A Patricia Ponce ( La paz - Bolivia )
La Historia De Nuestro Amor
Cierta vez un ángel surcó el mundo y vio llanto y desesperación. Vio salir de un valle profundo a dos lagrimas y un corazón, atados estaban y no había quien los pudiera desliar, pidieron a Dios que para amar no sea necesario - después - llorar.
El ángel vio con dolor a las lagrimas deshacerse con el sol, y al corazón también lo vio agonizando con el calor. Pasó cierto tiempo y no había quien los pudiera desliar ,así que el ángel rogó a Dios que los haga separar, pero fucilando la tierra , un rayo cayó , y con estruendosa voz estas palabras se oyó:
“El hombre ha de llorar , si es que acaso se propone amar”
Así entonces se dio que el corazón toda esperanza perdió y las lagrimas quedaron dando humedad al corazón, y así vivieron por mucho tiempo – lagrimas y corazón- al borde de la desesperación
El ángel – que no tolera el sufrimiento – los cuidaba de noche y de día, insistió a Dios que los separe pero la misma respuesta se oía, era imposible… el amor se alimentaba con dolor…
Cierta vez que un silbido de luz dio la vuelta el lugar, oyó las plegarias del ángel hacia su Dios así que se acercó. Sintió gran pena y también rogó a Dios, pero no…. no se podía ;inefable mandamiento sobre aquel virtuoso sentimiento…
Otros días pasaron y así fueron meses y fueron años y los malhadados aún se encontraban en el lugar, lagrimas y corazón ...
No existía quien pudiera romper el nudo ,no ,no lo había … y juntos perdieron la esperanza de , algún día, quedar en libertad.
Un día el ángel bajó desde el cielo con un arma que – con un poco de esfuerzo- podía deshacer el nudo , y desobedeciendo el mandato de amar, en tarea laboriosa se puso a cortar, el nudo no rompía y él se encontraba ya agotado, y los dos seguían atados, hasta que el ángel se dio por vencido y al no poder soltarlos, volvió hacia el cielo, y en pleno vuelo se puso a llorar… y ya no volvió más.
El corazón ya no distinguía un día de otros, resignado no intentó nada y se puso a llorar, y las lágrimas ,no quedándose atrás, se consolaron a sí mismas y durmieron en aquel lugar.
Pasó mucho tiempo, y cada día se hacía eterno, en aquel lugar yacían vivos, las dos lágrimas liados a un corazón…
La brisa se apenaba, cuando en su cotidiano viaje pasaba por donde ellos estaban, y también ella al no poder hacer nada por ayudarlos, pasaba por su lado , torcía el camino y lloraba sin mirarlos. Fueron así muchos años de tristeza y desesperanza, fueron muchos años que estuvieron quietos, soñando con , algún día, estar sueltos.
Allí a lo lejos, donde el mundo se hace nuevo, se oía una voz melodiosa, que en un canto hermoso, daba vida a las flores, deslumbraba al arco iris y a todos sus colores. Su silueta perfecta ,en aquellos días eternos, volcaron la noche, y desahuciaron la penumbra, era hermosa, era la más bella , era quien humillaba a las estrellas.
Y a su paso de luz, se acercaba hacia ellos, con un blanco tul caminaba , como llegada del cielo. Se acercó al corazón y lo hizo despertar, de aquel embeleso lo sacó, y al ver su rostro el corazón se agachó y sólo oía su voz hasta que durmió, ella sonrió; y con un beso el nudo rompió ,así los liberó.
Las lágrimas al liberarse echaron a volar por el mundo, en cambio el corazón no dio cuenta de su libertad, y siguió en aquel lugar. Ella lo acarició, y entonces fue que el corazón despertó, y viendo el nudo deshecho se echó a volar por los cielos, la tomó de la mano y la llevó a un raro lugar, por demás extraño…
Volaban juntos y no mencionaron ni una sola palabra, y llegaron a un paraíso, donde acaba el mundo, donde reina el amor, y con la luz de ella todas las lágrimas ocultas se pusieron a volar por el lugar, y se alejaron hasta donde ya no se podían divisar.
El amor reinó en aquel lugar, desde el momento en que ella llegó, y el mandamiento rompió .ya no era más ,el hombre podía amar sin ponerse – luego - a llorar… y en ese lugar se conoció – al fin – la felicidad.
Y así fue que te conocí, y pintaste mi vida de otro color, y a mi corazón lo cautivaste con tu amor… Así fue que llegó el día en que te hablé, Así llegó el día en que – bajo aquel árbol - te besé.
Andrés M.V.