Es madura y me vuelve loco. Tantos años corriendo tras las mujeres y ellas tras mi, viviendo noches de copas, noches locas, repartiendo amor aquí y allá... el placer, mi medicina, las mujeres mi cura.
Y ahora ante ella soy un insignificante hombre que se conforma solo con su compañía. Junto a ella siento que todo es perfecto y que el tiempo no existe.
Ella, casada con un condenado a muerte por una incurable enfermedad, lo llena de los mimos y cuidados que yo desearía para mí. ¡Cuantas veces he deseado que su tiempo hubiese acabado...! Cada día de vida que él supera, es un día menos que yo tengo... La amo con locura y ella me corresponde. Le robamos al tiempo los momentos cuando ella encuentra pretextos para viajar y así encontrarnos en algún lugar donde podamos pasar desapercibidos. Nos devoramos a besos...
Ahora que más la quiero la sombra de la incertidumbre cae sobre nosotros al recibir la noticia de que ella tiene un tipo de tumores que pudieran ser malignas. Mi corazón pide y espera que no sea así, mientras nuestro amor tendrá que permanecer en compás de espera...
Al menos aquí hay un poderoso y fatal impedimento. Al menos no habrán reproches por lo que dejó de hacer. Saludos.