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RETRATO DE UNA FRUSTRACION

En tres oportunidades me han preguntado cómo estaba y en tres congruencias escupí la farsa de un excelente, de un muy bien sobredimensionado.
Sí, una mentira más dentro de las miles de nervaduras de mentiras que se escapan de las ramas de mi mente...
Y observé mi rostro en ese espejo y era casi como un mar, el mar del francés Baudelaire tan parecido a mí misma, tan insondable y misterioso. Imprevisible en sus corrientes con su amargo abismo como mi amargura que me untaba constantemente con el cuchillo que él solía usar para hacerme sentir los errores, las nauseabundas fallas que nunca podía superar.
Y desde lejos, con los ojos repletos de lágrimas de ira pude observar su soberbia cuando lograba triunfar y evitar que los procesos se dieran en mí.
Eran sus pareceres los que se hundían en mis poblados, creyéndose el arreglo satánico que pretende amarme cuando en verdad solo me odia mientras miro la ventana de mis fantasmas y mis lujos inventados o inquietantes.
Y así estoy, como un alma totalmente expandida en este bosque que me han pintado en las paredes, sin hojas, más que las de mis primitivas tristezas.
Ojos desnudos, suavemente negros en los que brillan las lágrimas que no encuentran lugar o fórmula para hamacarse y no caer. Cejas de inocencia que poseía raramente para este futuro incierto que intentara desviarse a nuevas muecas profilácticas...
Y unas comisuras que custodian celosas distracciones en esta boca ulcerada y dolorida de ensueños que pocas veces sonríe.

Cómo me siento. Es que no hay más que infestación recibida, aullidos de burlas a cada instante.
Y así caigo de la cúpula de mi coloso ser; no navego las escalinatas, caigo...insisto en caerme por los pasadizos que pude volar meses atrás. Me colocan en pretéritos, me llevan a condicionales, me siento en potenciales y se me nublan los futuros...No hay certezas, ni pilares bien construidos en esa falsa creencia.

Descifro los prodigios pero piso el desierto y me hundo atormentada con únicos deseos de muerte.
Los tapices de mi vida pierden aquella iluminación alcanzada y me miento y les miento y prosigo así sin la sal marina. Sólo un río de vigilia sin flores que añora abrazar la aurora de algún verano diferente.
¿Qué hay de las gradas de oro, de las escalinatas de plata, de mis alas de torbellinos de luz que hubieras prometido después de una vida amándote? ¿Qué cosa o ser aniquila mis jardines? ¿Qué inhabilidad fatal me asalta cuando me roban el resplandor de lo que soy?
Escenas. Noches. Movimientos que nada mueven. Palabras que nada agitan. Espinoso fondo de un trasfondo molesto.
¡Vaya devoción de una adolescencia fatal!

Me siento un hada traviesa, indefensa, sin poderes para nada.
Impotencia que matiza mis guerras de genialidad...
Y pienso en qué saldo de juventud le resta a esta temporada infernal, mientras la sangre se me duerme en los lirios de mi destino y los barcos pasan navegando sin percatarse de este naufragio que me desnuda de toda condición y me marca el alma de dolores.
El hastío de una vida repleta de penumbras... vaya castigo de frivolidad que ahora me arde en las cuerdas vocales de estas neuronas.

Y qué queda. Permanece una farsa. Continúa. Mi gran inocencia me provoca un llanto frustrado y odio esta representación combativa.Yo soy la débil mientras los otros avanzan.Hay dicha en la debilidad-decías.

Así estoy desprovista de las herramientas conocidas, del tiempo bien ingerido, del honor de aquel camino trazado...elegido...
Pienso:”¿Me acostumbré a lo mismo una y otra vez?”.
Este es el infierno de un ángel que no pudo serlo. Noche infernal de confesiones lastimeras. De un amor que no fue amor. De una pasión de barro y hierro.
Ruinas. Reglas sombrías. Enredaderas que se extinguen alrededor de mi corazón y me sucumben...Sí, me consumen en la nada y en todo.
Mi sabiduría y mi paciencia arden en el remiendo que cubre mi epidermis.
Me convertí en una sinfonía decadente; débil quimera que me imposibilita todo viaje onírico. Y arrastrándome como una oruga imberbe sigo aquí. Me escapo.

¡Al diablo con este desgarrador infortunio!

De repente, un relámpago, un flash ilumina apenas la vanidad y el orgullo que se me despiertan lentamente y sin fragor.
Maldita esta vida usada a diestra y siniestra!
Mañana sólo un adiós añorará mi sol eterno y nada execrara mis miserias...
Cuándo podré decir que la victoria borrará mis inmundos recuerdos.
Si yo me vengase! Si supiera lo que es vengarse. Jamás permitiría eso mi excelsa ternura.
¿Me elevaré alguna vez como los albatros sobre el mar? ¿Alcanzaré la metamorfosis con alguna bendición de muchedumbres?
Negra esclavitud, ninguna jugada abolirá este ebrio azar.
¡Te maldigo infierno que me niegas la iluminación!

Autor: Norah M.Peralta Fecha de creación 20/08/03 09:57 P.M.
Datos del Cuento
  • Autor: Norah
  • Código: 4010
  • Fecha: 21-08-2003
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.68
  • Votos: 40
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5036
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