EL GRINGO
Capítulo 3
“El día siguiente”
El día después de aquella primer misión físicamente sentía mis antebrazos colapsados. El peso de las armas me había dejado sin fuerzas. No podía lavarme los dientes, peinarme, comer... nada. Mi mano no llegaba a la altura de mi boca.
Me dolía el pecho. Las balas no penetraron el blindaje del chaleco antibalas pero generaron una onda de choque que lastimó mis pulmones, por eso fue las tos con sangre.
Todo eso se curará con el tratamiento que me pusieron los médicos y el tiempo.
Pero lo que yo siento en mi alma... en mi corazón... Este nudo en mi garganta... mi sonrisa ¿Dónde está?
Nunca maté a nadie y ayer acabé con tantos... Dios jamás me perdonará y yo tampoco.
Así paso todo el día en mi cama hasta que me duermo ya amaneciendo.
Me despierto al mediodía... me baño, casi no puedo agarrar el jabón y no es por el peso sino que mi mano casi no puede cerrar los dedos...
No desayuno tampoco almuerzo. Sigue el nudo en mi garganta.
Deambulando sin rumbo llego a una iglesia, subo las escalinatas y entro. Me siento en las bancas de adelante. La iglesia está vacía. Es día de semana. No rezo. Solo estoy allí con mi tristeza infinita... con mis ojos “aguados”.
Una mano toca mi hombro. Giro mi cabeza y un cura que me ve con esa mirada profunda de sus ojos azules. -Soy el padre Gregorio- Me dice- Yo no puedo ni saludarlo, no puedo siquiera hablar... el maldito nudo en mi garganta.
-¿Quieres decirme que te sucede?... ¡Vamos! no puede ser tan grave.-
Hago un esfuerzo y le digo... – De acuerdo pero bajo secreto de confesión-. Se pone un listón en los hombros. Se persigna y luego me dice – Ya puedes hablar-. Mi nombre es Jacques... Bla... bla... bla... Le cuento todo con detalles y luego le pregunto -¿Cree que Dios pueda perdonar lo que hice?
El padre me mira como escudriñando mi alma y pregunta... –Jacques ¿porqué remataste a los heridos? Yo le respondo... Padre yo estaba solo, constituía toda la fuerza de ataque, no había más nadie y ellos eran numéricamente un enemigo muy superior a mí y si sumamos todas las armas que disparaban sobre mí... también superaban mi potencia de fuego por lejos... no podía arriesgarme a que un herido que dejaba atrás me disparara por la espalda...
Me interrumpe –Pero tú llevabas un chaleco antibalas- Le respondo –Sí... pero solo me cubre la zona del tórax, mi cabeza y de la cintura hacia abajo soy totalmente vulnerable-
Él me ve con su mirada tranquila y profunda. Parece estudiarme y al rato me dice... –¿Por qué no invertimos la pregunta?... ¿Crees que Dios te perdonaría si no lo hubieras hecho?-
Me asombro ¡¿Qué?!... ¿Qué me quiere decir?...
El padre Gregorio sonríe y me pregunta... ¿Cuántos asesinos conoces que vienen a la iglesia, a la casa de Dios... a llorar.
Me limpio las lágrimas con la manga de mi camisa y entonces le pregunto – Pero padre yo maté a veintiséis personas para salvar a siete. Él responde –La matemática de Dios no funciona así. Efectivamente salvaste a siete personas pero ponte un momento a pensar qué habría sido de ellos si tú no hubieses estado allí. Personas inocentes en manos de delincuentes, viciosos y depravados.
-Por último dime ¿cómo te sentirías tú si te hubieses ido dejándolos a su suerte?
Bajo la cabeza para quedar viendo al piso y pensar unos segundos y luego digo - Deduzco que habría sido lo más fácil para cualquiera... para cualquiera que no hubiese visto el rostro de la señora Carmen suplicante... habría sido lo más fácil para un cobarde.
Levanto la cabeza, miro al padre y me dice... ¿No crees que en aquella lluvia de balas estuvo la mano de Dios protegiéndote?... Ve en paz.
Asombrado le digo... –Pero ¿cuántos Padres Nuestros y Aves Marías debo rezar?. El cura viendo hacia arriba como calculando y desplegando los dedos de una mano... parece estar contando... vuelve su mirada hacia mí y me dice... –Mmmmm... Un Padre Nuestro y veintiséis Ave Marías.
Lo miro... paso mi manga otra vez por mis ojos, me paro y le doy la mano.
¡No lo puedo creer!... Siento que un elefante se levantó de encima de mí.
(continuará)
ÉL DÍA SIGUIENTE CAP 3 EL GRINGO Otra vez presente la nobleza de este guerrero,que es hombre,que sufre y se cuestiona...Tiernamente narrado Pau 2