“Lo lograste?” Preguntaba Albert a su hermano mayor Joe, mientras espiaba por la ventana del pequeño cuarto de estudio, rogando a Dios que mamá no se acercara, mientras Joe movía cables de un lado a otro tratando de conectarlo, “guau es el mejor que he visto” dijo como todo un experto cuando su papá lo había dejado en su estudio y le había advertido a los dos que ni siquiera pensaran en tocarlo, que no era un juguete y que si los descubría traveseando se llevarían una buena tunda.
Pero era imposible no tocarlo, no tratar de conectarlo, es más como no iba a jugar con él? y apenas su papá salió de casa y mamá se preparaba la comida lo dos complices entraron a hurtadillas al estudio y sacaron la caja, llevandola director a la sala de tv y ahora se encontraba Joe enfrascado en una lucha contra cables y enchufes, conectores y controles y sobre todo no sabía como conectar ése accesorio tan extraño, tenía forma de espada, de hecho era una espada con su mango conectado a un cable que debería conectarse en alguna de las entradas de aquella cajita mágica que lo haría completamente felices, aunque fuera durante un pequeño lapso, es decir desde que lo lograran encender hasta que mamá los descubriera.
“Uf Por fin!” exclamó Joe, mientras Albert sin volver la vista hacia él, seguía observando la entrada esperando que no viniera mamá, Albert se conformaría como siempre en darle apoyo a Joe mientras éste jugaba, le ayudaría a encontrar los caminos y talvez le daría ideas sobre como vencer los monstruos, esa casi siempre era su misión, ayudarle a su gran héroe, su hermano mayor, juntos habían logrado asi ganar muchos juegos: crash 1, 2 y 3, Tomb Raider, Resident Evil, y muchos otros que serían largo de ennumerar, en realidad eran un gran equipo, Joe el mayor tenía una agilidad extrema y Albert el pequeñin era muy inteligente para su edad y siempre descubría pasadizos secretos o premios mientras su hermano jugaba,
“Ahora a encenderlo y a probar para que sirve ésta espada, seguro mataremos muchos monstruos con ella” escuchó Albert justo antes de sentir un gran esplendor y notar como su sombra en la blanca pared del cuarto crecío casi el doble y luego volvió a su tamaño original, “huy que pasó?” preguntó Albert, pero su respuesta fue el silencio, no tardó en volver la cara hacía donde debería estar su hermano y darse cuenta que se encontraba sólo en el cuarto, la espada yacía en la alfombra conectada al juego, pero su hermando no estaba, confundido Albert, no sabía que hacer, el sabía que Joe no había podido salir del cuarto, claro que no, si él estaba en medio de la puerta y el marco vigilando que no se acercara mamá!.
Casi presa del pánico Albert encendió el televisor que ya estaba conectado y aún antes de que se aclarara la imagen escuchó unas palabras que provenían directo del juego: “Bienvenidos! Bienvenidos a las mágicas aventuras de “Knigthworld” donde nuestro caballeros luchará contra monstruos, dragones, y todo tipo de calamidades para lograr regresar a su hogar” en ése momento se aclaro la imagen y en la pantalla aparecían las opciones del juego, Albert tomó el control y escogió “dificultad” ahí eligió “novato” y fue haciendo elecciones para tratar de que el juego fuera mas fácil cuando llegara su hermano o si lo veía jugando a él le entrarían las ganas de jugar y saldría de su escondite, al llegar a la opción de “escoger jugador” su sorpresa fue increíble al descubrir los nombres de los jugadores, eran 4 de los cuáles podías escoger sólo uno y los tres primero nombres no tenían importancia, es decir, Sir Lawrence, Sir Olivier y The Black Knigth eran nombres normales para el tipo de juego que se notaba que era medieval, pero el cuarto, el cuarto si resultaba extraño, y sobre todo familiar: Sir Joe Darlington! Ese es el nombre de Joe! Y al posicionar sobre ese nombre la flecha aparecía en pantalla un caballero distinto a los otros, tenía el rostro tapado por el casco de batalla pero se veía que era mucho más pequeño y delgado que los demás caballeros del juego, Albert sintió que debía hacer esa elección y debía salvar a su hermano que de alguna manera fue tragado por el juego, “claro, por eso papá no quería que lo tocáramos, y yo como voy a salvarte?” preguntó para sus adentros, “si lo único que hago es verte jugando y darte ideas?, además mis manos son un poco pequeñas todavía y no manejo muy bien el control y si me traga a mi también?”.
Sin embargo el cariño que sentía Albert hacia su hermano mayor era más fuerte que cualquier miedo y decidido tomó el control en sus manos. Allá en el reino perdido se encontraba Joe sin entender ni pío del asunto, de pronto se sintió tirado en un pajar, ¡un pajar!? Hacía años no veía uno si no era por medio de la televisión, desde que murió el abuelo y tuvieron que vender la granja la única paja que veía era la de la National Geographic en sus documentales sobre caballos y otras bestias, aún mas aturdido se sintió cuando al tratar de levantarse se taparon sus ojos y notó que su cara y cuerpo estaban cubiertos por una masa metálica que semejaba una armadura.
Aún sin salir de su asombro, sintió como le tocaban el hombro, “mi señor es la hora de las justas” le habló su lacayo en un idioma muy parecido al suyo (de hecho era el mismo, pero mucho más antiguo). “Cuáles justas??” preguntó y se dijo para sus adentro que estaba en un sueño demasiado vívido, ya se encontraba de pie y caminaba detrás del lacayo que no era más que un pequeño duende verde con pantalones color fucsia y camisa blanca, de no tener la camisa Joe hubiera creido que se trataba de un Hulk en miniatura, hasta hubiera querido llevarselo a casa, pero ya estaba entrando mas en razón, recordaba haber tomado aquél control en forma de espada y sentir un gran destellos de luz, luego haber despertado ahí, sería posible???. “Mi señor te han escogido para jugar en tu primera visita” decía el duende, “es un gran honor para un caballero que ingresa al reino ser escogido por el gran creador” mientras saltaba de alegría.
“Y quien es el gran creador??????” preguntó Joe con extrañeza, el duende procedió a darle toda una explicación sobre quien había creado ese extraño mundo y como manipulaba a los concursantes, etc, y sobre cómo los caballeros eran traídos a las justas mediante un portal que se abría cada vez que alguien tocaba una varita mágica especial que existía fuera de ésa dimensión y que traía a cada caballero, cuando alguno resultaba muerto en las justas entonces se activaba de nuevo y traía al primero que tocase la varita, hace tres lunas había muerto sir Edmund Mallory que era su amo anterior, murió en un enfrentamiento con el Troll de la montaña sagrada, la última prueba si la hubiera superado se hubiera abierto el portal y regresaría a su tierra, sin embargo nadie la había podido superar nunca desde los tiempos de Sir Glastone, y de eso habían pasado muchos solsticios.
En ése momento Joe comprendió todo lo que le había sucedido: el imbécil de Sir Mallory decidió morirse precisamente antes que a él y a Albert seles ocurriera tocar el botón de encendido del juego, Albert siempre dejaba que el hiciera todo ese trabajo puesto que era pequeño, siempre había sido así la costumbre ya que Albert aunque era un poco mayor ahora nunca quiso jugar, se conformaba con verlo a él e indicarle o por lo menos darle ideas para lograr buenos puntos o premios, asi que no había víctima mas propicia que él para llegar ahí y para volver a casa necesitaba ni más ni menos que despúes de pasar quien sabe cuantas pruebas, pelear contra un Troll!!! Recordaba que había visto una vez uno (no verdadero es cierto pero era muy real) en la película de Harry Potter, si era como ése su oportunidad de ganarle era como de 0.00005 en diez mil millones, eso si pasaba las pruebas anteriores que ni siquiera sabía de que se trataban, sólo le quedaba confiar en su instinto para los juegos de video, oh cuanto hubiera deseado tener a su hermano menor ahí, algo se le hubiera ocurrido y no al estúpido duende que solo sabía celebrar que lo habían escogido a él para llevarlo a una casi segura muerte.
Las trompetas se hicieron sentir por sobre todo el lugar donde se llevarían a cabo las justas anunciado la llegada de sir Joe Darlington, mientras del otro lado del control Albert lucha por aprenderse las jugadas y los movimientos que hacer con cada boton, el tenía que ayudar a Joe a salir de ahí, no sabía como pero iban a lograrlo.
Albert noto que en la pantalla se le presentaban varias opciones, una era el modo aventura, otra modo batallas y la otra modo rastreador, decidió escoger el modo aventura y se dispuso a jugar dando lo mejor de sí aunque no tuviera mucha experiencia.
“Primera llamada” dijo el duende, que ya conocía bastante sobre el teje y maneje de estas justas, “vas a entrar a la aventura primero deberás recorrer el castillo para salvar a la princesa, luego el subterráneo para encontrar el tesoro y por último si logras pasar éstas dos, te enfrentarás al Troll de la montaña sagrada” mientras Albert iba leyendo esto en la pantalla de la tv, y recordaba que hacía poco había visto un juego que tenía su papá que se llamaba príncipe de persia, debe ser algo parecido a eso luego la búsqueda del tesoro debería ser mas fácil, lo que veía difícil era la pelea con el Troll, entonces pensó para sus adentros “vamos por partes”
Joe, apretó dientes y se dispuso a cumplir su trabajo y romper el reto de la aventura, trabajaría sólo, estando fuera de castillo tenía todo tipo de contacto con la demás “gente” del pueblo, duendes, hadas, cíclopes y todo tipo de personajes curiosos, jamás podría haber imaginado que en un juego de video la vida sería así, era un planeta completo, había agricultores, herreros, la vista se estendía a lo largo de muchas millas hacia el mar, de hecho si no existiera esa gama de personajes, le parecería que estaba de paseo en las montañas de su país, llegaron a la puerta del castillo, su duende se despidió de él deseándole la mejor de las suerte y la gente le vitoreaba, Joe se sentía como una sardina envuelto en su armadura brillante de hierro que con el sol le empezó a calentar sobremanera el cráneo, en la puerta del castillo encontró un caballero ya bastante viejo que le ofreció sus armas: una antorcha, dos dagas, un escudo con una flor de liz pintada en colores muy vivos un cuerno de Sectabel lleno de agua, el sectabel era un animal muy parecido a un toro cuyos cuernos llegaban a medir 25 centímetros de diámetro, era muy usado en la comarca por el bueno gusto de su carne y sus cuernos para transporte de agua cuando habían de realizar grandes recorridos y un pequeño bolso vacío.
Sus instrucciones fueron fáciles (o difíciles??) “entra por ésta puerta tienes una luna para traer a la princesa, si sales sin ella morirás bajo la lluvia de flechas de los arqueros, si no sales antes del plazo, la puerta será clausurada y no podrás salir, y si sales con la princesa muerta también morirás, pero si es así serás entregado en forma de sacrificio para el gran Creador, debes matar todo aquello que se interponga en tu camino, y tener cuidado de no ser engañado por el Struken” El llamado “Struken” era, según la explicación del caballero un ser mitológico que podía tomar cualquier forma humana y no humana, si se tranformaba en la princesa, podría en gañar a Joe y al llegar a la salida le arrancaría la cabeza de un zarpazo.
Mientras Albert iba lleyendo todo esto en la pantalla de instrucciones del juego y observaba también los movimientos y la forma de escoger sus armas durante lo que durase el juego, curiosamente parecía que había pasado casi medio día, sin embargo nadie les había llamado a comer, ni siquiera habían preguntado donde se encontraban, eso era una gran ventaja para Albert, que asi no tendría problema en explicar como se había metido su hermano en ese juego.
-Presione Start para empezar-
Con mas temor que convicción, Albert presionó el botón y notó como su hermano ingresaba por la puerta principal del castillo si más armas que una antorcha encendida en su mano y una espada en su espalda, sin embargo estaba seguro que en algún escondrijo del castillo encontrarían otro tipo de armas, esto siempre sucede en los juegos, no más haber entrado al castillo, la luz de la antorcha iluminó una pared en la cual brillaron cientos de pequeños y rojizos ojos, que salieron volando rápidamente, eran Murdels, pequeños híbridos entre murciélago y mono, que te trataban de robar todo lo que tuvieras aunque no les sirviera de nada, sin embargo padecían de un extraño pánico hacía el fuego, por el momento Joe estaba salvado. A su paso por la entrada del castillo descubrió con asombro como los murdels que le daban la espalda y de pronto se volvían hacia él al ver la luz caían fulminados como por un ataque cardiaco, eran tantos, que los muertos casi creaban una alfombra sobre el piso, así camino por más de una hora si encontrar nada más que murdels, lo curioso es que Albert solamente llevaba 3 minutos de juego y le estaba resultando imposible encontrar un pasadizo o puerta secreta, inclusive una ventana, hasta que acercó a su hermano que sin saberlo estaba siendo guiado por su hermano menor a una columna, “debe haber algo aquí” dijo Albert para sus adentro, Joe por su parte decidió recostarse a la columna y de pronto recordó algo que le había dicho su “amigo” duende, “la columna gris, de la piedra quebrada 4 ladrillos arriba” cuidadosamente buscó la piedra quebrada y contó cuatro ladrillos, empujó el quinto y éste se introdujo dentro de la columna, hasta llegar a un pequeño “resorte” por llamarlo de alguna manera, la columna empezó a descender con un gran estruendo y provocando que cayeran pequeñas piedrecillas del techo, no hay que deciros estimado lector que Joe estaba a punto del colpaso nervioso y solo esperaba que el techo le rompiera la crisma y lo dejara sin un solo hueso intacto, ya sabeis que los techos de los castillo son de piedra total.
Pero no sucedió nada de lo que Joe esperaba... la columna siguió bajando y bajando mas de dos veces su tamaño y pudo percatarse de que arriba de ésta había unas escaleras en forma de caracol las que le facilitarían llegar al piso de abajo en cuanto la columna llegara hasta abajo, miestras tomo el cuerno de Sectabel y enjugó sus labios con un poco de agua, revisó bien la antorcha que curiosamente emitía la misma cantidad de luz y no se había consumido ni un poco, llegó a la conclusión de que se trataba de una antorcha mágica, además se dio cuenta que quien sabe donde había dejado perdido su casco, pero eso era de poca importancia además no podrías devolverse a buscarlo, cuando la cloumna tocó fondo, una gran cantidad de Murdels volaron desde el agujero por donde habría de pasar Joe, no es de extrañar que cientos, quizá miles cayeran muertos cerca de los pies de Joe, con mas miedo que ganas empezó a descender por la delgada escalera de caracol, y llegó a un gran salón iluminado, no tenía luces, tampoco antorchas, pero mientras el bajaba con cada paso que daba se iluminaba un poco más al llegar abajo totalmente ya no necesitaba su antorcha, sin embargo no pudo apagarla.
Volvió a recordar las palabras del duende “Te darán una de las famosas antorchas de Gruchterg que no se apagan, y no te fijes su fuego no quema”, decidió tocarlo para verificar, acerco su dedo, luego su palma y no se quemó, en el reino lejano de Gruchterg un gran mago las había creado para cuando su pueblo luchaba con dragones, pero claro esto se trata de otra historia no?, Joe duró un gran rato jugando con la antorcha, hasta que escuchó que algo se movía atrás de él, se quedó quieto totalmente escuchando de nuevo y rogando que se tratara de un Murdel, pero eran pisadas las que escuchaba, curiosamente las pisadas sonaban como cuando golpeas un pedazo de madera contra el suelo, cada vez se acercaban más y Joe sudaba la gota gorda dentro de su traje de caballero, suavemente desenvainó su espada y se preparó para lo peor, cuando sintió que los pasos estaban casi en su espalda de un ágil salto se alejo casi dos metros de donde estaba, grande fue su sorpresa al ver que en ese preciso momento un esqueleto se abalanzaba sobre él con un rápido movimiento lo esquivó y el esqueleto se partió en miles de pedacitos, así como miles eran los que se acercaban por las puertas de entrada al salón, Albert mientras tanto tenía el juego en pausa y buscaba alguna salida, la columna había subido de nuevo y por cada puerta del salón caminaban hacia Joe decenas de esqueletos vivos si se pueden llamar así, en eso Joe tuvo una idea, se quitó la “bota” de su armadura y la amarro con un mecate que tenía su antorcha y empezó a darle vueltas sobre su cabeza y atacó a los esqueletos, a unos les quebraba las costillas a otros la cabeza, en fin, después de mucho rato logró deshacerse de todos dejando una estela de huesos y murdels en el piso del salón, por fin logró deshacerse de todos aquellos esqueletos, que aunque no tenían ojos, de sus cuencas vacías destellaban una extraña luz roja.
Pero por cuál de las cuatro puertas salir, se preguntó Joe, mientras Albert se encontraba en una encrucijada igual, su instinto le decía que por cualquiera encontrarían dificultades muy grandes para llegar a la princesa, pero prefirió ingresar por la más alumbrada para tener una mejor visibilidad, tomo la opción “c” y curiosamente en ese preciso momento Joe decidió entrar a la tercera puerta que estaba iluminada, aunque realmente que estuviera iluminada no cambiaba nada puesto que la antorcha de Gruchterg la hubiera iluminado casi de inmediato, Joe notó que cada vez su antorcha brillaba más en la oscuridad y siguió su camino no sin antes notar que de uno de los cráneos de los esqueletos algo reflejaba la luz de su antorcha, al acercarse a verlo noto un pequeño espejo como los que usan las mujeres para peinarse en las noches, sin embargo éste tenía el mango de oro e incrustado con pequeñas piedras preciosas color azul, “Recuerdo que en la escuela lo vimos” pensó Joe, “se llamaba creo que zafiros o algo así” guardó el espejo en el bolso vacío y siguió su camino por el largo pasadizo, aunque el mismo era recto no lograba divisar el final, calculó que serían como mínimo trescientos metros de caminata lo cuál le resultó muy extraño por que por fuera el castillo parecía que medía si acaso unos cien metros por lado y unos cincuenta metros de alto, a pesar de ser un niño Joe era muy bueno para medir distancias y calcular tiempos de recorrido, el abuelo le habia enseñado en sus viajes a la granja, de esto hacía ya muchos años.
La pared estaba decorada con estatuas de piedra que semejaban antiguos caballeros de un lado y extraños mounstruos del otro, con un poco de miedo Joe caminaba entre ellos haciendo el menor ruido como pensando en no despertarlos, pero no había notado que tras de cada uno de sus pasos se desencadenada una batalla puesto que el mounstruo lanzaba zarpazos y el caballero que se encontraba al frente empuñaba su espada impidiéndole atacarlo pero no causaban el menor ruido, Joe seguía su largo camino cuando de pronto justo detrás de Joe se escucharon unos terribles alaridos, una rata de Ubrekia le seguía esperando que dejara caer algo de comer o mucho mejor que se detuviera a descansar para morderle el tobillo y arrancarle un pedazo de piel y no se dio cuenta de que unos de los caballeros al dar un paso adelante a le pisó una de sus dos colas ponzoñosas y había quedado con el pie sobre ella.
Joe sobresaltado volvió a mirar hacia atrás y empezó a gritar cuando vió que todas las supuestas estatuas se encontraban en lucha aunque no llegaba ningún sonido a sus oídos, sólo el de la rata con sus alaridos, mas la sorpresa fue aún mas terrible cuando del fondo del pasadizo empezó a notar como una especie de marea rojiza que chillaba se acercaba a gran velocidad y caballeros y mounstruos detenían su lucha y tomaban posición de combate en dirección a la marea. Era miles de ratas de Ubrekia, Ubrekia era el desierto lejano de Knigth´s World, un desierto en el que sólo crecía un tipo de planta, la Ubrekiana la que con sólo rozar cualquier ser vivo excepto claro esta las ratas, le causaba una lenta y dolorosa muerte, estas ratas no eran antes así, cuenta la vieja leyenda que una rata parturienta se acercó a tener su cría a la sombra de una Ubrekiana y luego de parir su camada sin darse cuenta de la planta que tenía cerca, quizo roer unpoco de su tronco causándose la muerte, sin embargo la savia maldita de la Ubrekiana llegó hasta donde estaban las pequeñas crías sedientas de leche y sin saberlo la ingirieron, por su estado recién nacido el veneno nos les mató si no que causó una extraña mutación en ellos les hizo crecer y les modificó, eran los únicos seres que podían vivir comiendo de esa planta, además de haber asimilado el veneno el cual ahora portaban en sus dos colas y con el que podían atacar a sus víctimas.
Al haber sido mutadas las primeras ratas también adquirieron la capacidad de reproducirse rápidamente, entonces necesariamente debían alimentarse de todo lo que fueran posible, por eso en el reino se había construído un pozo alrededor de todo el desierto y se había llenado con todo tipo de trampas inclusive se trajo fuego del Volcán negro de Gruchterg, el cúal no se apagaba pero si quemaba, quemaba tanto que hubo necesidad de crear transportes de piedra anadita para que no se quemaran al traerlo. Sin embargo alguien logró sacar una de esas ratas y esconderla en el castillo para dificultar aún mas el viaje de los caballeros, sin embargo nunca creyó que en poco tiempo se reproducirían tan rápido, éstas al revés que los murdels le temían a la oscuridad y por eso se construyó alrededor del castillo una serie de “cuartos oscuros” los que impedían que salieran del castillo.
Asustado Joe vió como mounstruos y caballeros volvían a su posición original y quedaban de nuevo convertidos en piedra y las ratas pasaban cerca de ellos sin darles importancia alguna, estaban decididas a darse un banquete a costa de alguien: Él. Albert por su parte estaba petrificado sin saber que hacer, mas le vino a la mente aquel espejo, para algo tenía que servir no? apretó el boton de pausa y en las opciones escogió “Armas” aparecieron las dagas, la antorcha y el escudo, optó por esconder el espejo y pulsó de nuevo start. Dentro del juego Joe sintió que dentro de su bolso el espejo se movía y creyó que una rata había alcanzadoa meterse en él, vació rapidamente el bolso en el suelo y el espejo cayó con la parte reflejante hacia las ratas inmediatamente un chillido aturdidor se escuchó y las marea rojiza empezó a retroceder desordenadamente, entonces Joe recogió el espejo y asombrado vio que en vez de reflejo se proyectaba un olograma de un tigre lanudo de Norstak, esto les producía un pánico a los animalejos esos, aunque de seguro si se hubieran enfrentado a uno verdadero lo habrían matado casi de inmediato.
Feliz y haberlo logrado Joe recogió la antorcha, el bolso y espejo y siguió su camino, no lo había notado pero estaba casi al frente de una puerta grandiosa que parecía hecha de plata y sus cerraduras eran de oro macizo, “guau con uno solo de sus tornillos podría comprarme la bicicleta que siempre he querido” pensó Joe. Afuera del juego su hermano Albert no podía creer lo que leía en la pantalla de la televisión: “Level 3” y el no recordaba haber pasado por el nivel 2, de hecho nunca recogió el tesoro que decía al principio del juego, sin embargo Joe estaba pasando por la puerta de plata y recogia en su bolso una cantidad de monedas doradas las cuales al caer en su bolso mágico perdían peso y esto le ayudaba a llenar mas el saco, al tratar de tomar un candelabro se dio cuenta que estaba atado a una fina cuerda la cual movío una puerta secreta tras la cual había una niña preciosa que lloraba. “Quien eres?” pregunto Joe “Mi buen caballero, habeís venido a rescatarme, soy la princesa Ajudla y he esperado mucho tiempo por ti”.
Joe se encontraba un poco desconcertado y hablo durante largo rato con la princesa la cual le explico que a pesar de ser tres pruebas diferentes el habái pasado ya por dos y sólo le restaba salir por la montaña sagrada, la puerta de plata se había cerrado a sus espaldas y frente a él además de la princesa estaba una pequeña puerta con una cerradura especial de la cual sólo los caballeros tenían la llave, pero... Joe no tenía ninguna llave¿¿?? “Busca en tu corazón” dijo la princesa y Joe tocando su pecho descubrío que la armadura tenía escondida una pequeña llave mediante la cual abrir la puerta que daba a la montaña, más según sus cálculos era aún de día y por la pequeña mirilla de la puerta podía verse una obscuridad total, “es posible princesa Ajudla que sepas que hora es?” , la princesa con tono agradecido le contestó: “Estimado caballero al entrar al castillo y pasar por el subterráneo el tiempo ha de detenerse para los demás, solo corre para ti y para mi, por eso te han dicho que debes sacarme en el transcurso de una luna, tu sentirás haber horas e incluso días mas sin embargo no ha de haber pasado ni un minuto luego que cerraran la puerta principal tras de ti, si fuera vez obscuridad es por que el troll absorve la luz y no te permitirá disfrutar del sol hasta haberlo vencido”, “pero,pero yo mas bien siento poco tiempo mi princesa, además no se como vencerlo”.
La princesa tocó la mano de Joe y le hizo sentir fuerte y valiente, cosa que no le sucedía a Albert que tenía largo rato de observar en la pantalla “Wait please, Loading Level 3” y ya se estaba poniendo nervioso, quería gritar, tal vez así su madre vendría en su ayuda y salvaría a Joe, pero si el que oía era papá que ya había regresado? No, mejor esperaría un poco. Joe preguntó de nuevo “¿será posible que yo lo venza? ¿y si ya te ha salvado alguna como es que vuelves a estar encerrada?” la princesa tristemente le contestó “Es la decisión del gran creador, una vez salvada y finalizada la Odisea de mi caballero, volvemos cada uno al principio, el Troll me rapta de nuevo, los caballeros vuelven a sus lugares de origen y casi siempre aparece uno o dos nuevos y la mayoría que intenta salvarme no lo logra, no lo creerás pero tengo muchos años mas de los que aparento, y mi mente recuerda muchos caballeros, la única forma de terminar con nuestro destino es que alguno de los caballeros me llevara cuando inicia su “Turbekish” (así llamaban en éste extraño mundo a realizar el viaje de vuelta a la realidad) sin embargo de los que han logrado sacarme ninguno quizo hacerlo”
Joe pensaba para sus adentros que el trataría de sacar a la princesa y se dispuso a caminar entre la negra espesura de la montaña sagrada, abrió casi sin esfuerzo la pequeña puerta de madera de roble y tomo de la mano a la princesa, al dar el primer paso hacia afuera sintió el viento frío que bajaba de la montaña, y sintió que la princesa era más pesada y grande de lo que se imaginaba, y la princesa se detuvo a mitad de camino sin decir nada, al volver la vista hacia ella Joe sintió como su corazón daba un brinco y quería salirse de su pecho la princesa se había transformado en un mounstruo de feroces fauces que le recordaba mucho al Can-cerbero sobre el cual había leído mucho tiempo atrás en la escuela era el Struken y planeaba atacerle con sus tres cabezas, corrío lo mas que pudo y se escondió detrás de un gran cedro, sin darse cuenta las ramas del arbol le abrazaron y le subieron a los más alto, con gran miedo oyó una voz que le susurraba “tirale tu daga” y así lo hizo, tomó una de las dos dagas y la lanzó con todas sus fuerzas hasta que ésta se introdujo cerca del corazón (o al menos donde debía estar el corazón) del mounstruo que con un alarido de dolor salió huyendo, de nuevo las ramas del árbol le bajaron y algo le susurro “sigue tu camino, ya encontrarás a la princesa, sólo queda el Troll”.
Joe empezó a caminar aún alumbrandose con la luz de la antorcha de Gruchterg por en medio de un desolado camino entre los árboles, escuchando susurros a su paso, luego de caminar por un buen rato tuvo que parar a descansar y se sentó sobre una piedra que estaba a la vera del camino, y oyó un ruido extraño atrás de él, sobresaltado sacó su daga y se volvió sobre sus pies hacía el lugar donde creía que se producía el ruido y descubrió que un bulto se movía, muy asustado gritó “Si te acercas te mató con esta daga mágica traida de Gruchterg que hará que te quemes durante 100 años!”. Pero lo que escuchó fueron unos gemidos y un llanto tan lastimoso que conmovió su pequeño corazón, se acercó un poco y descubrió una niña de aproximadamente 10 años que lloraba, tenía unos ojos color miel y un pelo castaño largo hasta la cintura.
“Por que lloras?” preguntó Joe, “Por que estoy triste, tal vez tu me salves, pero cuando regreses a tu mundo volveré al castillo y tendré que volver a tratar de escapar o esperar a que otro me salve y así será por siempre”, “Entonces tu eres la princesa Ajudla?” preguntó Joe con incredulidad mientras Albert se quedaba aún perplejo de la situación. “Mi nombre no es Ajudla, ese nombre lo inventó el Struken para engañar a los caballeros que se acercaran a salvarme, yo me llamo Alma”. Albert recordaba haber escuchado el nombre que leía en la pantalla, igualmente Joe pero ninguno recordó bien ni donde ni cuando lo habían escuchado, en tanto Albert toco el botón de “Start” para seguir en el juego ya se hacía tarde y era preciso que Joe saliera de ahí, si mamá se daba cuenta estarían castigados por lo menos diez años, claro... si Joe lograba salir.
Alma y Joe descansaron durante algunas horas (bueno, eso pensaron ellos, sin embargo fueron unos minutos que Albert estuvo pensando como continuar por el juego y revisando la pantalla de ayuda) mientras llegaba la luz del día, y recién amaneció se prepararon a seguir su camino, el panorama de día era diferente, los arboles cubiertos de rocío, alguno pájaros trinaban y hasta pudieron alimentarse de algunas frutas de “jalib” una fruta muy parecida a la manzana y de un sabor delicioso que aparte daba muchas energías, eran también las preferidas del Troll. Al mucho rato de caminar se escucharon una especie de retumbos, la princesa se puso muy nerviosa, ella conocía ese sonido, eran los pasos del Troll, que a ésa hora del día pasaba cerca de los Jalibs para rellenar el estómago, la princesa gritó y de pronto los retumbos cesaron, el Troll la había escuchado, y se detuvo para tratar de distinguir de donde venía el ruido, Albert se dio cuenta de esto y pulso el botón de “running” para que su hermano corriera anter de ser atacado, con tan mala suerte que al dar una vuelta por el camino, topó de frente con el atemorizante Troll, Joe calculó que mediría unos 5 metros y que su temible garrote sería de la altura de una casa.
Instintivamente Joe saltó hacia atrás y tambien siguiendo sus intintos el Troll soltó un tremendo golpe con su garrote que hizo estremecerse todo el pueblo, a lo lejos el pequeño lacayo verde de Joe sintió muy dentro de sí como su amo estaba en peligro pero también advirtió que muy pronto saldría por la parte trasera de la montaña sagrada y presuroso se dirigió hacia la salida del sendero.
Mientras Albert hacía gala de todo lo que había aprendido en el gran rato que tenía de estar jugando, Joe sudaba y sufría por que cada vez sentía mas cerca los golpes del garrote del Troll, sin embargo cuando estaba escondido detrás de un árbol escucho un susurro que le decía “Se fuerte usa tu corazón...”. Joe de nuevo urgó dentro de su armadura en busca de algo, sin saber exactamente que era ese “algo”, lo que encontró fue un pequeño alfiler con una curiosa cabeza, pero claro un alfiler nunca le alcanzaría para destruir al Troll, pero no era eso... la cabeza del alfiler tenía algo que le llamaba la atención, algo diferente. Luego de ver bien el alfiler recordó donde había visto algo parecido, “Claroooo!! Las monedas que junté en palacio tenían una forma parecida a la cabeza del alfiler!!” recordó Joe, all tiempo que Albert utilizaba la pantalla de “armas” y buscaba la forma de unir alfiler con moneda, cosa que no le resultó difícil y le dio a Joe la mejor arma de todas, en las manos de Joe ya unidos moneda y alfiler se transformó en una especie de pequeño aparato volador no mas grande que una mariposa.
El aparatito tomo vuelo y se perdió en las copas de los árboles, y Joe se sintió mas solo que nunca, a no ser por que sabía que Albert estaba apoyandole hubiera roto a llorar sin más esperanzas, Albert no podía creer que hubieran perdido esas armas tan fácilmente sin saber ni siquiera para que servían. La situación se tornaba tenza el Troll se asomó detrás del árbol y empezó a conportarse como una gorila, es decir golpeaba su pecho y gritaba en un de esos gritos movió su cabeza hacia arriba y zas! El pequeño artefacto volador cayó precisamente del cielo directo a la garganta del Troll!!! El Alarido del Troll fue cortado en seco y se llevó sus manos a la garganta, empezó a poner sus ojos en blanco y se tambaleó, Joe al frente de él no entendía que pasaba puesto que nunca vió su “arma” atacar al Troll, como en toda película de terror el monstruoso Troll se desplomó poco a poco en la dirección de Joe, que hubiera quedado como tortilla de no ser por unas pequeñas manos que le salvaron al último momento, era la princesa Alma que lo había rescatado.
“Mi caballero, habeís logrado que el ogro muriera, ahora podreís salir de la montaña y aun cuando mi destino sea regresar aquí, siempre te recordaré con gratitud por haber demostrado tu valentía”, “Princesa, tu también me salvaste, yo creo que estamos a mano”, y así ambos continuaron su camino, por el sendero que llevaba a la salida de la Montaña Sagrada, Albert saltaba de alegría puesto que había logrado pasar por todos los niveles del juego, ya pronto su hermano lograría salir de la “cajita esa” que nunca volverían a usar. Joe hablaba con la princesa sobre como hacer para que la historia se repitiera y la princesa le comentó que la única forma sería que él la llevara cuando iniciara su “Turbekish”.
“Te prometo que te llevaré de vuelta princesa” dijo Joe sin medir las consecuencias ni pensar como la sacaría de ahí, lo cierto es que pronto llegaron a la salida de la montaña y una multitud los recibía entre gritos y aplausos, Albert se quedó mirando la pantalla de la T.V. esperando solamente que terminara y rogando a Dios que su hermano saliera rápido. “Ésta será la despedida dijo la princesita y abrazó a Joe que se aprestaba a subir al podio donde empezaría su “Turbekish” sin embargo Joe la tomó de la mano y la subió junto a él mientras un rayo de luz cálida y blanca los envolvía, el mismo destello hizo que Albert tuviera que cubrirse los ojos y al abrirlos gritó de la alegría.
Joe estaba frente a él, sin un rasguño, con la curiosa espada en la mano y en el reloj no habían transcurrido ni 5 minutos, se abrazaron, rieron y lloraron, no sin antes salir del cuarto hacía la cocina a cenar, luego de cenar mientras estaban en la cama cada uno Joe explicó a Joe muchas cosas y volvieron a reír cuando escucharon que su papá no lograba hacer que funcionara la consola del juego. “Ah de haberse quemado” se oía una voz lejana, “de seguro estaba así” decía mamá, luego Joe le contó muy preocupado a Albert sobre la princesa, ella había salido del juego con él pero se separaron y no sabía que había sucedido con ella. Transcurridos muchos meses después de esto cuando Joe y Albert casi no recordaban lo sucedido una noche su papá y su mamá salieron muy rápido, parecía que mamá se sentía mal, ultimamente estaba bastante gorda, “seguramente algo que comió”. Su abuela llegó a acompañarles y se durmieron hasta el día siguiente.
Al amanecer la abuela los levantó temprano, les ordeno que se bañaran y se pusieran su ropa mas linda puesto que vendría alguien a quien le encantaría conocerlos, ansiosos esperaban la llegada cuando vieron que sus papás llegaban, y salieron corriendo a recibirlos, Albert y Joe se llevaron la sorpresa de sus vidas, su mamá traía un bebe en sus brazos, felices corrieron a verlo y descubrieron que se trataba de una niña, de pelo castaño y ojos color miel, “su nombre es Alma” dijo con voz tierna la mamá. En ese momento se iluminaron los ojos de ambos y recordaron toda la odisea, Alma creció y sus hermanos siempre le cuidaron y guardaron el secreto del juego de video, mientras en Knigthworld se vivió un siglo de paz y tranquilidad en espera que se volviera a abrir el portal místico y del nacimiento de una nueva princesa.
Que feliz me has hecho, será larga esta aventura pero de tu man, valía la pena ser transitada. Como me gustaría tener niños pequeños para disfrutar de su rostro y sus expresiones mientras se las relato.... Eres de lo mejor y siempre desee poder leerte en algún libro y si es de aventura mejor... Abrazos afectuosos y feliz retorno