estás recostada sobre él.
Imagina que durante el largo viaje, él te dice cosas tiernas al oído.
Imagina que tras cada sentimiento te deje un beso en la comisura de los labios.

Imagina un atardecer.
Imagina un viento lento, pero frío.
Imagina olas y arena.

Imagina que estás sumergida en tus pensamientos de querellas.
Imagina que mientras observas perdida el mar, él se acerca despacio a tus caderas.
Imagina que los dos se sumergen en cómplices miradas.

Imagina una noche estrellada.
Imagina una hamaca entre palmas.
Imagina música romántica y lejana.

Imagina que están abrazados juntos bailando al compás del viento.
Imagina que te robe un beso tras el eco de un te amo.
Imagina que mientras pasa el tiempo, se fundirán en uno antes del amanecer.


Ahora despertarás por el sobresalto del carro al frenar repentinamente. Sentirás tu corazón querer salirse de tu pecho. Mirarás desconcertada tu alrededor, buscando algo que te aleje del sueño y te vuelva a la realidad… Pero confundirás tus sentires y pronto comenzaras a sospechar que has vivido aquella situación, donde él, que está a tu lado te acercará a su pecho y te susurrará al oído cuánto te quiere.


**********
Pero si llega todo esto a pasar… ¿Crees que su felicidad será mejor que la de los mil dolores y sufrimientos de la realidad soñada?
Su felicidad de cuentos de hadas que quedará, así mismo… plasmada… tranquila… pegada al alma, pero sin emociones, sin esa adrenalina en tu sangre… Sólo felicidad dibujada.
Peor que la felicidad que encuentras al hundirte en ti misma… sin miedo a nada.
**********