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Viaje maldito

Un matrimonio que por motivos de trabajo decide viajar a Barcelona, lleva consigo a su hija que tras una enfermedad ha perdido el habla. En el lujoso hotel donde se alojan la niña presencia un asesinato en el cual el asesino le clava un puñal a la víctima en el pecho después de una larga discusión, la niña se encontraba por los pasillos, ya que había salido a dar una vuelta por el hotel porque se aburría en la habitación.
El asesinato tuvo lugar en el cuarto de limpieza y la niña pudo observar el rostro del asesino, pero éste no la pudo ver a ella, ya que estaba muy ocupado intentando ocultar el cuerpo. La niña corrió cauta y veloz hacía la habitación y comenzó a golpear la puerta con todas sus fuerzas, su respiración estaba a mil por hora.

Sus padres abrieron asustados y le preguntaron que había pasado, por qué estaba tan sofocada. Las manos de la niña comenzaron a moverse muy rápidamente intentando explicarles lo que había visto, pero sus padres no parecían entenderla, todavía no habían aprendido bien el lenguaje de los signos, así que la niña cogió un cuchillo que se encontraba encima del minibar.

Los padres se asustaron muchísimo, porque no comprendían aquella situación. El padre pensaba que a Isabel la había entrado un ataque de nervios y les quería matar, en cambio la madre se angustiaba al pensar que habían querido atacar a su hija. Sin mediar palabra alguna, el padre agarró a la niña y la quitó el cuchillo a pesar de la resistencia que manifestó su hija.
Rocío, la madre de la testigo la abrazó con fuerza hasta que Isabel comenzó a llorar y se tranquilizó.

Llegó la hora de cenar, Rocío y su marido Rogelio, junto con su hija Isabel salieron de la habitación y fueron hacia el ascensor. Lo llamaron, se abrió la puerta y entraron. Pulsaron el botón en el que ponía restaurante y la puerta se cerraba cuando unos centímetros antes de que chocaran ambas puertas apareció una mano que hizo que el ascensor se abriese de nuevo. Entró un hombre corpulento, de pelo grisáceo, vestido con un traje oscuro. Isabel al verlo tembló y se arrinconó en la esquina del ascensor, era aquel hombre que asesinó a la persona que se encontraba en el cuarto de la limpieza.

-¿Qué te pasa?- le preguntó su padre.
-¿Te he asustado?- le dijo el hombre corpulento.
Al abrirse el ascensor Isabel echó a correr, salió del hotel y...

-¡Eh! ¿Qué pasa aquí? Venga chicos a cenar y luego a recoger vuestras tiendas de campaña porque mañana cambiamos de campamento.

SERGIO: Vaya, la monitora siempre nos tiene que fastidiar en los mejores momentos...
SARA: Luego vas a seguir contándonos la historia de miedo, ¿verdad Carlos? Es que estaba empezando a pasármelo muy bien.
CARLOS: Sarita, Sarita...Espero que cuando continúe esta noche sigas opinando los mismo y que no te arrepientas, porque si eso ocurre me vas a estar dando la plasta el resto de la noche con que no puedes dormir, tienes miedo y bla, bla, bla. Las tías siempre sois así de plastas...

Durante la cena...
CARLOS: ¡Escuchadme!, podríamos ir al río a continuar la historia, una vez se hallan dormido los monitores, ¿os gusta la idea?.
SARA:¡Sí, sí! ¡sería estupendo!.
MARÍA y JUAN: ¡Está bien, será estupendo!
Terminaron de cenar y fueron a las tiendas.
-¡Bueno chicos, a dormirse pronto que mañana madrugamos!-, les dijo la monitora.
Pasada una hora....
CARLOS:¡Hey chicos! ¿Estáis despiertos? ¡Vamonos ya hacia el río!
MARÍA: ¡Yo sí!
SARA y JUAN: ¡Vamonos!

Los chicos salieron sigilosos de sus tiendas con las linternas apagadas, llegaron hasta una colina en la cual encendieron las linternas y bajaron por ella hasta llegar a la orilla del río.

CARLOS: Bueno chicos, poneros cómodos que esto solo acaba de empezar...
Retomaré un poco la historia: Al abrirse el ascensor Isabel echó a correr, salió del hotel y cruzó las verjas del hotel y la carretera. Sus padres intentaron seguirla pero Isabel iba vestida de oscuro y no lograban verla porque la nebulosa noche tampoco ayudaba mucho. La niña corría sin volver la vista atrás y llorando desconsoladamente.

Llegó a un pequeño precipicio y al no poder ver demasiado bien por la sombría noche y por sus propias lágrimas cayó por él quedando inconsciente. A los pies del precipicio había un río como este, con gran caudal.

SARA: ¿Puede que estemos cerca de aquel hotel?
CARLOS: Ummm...Puede, puede.
CARLOS: Ummm...Puede, puede. ¡Me acuerdo, ese río se llamaba igual que este!, río Mort, que significa muerte. Estamos cerca de la ciudad, ¡quizás encontráramos aquel lugar...y también el hotel! .
SARA: Estoy empezando a tener escalofríos, me da miedo el reflejo de la luna llena en el agua, parece una cara que nos vigila. Me siento observada.
MARÍA: ¡Ahhhhhhh! ¡Ahhhhhhh! ¿Habéis visto eso? ¡Hay alguien detrás de ese árbol! ¡Alguien se ha asomado, parecía un....un....un....hombre lobo! ¡Me quiero ir de aquí, vamonos Juan!
CARLOS: ¡Tranquilos!, me acercaré para que veas que no hay nadie.
MARÍA: ¡Noooo! Lo mejor será que nos vayamos, es nuestra última noche y no me gustaría que nos ocurriese algo malo.¡Tengo malas vibraciones!
SARA: Puede que haya sido la sombra de algún árbol, la luz de la luna crea unas sombras muy extrañas.

Carlos se levantó, cruzó el río por una rocas y llegó hasta el árbol donde María había visto aquella cosa...
CARLOS: Sara eres una mie.........¡ah!
SARA: ¡Carlos! ¡Carlos! ¡ Chicos , por Dios , vamos a hacer algo!
MARÍA: ¡ Es que yo no me atrevo a ir a buscarle ! Pero , ¡qué hacemos! ¡Carlos, Carlos!
JUAN: ¡María! Vamos a buscarle, pero tranquilas, por favor, y no hagáis mucho ruido.Psiii...

Todos se acercaron lentamente. Iban con los ojos muy abiertos, pero no lograban ver nada. Se agarraban los unos a los otros con tanta fuerza que casi se tiraban entre ellos al río.
Cuando llegaron allí vieron una terrorífica imagen, Carlos estaba tirado en el suelo. Su cabeza estaba encima de una gran piedra. Todos gritaban angustiados, pero de pronto Juan notó que en la piedra no había ni gota de sangre de su amigo, y empezó a insultar a Carlos.

Todos se quedaron extrañadísimos, cuando sin darse cuenta Carlos estaba de pie , riéndose a carcajadas.

CARLOS: ¡Lo siento!, era una buena oportunidad para asustaros. No he
visto a nadie por aquí. Si queréis volvemos al otro lado del río y
os cuento el final de la historia, no querréis iros a dormir si
saber el final, ¿no?.
SARA: Yo sí quiero saber que pasó con la niña.
MARÍA: A mi no me apetece mucho, ¡después del susto que nos has
dado!

Volvieron a cruzar el río y se sentaron en el mismo lugar de antes.

CARLOS: ¡Está bien!, continuo. Isabel, la niña, había caído a un
precipicio y quedó inconsciente, ¿os acordáis?. Cuando despertó no
sabía donde estaba, miró hacia arriba y un foco la deslumbró
cerrándose de nuevo sus ojos…¡Qué niña más bonita!, ¿qué le habrá
ocurrido?, dijo una voz que parecía de mujer. Volvió a abrir sus
pupilas despacio y ya pudo ver como aquel sonido procedía de un
horrible rostro desfigurado que se encontraba a escasos centímetros
de su cara.

Al abrir los ojos se asustó muchísimo, pero a pesar de intentar gritar no podía por su enfermedad.

La mujer q se la encontro era una mujer mayor que se había retirado de la civilización por su deformidad en el rostro. llevaba viviendo alejada de la sociedad desde que nació, ya que sus padres se adentraron en el bosque para ocultarla y no pasar vergüenza.

El monstruo no quería hacerla daño, pero la verdad es que sus apariencias no inspiraban a la niña mucha seguridad y confianza.

¡No tengas miedo! Llevo aquí mas de cincuenta años y nunca había entrado nadie, al verte me recordaste a mí cuando me abandonaron en el bosque, me gustaría ayudarte, dijo la anciana.
Isabel continuaba inmóvil cuando de repente se levantó hacia una mesilla que había junto a una cama y cogió un lapicero. ¿Qué quieres hacer?, preguntó la viejecita, ¿quieres decirme algo? Ya me he dado cuenta de que no puedes hablar, cuéntame lo que te ha pasado.

Isabel agarró el lápiz y comenzó a dibujar lo que vio en el cuarto de la limpieza del hotel, las líneas eran irregulares porque su mano temblaba.
¿Así que por eso huías?¡No te preocupes, iré contigo a la ciudad y solucionaremos esto!. La anciana iba cada día a la ciudad con una capucha que le cubría la cabeza, lo hacía siempre de noche para que la gente no se asustara de su rostro, pero en esa ocasión iba a ser vista para poder ayudar a alguien. Le había llegado el momento de mostrarse a la gente.

-Pasaras aquí la noche y mañana por la mañana iremos a la ciudad y explicaremos lo sucedido, ahora descansa- le dijo la anciana.
Mientras tanto la policía, junto a sus padre, rastreaban los alrededores del hotel sin éxito alguno, y decidieron esperar a salida del sol para continuar con su búsqueda.

Las dos tardaron en dormirse, parecía que se encontraban muy a gusto la una con la otra. La niña no podía dejar de mirar a la mujer, no podía evitar la curiosidad por conocer ese rostro, pero comprendía que no debía mirar más de la cuenta.
La mujer muy amablemente la contó un cuento y se sintió muy a gusto al ver que la niña no la rechazaba, que agradecía sus cuidados.
Sin embargo, al día siguiente, cuando se disponían a salir del refugio se encontraron con la policía. Estos pensaron que la había estado reteniendo toda la noche y la arrestaron. Isabel, lloraba y lloraba, pero con la llagada de sus padres creyó poder hacer algo para ayudar a su nueva amiga.

Corrió hacia ella y la abrazó fuerte. Los dos policías que le acompañaban intentaron que se soltase pero no pudieron.
-¡Vete con tus padres!, es normal que no confíen en mí, dijo la anciana con la mirada caída.
Isabel soltó una de sus manos para introducirla en el bolsillo de la cazadora y extraer la hoja que había dibujado la noche anterior. -¡A...A...se...si...si!, articuló Isabel mientras daba el dibujo a uno de los policías. -¡..no!-finalizó la anciana.

Todos los que se encontraban allí se quedaron alucinados cuando escucharon aquellas sílabas de la niña, -¡Ha hablado!-gritaron sus padres que corrían hacia ella.

-¿Qué significa este dibujo?-preguntó el comisario que se encontraba junto a Isabel, ¿alguien me lo puede explicar?-prosiguió.
La arrestada levantó la cabeza ante el asombro de todos y dijo:-Obsérvelo bien y haga caso de lo que hay allí dibujado, ¿por qué creen que la niña huyó del aquel hotel?.

-¡Suéltenla!-dijo el comisario a los dos policías que la agarraban.
Los padres temblaron al observar el dibujo y hablaron con la policía para ayudar a resolver el asesinato que su hija había presenciado. Los agentes pidieron disculpas a la señora que había dado auxilio a Isabel.

CARLOS: Como siempre la poli metiendo la pata.
MARÍA: ¿Y los padres no se lo agradecieron a la monstruo?
CARLOS: Si, la pidieron que se convirtiese en la babysiter de Isabel, ya que la niña había pronunciado algunas sílabas por ella y parecía que se llevaban bien.
ANA: ¡ Qué guay!
MARÍA: Pero ¿ella acepto?
CARLOS: Al principio lo dudó bastante, pero vio una oportunidad para alejarse de la soledad en la que vivía y aceptó.
Lo malo ocurrió unos meses después...
ANA: ¡ Qué!
CARLOS: La policía llegó un día a la casa de la familia con la que la monstruo vivía , y volvió la volvió a arrestar.
MARÍA: ¿ Por qué? ¡ Qué incompetentes!
CARLOS: Ja, ja, ja. La culpable del asesinato era la que había estado cuidando a Isabel durante meses, con total confianza de los padres.
Al ver de nuevo , que la arrestaban , Isabel chilló con todas sus ganas, pronunciando varias frases. Por su cabeza pasaron mil pensamientos y entre otros ¿ a pesar de ser la culpable, quería que siguiese con ella? .
FIN
Datos del Cuento
  • Autor: Josean
  • Código: 13823
  • Fecha: 14-03-2005
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 6.02
  • Votos: 60
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4520
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