Viaje a “La Verga”
Estando yo de jocoso en una noche de copas, bebiéndome el sudor de mi esfuerzo académico, entre amigos y una que otra hetaira presente, hice yo un viaje, pero no cualquier viaje: ¡Un fantástico viaje! De esos que solo suceden una vez en la vida o al menos eso creía. Todo empezó porque a mi ya se me habían subido los ánimos en alcohol y me pareció gracioso hablar de política estando en ese estado, para mi no distaba mucho de lo que hacen los verdaderos expertos en la materia, pero eso si, yo estaba borracho, ellos ebrios o no da lo mismo. Era mi oportunidad de imitarlos a la perfección, de no ser porque me pesaba un poco la lengua al hablar y el equilibrio no me ayudaba mucho a mantenerme de pie sobre la barra del Bar “El Puerco”.
Bebí un trago más de mi alcoholito y ante la expectativa de los demás, empecé a hablar con ese don tan singular de una mezcla de costeño, con chilango y toques de norteño, con matices de mi tan florido y diverso lenguaje, dando entonación de discurso político con sus acentos y su fonética extravagante apantalla masas.
- ¡Amigos!, que digo amigos, ¡Hermanos! Al fin y al cabo todos somos hijos de la misma tierra, vivimos en una era de cambios, en la antigüedad éramos esclavos, después fuimos siervos, luego obreros, después empleados y hoy somos accionistas minoritarios de las empresas para las que trabajamos, pues invertimos lo único que tenemos de valor: nuestra vida, nuestro tiempo y eso ya nos hace socios del gremio de miles de empresarios que hay en el país. Antes estábamos jodidos y molestos con la crisis del país, hoy estamos más jodidos, pero felices porque ahora sabemos que podría ser peor…- hice una pausa para tomar otro trago de mi bebida. Alguien intentó bajarme de la barra pero fui ayudado por un par de colegas que les interesaba lo que decía o por lo menos les daba risa.
- Compañeros, vamos a conquistar el país y dominar al mundo, la unión hace la fuerza y la fuerza desplaza lo débil, lo que no sirve, lo que estorba y a nosotros nos estorban muchas cosas, el régimen popular nos tiene doblegados y creen que vamos a vivir de puras chelas pero también tienen que comer nuestros hijos y nuestras mujeres. No permitamos que… - No terminé mi discurso improvisado porque alguien, de no se donde, me gritó: “¡Vete a la verga!” y me lo dijo con tantas ganas que así fue.
Se abrió un hueco en el piso, como un hoyo negro y vi un letrero que decía “La Verga 66.6 KM” Fui jalado por una fuerza extraña, como si fuera una aspiradora, hacía ese extraño túnel de colores como remolino que se hacía ancho y angosto y otras veces oscuro, parecía que no tenía fondo. Estaba tan asustado que hasta se me salió todo el alcohol que había tomado en una micción involuntaria que me regresó a la lucidez al sentir lo tibio de mi miedo corriendo por mis piernas. Entonces aterrice en una nube negra que al parecer era una maraña de bellos púbicos gigantes en forma de arbustos que se extendían por bastos campos, sembrados de eso, en la lejanía; un paisaje nada bonito, tomando en cuenta que un gran testículo era el sol y otro, el de más abajo, era la luna; como un eclipse disparejo.
Caminé un poco por una vereda medio lampiña que me permitió moverme más rápido. No sabía a donde iba hasta que vi un señalamiento con una flecha que decía “La Verga 1 KM” había recorrido en muy poco tiempo casi todo el camino. Caminé mirando para todos lados, explorando con la vista todo el lugar, buscando a más personas, pero iba solo. Buscaba una señal y entonces topé con un gran letrero de neón que decía “Bienvenido a la Verga” no sabía si sentirme feliz o preocuparme mucho porque había ya había llegado a mi aparente destino.
Seguí avanzando con miedo, y un poco más adelante pude verla. Ahí estaba en medio de un valle, como en un hueco, gigante e imponente. No era como me la imaginaba, oía ruido pero no veía nada más, sólo veía ese pedazo de cuerpo en un estado de constante erección asentado en la planicie rodeada de toda esa maleza negra. Un montón de gente llegaba por otros “túneles de usuarios frecuentes” y entraban por una puerta, la única visible en esa gigantesca masa. Bajé por el sendero para llegar a la puerta y un tipo con un extraño sombrero en forma de “glande” me habló:
- Si es la primera vez que vienes, tengo mapas, boletos para las atracciones, para ir a ver a los “artistas”, hoteles, recuerditos, etc. ¿Que dices? –
- Pues dame un mapa nada más, quiero saber como salir de aquí –
- Aquí tienes, son 10 pesos, pero el que dice como salir vale 100 –
- ¡Vete a la…! -
- …Ya estamos aquí valedor. ¿Vas a pagar o no? Tú solo puedes encontrar la salida pero puedes tardar días, meses o hasta años. –
- ¡Dame el maldito mapa para salir de aquí¡ - me hizo enfadar el tipo.
Ya tenía una guía para salir de aquí, según el mapa decía: “Para salir de aquí, primero entre a “La Verga” por el meato del glande y se va derecho por la fosa navicular y llegará a la avenida la Uretra…” no podía ser más claro para mí. Entré con mucho miedo, veía que muchos más entraban pero no salían. Me encontré en un túnel muy iluminado y con mucha gente que iba para la misma dirección, algunos iban felices. Pensé que sería un largo trayecto pero en cambio, sólo fueron unos cuantos metros y ante mi estaba una gran ciudad en línea recta, que era atravesada por una avenida principal en la mitad de esta. Había un tipo intentando vender algo y le pregunté como llegar al centro, seguro que allí me dirían como salir de aquí.
- … Tomas un “Espermabus” que diga centro y listo, pero necesitaras un mapa o te perderás, te vendo el mío… – al parecer todos eran estafados por el primer tipo.
- No hace falta ya tengo uno gracias – pensé en vender también mi mapa después.
Vi que se acercaba una especie de camión con cola y en la parte de enfrente decía “Centro” rápidamente le hice la parada. Al llegar al centro había más gente que en cualquier ciudad donde hubiera estado, nadie parecía ser malo y todos andaban felices recorriendo toda la ciudad que, al decir verdad era muy bonita: Pavimentada hasta el último rincón, sin contaminación (los “espermabus” usan carbohidratos para moverse mediante un sistema de mitocondrias integrado en las colas), había muchos hoteles, un gran parque, un lago, muchos edificios no muy altos, pista de hielo, teatro, muchas luces iluminaban las calles aunque fuera de día, música alegre, tiendas donde todo era gratis pero sólo podías llevarte dos objetos por visita, todos hablaban español. A pesar de venir de muchas partes del mundo la mayoría eran mexicanos. También había juegos mecánicos, casinos, bares y lo mejor que vi fue un café-librería muy sicodélico al que iba poca gente, me acerqué a ver como estaba con la esperanza de ver a alguien conocido, y así fue.
- ¡Fernando! ¿¡Como estas!? que bueno que te encontré por aquí –
- ¡David!, ya se me hacía raro que no vinieras alguna vez, ¿Que te trajo por acá? – al parecer Fernando ya había venido muchas veces
- Pues no vi quien me mandó para acá y ya había cruzado un túnel bien largo y aterrice en una nube negra de pelos y luego… –
- ¡Ay cabrón! te viniste por el camino viejo, esta pesado por ahí. Es que es la primera vez que vienes pero solicita tu credencial de “amigo frecuente” para que a la otra te vengas por la vía rápida y te dejen ahí en la mera entrada –
- Gracias por el consejo, pero ¿Y a ti que te trajo por aquí? – imaginé su respuesta.
- Emmanuel, ya sabes, pero no tarda en llegar, yo también lo mandé para acá, lo bueno que aquí todos somos amigos y nadie pelea – prendió un cigarro.
- Pues aquí lo esperaremos en el café, oye, cambiando de tema ¿Cómo funciona este lugar?, ¿Quien lo arregla? y ¿Quien hizo todo esto? – eran preguntas obligadas.
- Este lugar funciona por si sólo, si lo manejara alguna persona ya hubiera valido madres como todo en donde mete sus manotas el ser humano. Como hay muchos políticos, empresarios y gente influyente que seguido mandan para acá, algunos casi viven aquí, pues han arreglado todo para pasarla mejor, siempre ponen algo nuevo y hasta pavimentaron toda la ciudad; lo que no hacen por allá lo hacen aquí, como quien dice son buenos. Nadie puede estar aquí por mucho tiempo, así que disfruta del tiempo que te queda, trata de ver todo lo que puedas de la ciudad, nunca acabas de verla toda. La urbanidad esta situada a lo largo de lo que es la verga: en los cuerpos cavernosos y esponjosos. La avenida la Uretra atraviesa toda la ciudad y se extienda más allá, hasta la fosa intrabulbar, de ahí para allá hay una cuchilla, por ahí por la próstata donde están los barrios bajos, si te vas para arriba llegas a la vejiga pero tienes prohibido ir para allá, es como una presa y nunca se abre o sería el fin de todo esto. Para abajo te vas por el conducto eyaculador y llegas hasta las vesículas seminales, si te sigues más para allá todavía llegarías a los testículos pero ya para aquellos rumbos nadie conoce y hay puro monte, lo interesante esta por aquí. –
- Por lo que veo conoces muy bien todo esto, oye y ¿Que tal esta el café aquí? ¿También dan “colita”? – ya empezaba a sentirme mejor.
- Claro que si y hay toda clase de panes para acompañar y todo es gratis -
- Oye y ¿Como vamos a salir de aquí? – aun seguía preocupado por regresar.
- Para salir de aquí no te preocupes, sólo duras 2 o 3 días, a veces más, esto equivale 2 o 3 minutos en tiempo real. Para salir tienes que agarrar un “espermabus” para el norte de la ciudad, allá en los conductos seminíferos te subes a un “trenspermatozoide” y saldrás más rápido de lo que te imaginas, yo creo que nos vamos a ir juntos, llegamos casi al mismo tiempo... Mira ahí viene Emmanuel, te dije que iba a venir –
- ¿Qué onda “lumpens”?, sabía que encontraría al Fernando aquí, pero a ti David, no te esperaba, ¿Ya pidieron café? ¡Todo es gratis! – otro amigo frecuente.
- Ya pedimos. Le decía a David que La Verga es un lugar a toda madre, pero sólo puedes llegar aquí si quien te manda para acá lo hace de corazón o si de verdad lo tienes merecido – comentó Fernando.
Seguimos hablando por un buen rato y decidimos salir a buscar un hotel donde quedarnos, me sentía extraño en aquel lugar pero empezaba a comprender muchas cosas. Como era la primera vez que iba, visitamos algunos museos, bares, antros y hasta una peluquería donde a todos les ponían el cabello “afro”. Leímos algunos libros que han sido mandados para allá y también fuimos a la tienda de discos donde a pesar de no haber música buena, eran gratis. Fuimos a comprar ropa que ya había pasado de moda y por eso la mandaron para acá, vimos un poco de TV, creo que eso era lo único que no necesitaban mandar para que se viera allí también. Encontramos una tienda de drogas a mitad de la avenida principal llamada DROXXO no podíamos creer que tuvieran de todo, estantes y aparadores llenos de pastillas, polvos, hierbas, líquidos y hasta té, llevamos un poco de todo para ponernos místicos allá en el hotel y salimos de ahí. Al parecer ni Fernando, ni Emmanuel la habían visto antes. Conocimos a unas chicas medio fresas, con las que compartimos el cuarto de hotel, la ocupación estaba al 110% Casi todo el tiempo. Tomamos unas cervezas y nos pusimos unos buenos pasones entre bacanal y bacanal, en La Verga sólo basta bañarse bien para quitarse los malestares de la cruda y otros males parecidos. Los tres días que estuve se fueron tan rápido y al final ya no me quería ir pero tenía que hacerlo, mi tarjeta de visitante ya había vencido y esa la piden en todos lados. Lo malo es que no me podía llevar nada de ahí, eso sí, cuando regresara ahí estaría todo otra vez. Lo peor era que seguramente no recordaría nada, en el trayecto de regreso estamos expuestos a muchas ondas electromagnéticas que nos producen amnesia y por eso nadie recuerda su visita a La Verga. Algo que me quedó claro es que a todos parece gustarles “La Verga” aunque no se acuerdan de nada.
Salimos en la mañana del hotel y nos despedimos de nuestras amigas que todavía estarían un día más por allá, sabíamos que en el mundo real ni siquiera nos voltearían a ver y por eso aprovechamos bien el tiempo y ya íbamos satisfechos. Realmente era una lástima que no recordáramos nada de esto, pero seguramente nos volveríamos a encontrar. Me despedí de Fernando y Emmanuel y subimos cada quien a un “Trenspermatozoide” dónde sólo cabía una persona. Entonces se escuchó una voz que decía: ¡Feliz eyaculación y los esperamos la próxima! Y antes de que pudiera dar las gracias salimos disparados a la velocidad de la luz. Sólo vi una luz blanca al final del túnel de regreso y cuando abrí los ojos estaba de nuevo en el oscuro bar.
- ¿Que demonios me pasó? - Estaba desconcertado totalmente, no recordaba nada.
- Pues “compa”, no es por alarmarte, pero te dieron un botellazo cuando estabas hablando y pues por poco y creímos que te nos morías –
- El culpable ya fue por una ambulancia, esta arrepentido de hasta haberte mandado a la verga, la neta si anda espantado – comentó otro compañero.
Aun no sabía exactamente que pasaba, me dolía mucho la cabeza por el botellazo, y busqué en mi bolsillo algún pañuelo extra para limpiarme el sudor que apenas me dejaba ver bien con quienes estaba. Saqué un papel doblado y lo extendí para ver que era antes de usarlo: sólo era un dibujo topográfico de la estructura interna del pene y tenía una extraña nota que aunque no era mi letra decía: “Para salir de aquí, primero entre a “La Verga” por el meato del glande y se va derecho por la fosa navicular y llegará a la avenida la Uretra…” entonces empecé a recordar todo: el túnel, el camino, la entrada, la ciudad, el espermabus, el café, Fernando, Emmanuel, el hotel, las drogas, las chicas, el “trenspermatozoide”, la luz y ahora, el bar. - ¡Fui a la verga! – Grité. Todos rieron a carcajadas, me tomaron de loco y me sacaron del bar porque ya estaba haciendo mucho desmadre de más, según ellos. Pero estaba tan sobrio que salí de ahí y corrí al café donde me la pasaba con Fernando y Emmanuel, ahí estaban hablando más tranquilos después de haber discutido. Me senté con ellos y les conté lo que pasó. Sorpresivamente ellos también empezaron a recordar todo y con la emoción de recordar más a detalle lo que habíamos vivido caminamos al muelle, quien nos oyera seguramente pensaría que estábamos ebrios, marihuanos o locos. Ya en el muelle vimos a tres chicas bajar de un auto lujoso, eran las mismas que conocimos en La Verga y para estar seguros les pregunté con toda cautela y sutilidad que se me pudo ocurrir: -¡De casualidad ¿Ustedes ya han ido a La Verga?! – una sonrisa extrañada en sus rostros nos dijo todo. No les dimos muchas explicaciones para que lo recordaran y nos dijeron que nos subiéramos al carro. Nos dirigíamos a algún hotel para repetir la aventura, en el camino casi atropellamos a un transeúnte y Fernando le gritó: - ¡A ver si para la otra te fijas!, ¡luego porque uno los deja embarrados en el piso! - Desgraciadamente el tipo contestó muy molesto: - ¡Váyanse a la mierda! - Entonces se abrió un gran agujero y como una aspiradora, se tragó el carro.
Me encantó el relato, pero seguramente que ese día te dieron "poronga" de la buena, supongo que perdiste el orto en ese realto y de ahí que kedases tan "descolocao" respecto a la realidad que nos tocó vivir. ¿Cómo sos, boludo...no te rompieron el 7? ¡Estuviste de suerte, deja de beber y no te hagas el loko o t'envio mi "yira" para que te haga un pete y te vuelva totalmente loco. Pato