De seguro, la primera impresión que tuvo de nosotros fue mala, Alberto. Pensó: “Éste lugar rebosa de viejos enfermos y gagás”. No me diga que no, Luis. No lo niegue. Pero se equivocó medio a medio. Escúcheme bien, Pedro: aquí hay puros campeones del mundo. Sí, Félix, sí… Por ejemplo, aquel del andador es el máximo exponente del hipo contrareloj, o ese que se babea entero es un as insuperable en la prueba de la resucitación con obstáculos… Sí, Arnulfo, sí, usted no llega a un lugar cualquiera. Con todo, despreocúpese, pues yo seré su guía y socio ideal aquí. Usted con su personalidad múltiple y yo con mi mal de Alzheimer haremos historia. De ese modo, Jaime, no pasará mucho tiempo para que nos agenciemos el Premio Mundial de Enfermedades Sincronizadas. Y no se extrañe, Robin, que un día a usted le den todo un galpón de este sanatorio para que lo ocupe con todos sus “yóes”, y que me construyen a mí, en medio del patio, una estatua que dirá: A la memoria de, de… Carlos, Fabián o como diablos sea que yo me llame.
jajaja, muy bueno muy buenooo con un sentido del humor envidiable, felicidades por la ocurrencia mi diez para ti