El día de mi boda me desperté por puro instinto. Al recorrer la casa encontré todo en silencio y absoluta soledad. Excepto la habitación de la abuela. Al pasar frente a esta, escuche el inconfundible y pausado rechinar de su antigua mecedora de caoba. Pero desde que la abuela murió hace ya un par de años, nadie entraba a su cuarto ni tocaba sus cosas. Lentamente, abrí la puerta pintada de azul cielo, su color predilecto. Y allí la encontré, sentada en la mecedora; mirando por la ventana las mariposillas que revoloteaban en la orquídea negra.
-Hace tiempo que te esperaba- me dijo.
Absorta en la sorpresa de verla tan intacta como la habíamos sepultado, no atiné a contestar nada.
-Hoy por fin te casas con el hombre que siempre has amado, pero te hace falta algo- me indicó con su hablar casi inaudible.
-Qué es abuela?- pregunte reaccionando luego de unos instantes.
-Para casarse se necesita algo nuevo, algo usado y algo viejo; aún no tienes lo viejo- contestó.
A seguidas se puso de pie y caminando despacio se aproximo hacia su coqueta, sobre la cual había un cofrecito que desde pequeña anhelé poseer. Del mismo, extrajo un precioso collar de plata con un dije en forma de corazón que tenia incrustado una esmeralda. Lo deposito en mis manos y me dio un beso suave en la mejilla.
-Hace juego con tus ojos. Ahora si puedes casarte- apuntó.
Un barullo que provenía de la sala, me hizo recordar lo tarde que era.
-Abuela debo irme, me esperan- anuncié.
Apresuradamente me dirigí hacia la puerta y la abrí, pero regrese de inmediato para encontrarme con la habitación desierta, pero con el perfume de vainilla, característico de la abuela, flotando en el aire. Con tristeza, salí y no di mas de tres pasos cuando choque con mi madre, que nerviosa me preguntó, que hacía en la recamara de la abuela. Una lágrima se deslizó por mi rostro y mostrándole el collar a mi madre, le contesté: la abuela vino a darme su bendición.
te felicito porque son pocas personas las que escriben acerca delos abuelos y me imagino que tu tienes mucho amor por tu abuela como yo.gracias por este cuento. Gineth. NEW YORK.